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Reyes Calderón, Escritora y decana de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra

Propensión a la honestidad

vie, 13 sep 2013 08:50:00 +0000 Publicado en La Razón

Estamos procesando los datos de un experimento multicultural realizado entre universitarios de varios continentes y niveles formativos, con edad media de 20 años. La intención era obtener información sobre la corruptibilidad y su inverso, claves biográficas (valores individuales y grupales) que nos permitieran identifi car de qué depende la propensión a la honestidad entre los jóvenes. El tema es interesante no sólo porque los jóvenes son el futuro, sino porque la corrupción es un cáncer para países y empresas. Los países corruptos, antes o después, ven disminuir la inversión extranjera y el crecimiento; reducir los ingresos de los gobiernos, obligados a cargar más sobre los ciudadanos honestos; estrecharse la equidad social y, en suma, aumentar la pobreza. En la empresa, no hace falta indicar la importancia de la reputación y el respeto a la ley y la palabra dada. La razón de recurrir a este análisis es obvia: el fenómeno de la corrupción es opaco y difícilmente observable. El trabajo es denso. Sintéticamente, tratamos de saber si el joven distinguía entre ofrecer un soborno o ser sobornado; si la claridad del ofrecimiento (del lenguaje) afectaba o no, y qué tipos de valores hacían rechazar estas acciones ilícitas. Para ello, hacíamos escoger al participante anónimo entre dos actividades arriesgadas: una loter a lícita y una oferta corrupta (que no deja de ser una lotería, con probabilidad de fallo y cárcel). Algunos de los resultados obtenidos, van en línea con lo indicado por la literatura. Cito dos. El primero es que la propensión masculina a enredarse en asuntos corruptos es mucho mayor que la femenina, y que el menor índice de corruptibilidad femenina se signifi ca especialmente cuando se trata de ofrecer sobornos. El segundo, que la gente es más propensa a dejarse sobornar que a pagar sobornos. Ser sujeto pasivo reduce la carga emocional del ilícito y aminora sus costes morales en caso de ser detectado por amigos, vecinos, etc. Otros hallazgos son novedosos. En términos absolutos, los de rentas más elevadas son más propensos a enredarse en actividades arriesgadas; en términos relativos, el efecto se desvanece. En todo caso, es obvio que la corrupción no parece cosa de pobres cuanto de ricos o gente de clase media poco aversa al riesgo. Les suena Finalmente, haré hincapié en el lenguaje. Cómo se ofrezca un soborno está signifi cativamente relacionado con la aceptación del mismo por el candidato. Es por ello que debemos exigir a pol ticos, funcionarios y demás servidores pú blicos «un nivel de transparencia no sólo informativa sino también divulgativa». Aunque la mona se vista de seda «Debemos exigir a los servidores públicos un alto nivel de transparencia informativa y divulgativa»