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Luis Tena: "He disfrutado cada clase como un niño"

14 | 05 | 2024

Después de 44 años como profesor de la Escuela de Arquitectura, el pasado martes 23 de abril Luis Tena impartió su última clase. Cuando le preguntan quién es, él responde con mucho orgullo: “el profesor más viejo de Arquitectura”.

De familia numerosa (12 hermanos) y de Bilbao, Luis Tena llegó a la Universidad en el año 1969. Aprovechó que un amigo estudiaba en Pamplona para venir una semana y conocer la Escuela de Arquitectura. Se acercó a algunos profesores y les mostró sus dibujos. Tena cuenta que al principio los docentes no estaban muy convencidos, pero al terminar la semana le animaron a hacer el previo. El examen era el 14 de julio: “Mientras todos estaban celebrando el último día de Sanfermines, yo estaba estudiando como loco”, apunta. Cuando lo aceptaron confiesa que fue el hombre más feliz del mundo. Después de seis años como estudiante y 44 como profesor, se despide del campus de Pamplona. Seguirá impartiendo clases en el Máster Universitario en Arquitectura hasta diciembre en Madrid.  


2024. Luis Tena impartiendo su última clase

¿Cómo recuerdas tu etapa como estudiante?

Los primeros años fueron muy duros, de cuarenta alumnos quizás aprobaban cinco. Cursé Geometría Descriptiva con Fernando Nagore. Me dijo que mi proyecto tenía “cierta gracia”, para mí fue un cumplido y gané mucha confianza en mí mismo. 

También comencé a trabajar con el profesor Curro Inza, un arquitecto con mucho prestigio en España. Era muy entrañable, abierto y empático. Había puesto un estudio y contrataba a todos los estudiantes que quisieran. Para mí fue una escuela paralela porque pasaba muchas horas con él trabajando. Falleció cuando estaba en cuarto de carrera, lo que nos dejó a todos como huérfanos y muy desolados.

¿Y cuándo inició tu trayectoria docente? 

Me llamó Leopoldo Gil Cornet Nebot, el entonces director de la Escuela, para ofrecerme esta oportunidad. Admiraba mucho a Curro y consideró que quienes éramos sus discípulos podríamos incorporarnos como profesores a la Escuela. En ese entonces yo tenía 27 años y daba clase a chicos de 24 en la asignatura de Proyectos. A partir de ahí no he hecho más que aprender. Más tarde, después de una estancia en Londres, comencé a especializarme en temas de Urbanismo. 


1990. Luis Tena recibió un premio en el Concurso de ideas para el desarrollo urbano de Canfranc (Huesca)

¿Qué es lo que más te ha gustado de estos años?

Dos cosas: lo que te enseñan los alumnos y la amistad que entablas con ellos y con el resto de profesores. He disfrutado cada clase como un niño. Me gusta lo que tiene de actuación: hablar en público, preparar las clases, investigar y estudiar. Durante 44 años he bajado a la Escuela con ganas. Cuando vuelvo a subir a mi estudio y me meto en la realidad, me doy cuenta de que es un poco más áspera. 

También he tenido la suerte de colaborar con los mejores arquitectos del mundo, como Juan Navarro Baldeweg o Rafael Moneo. Agradezco a la Escuela que me escogiera para trabajar con ellos porque, gracias a eso, hoy los considero amigos. 

¿Qué consejo le darías a alguien que está iniciando su carrera como profesor?

La carrera de profesor ahora es una carrera de obstáculos. Ser profesor es tener entusiasmo y ganas, gusto por la investigación y por transmitir conocimiento, ilusión de ver a los estudiantes ser mejores. Para mí, el escuchar a un alumno decirme “quizás no lo sepas, pero me has ayudado mucho” es un regalo. 

Merece la pena la docencia. Yo he sido mucho mejor profesional y, sobre todo, mejor persona. Me siento agradecido con la Universidad y con la Escuela por el contacto continuo con la gente. Los alumnos son lo mejor que hay. 


2019. Luis Tena evaluando los proyectos de los estudiantes de Arquitectura

¿Qué tal tu última clase? 

Me lo pasé muy bien. En esa asignatura tienen el primer contacto con la ciudad, pero no desde un punto de vista exclusivamente técnico, también la ciudad como la creación artificial más importante de la civilización. Me encanta la definición que hace Alberti, un tratadista del Renacimiento, que dice que la ciudad es una gran casa y la casa es una ciudad pequeña. 

He intentado hacer mi versión. En mi definición, la ciudad son las casas y calles dispuestas, variadas, sabias y bellas. Aristóteles decía que las personas iguales no pueden formar una ciudad, hace falta gente de distintas edades, orígenes, habilidades y todo tipo de conocimientos: topografía, política, arquitectura, sociología, economía… Por último, tiene que ser bella. Aunque somos pretenciosos, considero que los arquitectos somos una mezcla de artistas y técnicos que perseguimos la belleza.

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