Los adultos están dejando de ser los protagonistas de los suicidios. Raro es el día en el que los medios de comunicación no informan del suicidio de adolescentes. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es ya la tercera causa de muerte entre los adolescentes en la mayoría de los países, después de los accidentes y el homicidio. Además, se aprecia una clara tendencia al aumento. El número de chicos muertos en la adolescencia por suicidio es cuatro veces mayor que el de las chicas.

¿Por qué sigue aumentando este problema, (afectando incluso a adolescentes de tan solo 12 años y sin síntomas de trastornos psicológicos), cuando aún no han tenido tiempo de engrosar las listas del paro, ni de padecer desengaños amorosos?

Algunos padres se obsesionan, sin base objetiva, con el riesgo de que sus hijos adolescentes lleguen a ser suicidas. Otros, en cambio, lo descartan, a pesar de que existen ya factores de riesgo.

Los pensamientos suicidas no son algo extraño durante la crisis de la adolescencia, pero esto no es preocupante, salvo que estén asociados a otros factores de riesgo.

El progresivo aumento actual de casos de suicidio se debe, en mi opinión (no de psiquiatra, sino de pedagogo), a nuevos factores sociales, que enturbian la visión y el aprecio de la vida por parte de los adolescentes. En algunos de esos factores existe un trasfondo ideológico: el de priorizar la cultura de la muerte a la cultura de la vida (aborto, anticoncepción, eutanasia, suicidio...).

Un error muy extendido es el de creer que el suicidio de un adolescente nunca se puede prevenir; otro error, que es una tarea exclusiva de los psiquiatras en la que los educadores no pueden colaborar.

El suicidio no es un peligro igual para todos los adolescentes. Algunos están afectados por más factores de riesgo que otros. Es fundamental que quienes conviven diariamente con ellos (padres y profesores) observen su comportamiento e informen al especialista, con el fin de elaborar conjuntamente posibles estrategias de prevención. Un buen instrumento para el diagnóstico es el Test de Shaffer, que se suele aplicar en los chequeos a escolares.

Existen al menos 5 factores de riesgo que se pueden despejar desde una educación preventiva:

1­. Abuso del alcohol

La adicción continuada a las bebidas alcohólicas es un suicidio por etapas, que puede adelantarse con un coma etílico. Conviene que los hijos vean que las fiestas familiares sin alcohol no son menos divertidas.

2 Abuso de los videojuegos

Un reciente estudio realizado por Eric Lewkowiez, psiquiatra de niños y adolescentes de la Universidad Georgia Regens, concluye que jugar sin medida a videojuegos y sin seleccionarlos puede llevar a pensamientos suicidas.

La música original del videojuego “Pokemon”, la canción de “Pueblo Lavanda”, indujo al suicidio a 104 niños entre 7 y 12 años en Japón en el verano de 1996, año en el que se lanzó el juego. El motivo fue la escucha prolongada de una melodía oscura y triste que tiene unos picos de intensidad tonal que sólo pueden escuchar los adolescentes. Suele causar dolores de cabeza, insomnio, y depresión.

Para prevenirlo es bueno fomentar juegos tradicionales y hábitos de lectura recreativa.

3. Afición a melodías y canciones deprimentes

“Gloomy Sunday” (Triste domingo), fue escrita por el compositor y pianista húngaro Rezsó Seres, en 1993. Varios cientos de personas de diferentes dades se suicidaron después de escucharla. La melodía era muy seductora. Por motivos obvios, reproduzco solamente la primera estrofa:

“Triste domingo, con cien flores blancas/ y ornado el altar de mi loca ilusión/ donde mi alma se ha ido a postrar/ mientras mi boca llamándote está/ Muere en mí sueños ocasos de hastío/ cansados de espera y de soledad”.

La prevención requiere desarrollar el sentido crítico en la música y canciones de moda.

4.El acoso y ciberacoso

Cada vez son más frecuentes los suicidios a causa del bullying o acoso escolar. También están aumentando los casos de suicidios entre adolescentes que han sido víctimas de acoso a través de internet (ciberbullying). La prevención requiere tener información permanente del estado de ánimo de los hijos en el tiempo escolar y cuando se conectan a internet. En el aula debe crearse un clima de solidaridad que impida los acosos.

5. Ludopatía

El jugador que no puede seguir jugando por haberse arruinado corre el riesgo de pensar que su única salida es el suicidio. Se podría prevenir fomentando la idea de que la mejor lotería es el trabajo.

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De los educadores se espera que intenten detectar la existencia de posibles influencias del ambiente que predisponen a niños y adolescentes a ver como una “liberación” la renuncia voluntaria a seguir viviendo.