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La comunicación no se compra ni se vende, se da

24/04/2025

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Alfa y Omega

Francisco Pérez Latre |

Profesor de la Facultad de Comunicación

El cónclave que eligió a Francisco tenía miles de periodistas acreditados; a los 600 que cubrían la Santa Sede, se habían unido 4.432 enviados especiales. En un clima de máxima expectación, audiencias y medios fueron conociendo a un Papa inesperado y sorprendente, el primer no europeo en 1.200 años.

Francisco demostró especial capacidad para transmitir el mensaje a través de los gestos y los símbolos. Su magisterio aportó expresiones valiosas como «hagan lío», «licuar la fe», «transitar por la paciencia», «obispos de aeropuerto», «el ídolo del dinero», «cultura del descarte», «globalización de la indiferencia», «guerra mundial a pedazos», «santidad de la puerta de al lado», «cultura del encuentro», «balconear la vida», «jóvenes de sofá», entre otras, que han ido configurando un discurso singular y, en ocasiones, han calado en la opinión pública, dentro y fuera de la Iglesia.

Además de una reunión inicial con los periodistas, varios hitos destacaron en su relación con los medios. Tras la muerte de otro grupo de inmigrantes que querían llegar desde África, se trasladó personalmente a la isla de Lampedusa: «Estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, [...] no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros». El discurso tuvo gran eco en la opinión pública mundial. Otro hito fue el nombramiento de la revista Time como «persona del año», reconociendo al que llamó «Papa del pueblo», «que adoptó el nombre de un santo humilde». Sus ruedas de prensa distaban mucho de esas sin preguntas a las que nos han acostumbrado tantos personajes o de las conversaciones prefabricadas. El estilo franco y abierto fue característico en esas intervenciones en sus viajes.

¿Qué pensaba Francisco sobre la comunicación? En 2016 y 2017 el Papa tuvo doce encuentros con Dominique Wolton, en los que mantuvo amplias conversaciones sobre grandes temas, entre ellos este. Allí apuntaba a un modelo que subraya la proximidad: desde su punto de vista la comunicación es, antes que nada, personal: «La comunicación es algo que no se compra. No se vende. Se da». La proximidad es precisamente la razón que aduce para utilizar Twitter (hoy X): «Tengo que utilizar todos los medios para acercarme a la gente. Es un medio […] Yo escribo tuits como para abrir puertas, estoy seguro de que estos tuits tocan los corazones».

Cualquier balance del pontificado es aún prematuro. Pero ya se pueden apuntar conclusiones. De alguna manera, su estrategia consiste en la «falta de estrategia»: la frescura, la sencillez, la espontaneidad y la proximidad. Destacó también una sonrisa que ha dado la vuelta al mundo. Esas cualidades han permitido a la Iglesia conectar con contextos menos habituales, con públicos que se sentían menos cómodos con la religión. El mensaje de Francisco ha sido una fuente de oportunidades para la comunicación de la fe en el siglo XXI y ha logrado que la Iglesia llegue a nuevos foros con su misión.

La frescura, la sencillez, la espontaneidad y la proximidad y una sonrisa que dio la vuelta al mundo han permitido a la Iglesia conectar con públicos que estaban menos cómodos con la religión