El cineasta José Luis Garci y el crítico de cine Eduardo Torres-Dulce han mantenido un encuentro en el Teatro del Museo Universidad de Navarra ante 200 asistentes. En el coloquio, enmarcado dentro del programa de cine del ciclo Cartografías de la Música, han dialogado sobre adaptaciones de obras literarias a la gran pantalla. El coloquio ha sido moderado Rafael Llano, director de Programas Públicos, Investigación y Docencia del Museo.

Garci, que ha adaptado obras de Benito Pérez Galdós como El abuelo o los Episodios Nacionales en Sangre de Mayo, ha señalado que “la literatura es un buen campo para hacer películas, sobre todo el teatro”. Asimismo, ha apuntado películas como Tristana de Luis Buñuel, que ha calificado de “extraordinaria”: “Es la adaptación en imagen de lo que tú sientes cuando lees a Galdós. Adaptar es un don especial”.

En este sentido, Torres-Dulce ha subrayado la dificultad de trasladar una pieza literaria a la gran pantalla y ha recordado que “hay que respetar la idea de la obra”. El crítico ha señalado algunas adaptaciones sobresalientes como El gatopardo de Visconti o La edad de la inocencia de Martin Scorsese: “Hay películas que no puedes dejar de ver”. Sobre esta última, ha destacado que “es muy difícil de adaptar. Él y su guionista lograron trasladar ese mundo de la aristocracia y relaciones subterráneas. Está todo ahí”.

También ha recordado dos novelas que el propio Garci quería llevar al cine pero finalmente los proyectos no salieron adelante: El hereje de Miguel Delibes y La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón.

Sobre la escritura de guiones y el rodaje, el realizador ha apuntado que “son como los planos. Cuando está bien, en el rodaje puedes improvisar. Entra todo perfecto. Es como contar bien un chiste”. Torres-Dulce ha ilustrado muy bien esta idea con una curiosa anécdota de Casablanca: “Sabían cómo acababa la película, pero no cómo resolverlo. El mítico final surgió de camino al estudio”.

Futuro del cine

Sobre el futuro del cine, Garci ha apuntado que ya “he superado que no haya cines, eso es viejo ya. Hace veinte años era otro mundo. Todos los antes tienen cosas estupendas. Y eso es lo que no se debe perder. Hay que incorporar al futuro, que ya ha llegado, lo bueno del pasado y guardarlo. Tienen que convivir”. En este sentido, ha agregado que “el cine acabará en los museos, un lugar para el séptimo arte, y también estará en casa, naturalmente”.

Preguntado sobre El crack 3, su nueva película, el realizador ha explicado que la rodó en cinco semanas con “un equipo estupendo, de gente joven”, aunque sintió “nostalgia” al recordar a los compañeros de otras películas. La estrenará previsiblemente en septiembre. “Fue un rodaje muy fluido, rápido,  y esto te hace pensar en otra película, otro argumento. Si hay posibilidades, me sigo bien y con entusiasmo, la haré. A mi edad – tiene 75 años – todos los de Hollywood ya se habían jubilado. El cine es duro pero en un plató me siento como en casa”, ha explicado.