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María Antonia Frías, Profesora de la Escuela de Arqutiectura

Zaha Hadid, ejemplo y estímulo

   
jue, 07 abr 2016 18:16:00 +0000 Publicado en Diario de Noticias

La noticia del fin repentino y prematuro de su vida, en la cumbre del éxito profesional, ha sido comentada en los medios internacionales y nacionales más relevantes, conmocionándonos a todos. Aquélla a quien habíamos visto triunfar en numerosos concursos desde sus inicios, con espectaculares y preciosos dibujos arquitectónicos que muchos juzgaron irrealizables, dejaba tras de sí, con sólo 65 años, una obra original e intrépida, tan paciente y laboriosa como apasionada y espléndida, realizada ya por todo el mundo. Labor que ha extendido también a tantos campos afines, especialmente al diseño en todas sus vertientes.

Estos días los medios han mencionado y mostrado muchos de sus trabajos; y también algunos autores de artículos, como Anatxu Zabalbeascoa, han dejado constancia tanto del esfuerzo suplementario que tuvo que hacer como mujer en un campo predominantemente masculino, como del talante que le permitió perseverar sin considerar ningún drama la dilación de los encargos que debieron seguir a su merecido éxito. Aunque hasta principios de los años 90 no pudiera comenzar a construir sus proyectos, ya premiados antes, es imposible resumir aquí su numerosa obra. El aparcamiento y terminal Hoenheim Norte, en Estrasburgo, le valió en 2003 el Premio Mies van der Rohe, que ese año se entregó en Barcelona. En 2000 y de nuevo en 2007 construyó el Pabellón de Verano de la galería Serpentine de Londres. El Museo MAXXI de Arte del siglo XXI en Roma y la Academia Evelyn Grace en Londres le han merecido ser Premio Stirling en dos años sucesivos, 2010 y 2011. Y no han sido ajenos a estos reconocimientos destacados instituciones de otros países como Francia, Japón o el Instituto Americano de Arquitectos, habiendo realizado cada vez proyectos de mayor envergadura.

Entre iniciados bastaría mencionar su renovación formal y conceptual continua, siempre rompiendo límites: desde los primeros proyectos que le hicieron ser elegida en 1988 como única mujer entre los siete denominados deconstructivistas por la famosa exposición del MoMA y que respiraban una liberadora geometría lineal aguda y expansiva, hasta su paso entre formas curvas, ondulantes o sinuosas, más simbólicas y orgánicas, o sucesivos estratos naturalistas y formas paramétricas. Pudiera parecer haber seguido un impulso intuitivo, pero sus estudios matemáticos en la American University de Beirut, previos a los arquitectónicos que realizó en la Architectural Association de Londres, son seguramente los que, como suele ocurrir, le han permitido ejercitar la mayor creatividad permaneciendo en contacto con la realidad.

Entre los numerosos premios que desde 1982 han recibido sus trabajos y persona, que podemos constatar en la web Zaha Hadid Architects, suelen destacarse aquéllos en que ha sido la primera mujer en obtenerlos. Así vemos que ocurre el 3 de febrero de este mismo año, con la Riba’s 2016 Royald Gold Medal y, por supuesto, con el Pritzker Architecture Prize, concedido en 2004 por sus edificaciones, teorías y trabajo académico; ya que enseñó en las más relevantes universidades del mundo. Habiendo sido nombrada dama del Imperio Británico en 2012, así se le denomina con todo derecho, apareciendo ahora justamente en titulares como la Dama de la Arquitectura. Por ello, en nuestro ámbito, estas breves líneas quieren ser un personal recuerdo agradecido y un reconocimiento al ejemplo y estímulo que para muchas arquitectas o futuras arquitectas supuso y puede seguir suponiendo.

Hace casi veinte años, en 1996, junto a otros profesores y muchos más alumnos de la escuela, pude ver por primera vez a Zaha Hadid en Barcelona. Celebrábamos el XIX Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos y Zaha acudió ya entre los grandes. No era habitual entonces verles y oírles en las pantallas, así que, para hacerlo en vivo, llegaron en masa desde muchos países del mundo. Aun siendo previsora, mi tarjeta de identificación lleva el número 3.651. Barcelona estaba tomada por la arquitectura: la fiesta -arquitectónica- estaba en la calle, como en nuestros Sanfermines, habiendo sesiones en distintos edificios. De modo que los organizadores forzosamente decidieron que las grandes sesiones tuvieran lugar en un estadio cubierto. Y allí le vimos bajo los focos del escenario.

Junto con la profesora Marian Castro que me acompañaba, desarrollábamos entonces en la escuela un proyecto europeo NOW (New Opportunities for Women) para promocionar y estimular a las estudiantes, sensibilizando también la opinión pública y dando a conocer el trabajo de arquitectas españolas y extrajeras: invitándoles, reuniendo documentación de sus obras para docencia, investigación y conocimiento general (entonces escaso o casi nulo). Para nosotras, la fiesta tomaba también ese cariz, alegrándonos especialmente con su presencia, lo mismo que cuando el Congreso Nacional de Arquitectos que se celebró a continuación, aprovechando la enorme respuesta suscitada, homenajeó a Carme Pinós, Premio Nacional de Arquitectura 1995, que tuvo la amabilidad de responder a nuestra invitación para venir a Pamplona.

Pero en ambas, tanto o más que su arquitectura, interesa su actitud: intuitiva, emocional, de empatía con el usuario y el lugar; quizá sea esto lo que haga más valiosa su obra. Una nota de la organización del Pritzker difundida por la agencia Efe este 31 de marzo, según se ha publicado en La Vanguardia, afirma que Zaha Hadid será recordada por su talento, la creatividad, el compromiso, la lealtad, la amistad. Ello concuerda con los motivos para la entrega de premios que algunas actas de jurados reconocen en sus obras y con declaraciones leídas en entrevistas a Zaha Hadid. Así, en un escrito anterior, recogíamos de la revista El Croquis nº 52: “Yo no soy como tantos otros arquitectos a los que sólo les interesa la arquitectura…Creo que la gente es muy importante en la vida de uno, tanto la familia, los amigos, como la gente que sólo conoces de pasada. El intercambio de ideas es fundamental, aunque a veces puedan ser ideas tontas. Hay que ser capaz de entender a la gente, porque si no, es mejor no ser arquitecto.”