Brasil busca liderar la transición hacia el vuelo verde

Brasil busca liderar la transición hacia el vuelo verde

ARTÍCULO

10 | 02 | 2025

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Segundo productor mundial de etanol y con una destacada industria aeronáutica, Brasil experimenta la generación de combustible sostenible para aviación

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Depósitos de etanol junto a un campo de caña de azúcar [imagen creada por IA]

La producción de biocombustibles está ganando protagonismo en la transición hacia un futuro más sostenible. En este contexto, Brasil, reconocido como una potencia agrícola, se perfila no solo como uno de los mayores productores mundiales, sino también como un actor clave en el desarrollo de biocombustibles para la industria aeronáutica, un sector que necesita ser más verde a la hora de volar.

Los biocombustibles representan una alternativa energética renovable que promete disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el impacto ambiental del transporte. Dentro de este panorama destaca el etanol, un tipo de biocombustible que se obtiene a través de la fermentación de materiales ricos en azúcares o almidones, como el maíz, la caña de azúcar y otros cultivos agrícolas. El etanol se usa como oxigenante para la gasolina, ya que mejora el rendimiento del motor y reduce la contaminación. Además, el etanol puede transformarse en otros tipos de combustibles, como el combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), capaz de reducir las emisiones de CO2 hasta un 80% en comparación con el queroseno convencional.

La producción de etanol en Brasil alcanzó un récord histórico en 2023, el último año con datos cerrados. Según el Anuario Estadístico Brasileño del Petróleo, el Gas Natural y los Biocombustibles 2024, Brasil produjo un total de 35.400 millones de litros de etanol, lo que representa un aumento del 15,5% respecto al año anterior. Brasil es actualmente el segundo mayor productor mundial de etanol, superado sólo por Estados Unidos, que lidera el mercado con una producción de 58.820 millones de litros en 2023. Mientras el etanol estadounidense se deriva mayoritariamente del maíz y se destina principalmente al transporte terrestre, Brasil se distingue por usar caña de azúcar como materia prima, lo que le otorga una ventaja en términos de eficiencia. A efectos comparativos, una hectárea de caña de azúcar puede generar 7.500 litros de etanol, frente a los 3.000 litros que genera una hectárea de maíz.

Además del etanol, el biodiésel es otro pilar importante en la matriz de biocombustibles de Brasil. Este biocombustible, producido a partir de aceites vegetales como el de soja o grasas animales, también alcanzó una cifra récord de producción en 2023, con 7.800 millones de litros, lo que representa un crecimiento del 10% respecto al año anterior. Otros grandes productores de biocombustibles como la Unión Europea centran su producción en biodiésel, derivado principalmente de aceites vegetales como la colza y aceites reciclados. Por su parte, China ha orientado sus inversiones hacia la producción de biocombustibles derivados de desechos agrícolas.

En el mercado interno brasileño, el etanol se comercializa como etanol puro (E100; etanol hidratado) o mezclado con gasolina (E27; etanol anhidro), bajo el marco de la política RenovaBio. Implementada en 2017, esta iniciativa ha consolidado el etanol como un componente clave en los compromisos de Brasil bajo el Acuerdo de París. La producción de etanol en Brasil también ha sido impulsada por otras políticas gubernamentales que promueven el uso de biocombustibles. En octubre, el Congreso aprobó la ley n.º 528/2020 “Combustible del Futuro”, que establece la obligación de las compañías aéres a usar un mínimo de 1% de combustible verde en sus operaciones nacionales a partir de 2027, entre otras medidas.

Brasil como ‘hub’ de combustible sostenible de aviación (SAF)

La industria brasileña de etanol está ampliando su horizonte hacia nuevos mercados, con especial énfasis en el SAF. En 2022, la Organización de Aviación Civil Internacional estableció el ambicioso objetivo de alcanzar alcanzar cero emisiones netas de carbono para 2050. La adopción generalizada del SAF, que podría reducir las emisiones globales de la aviación en un 65%, es una estrategia central en este esfuerzo. La producción mundial de SAF se triplicó de 2021 a 2022, alcanzando los 300 millones de litros, y en 2023 superó los 600 millones de litros, duplicando el volumen del año anterior. Según estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), en 2024 la producción iba camino de triplicarse, alcanzando los 1.900 millones de litros. A pesar de este incremento, ese volumen representará tan solo el 0,53% de la demanda mundial de combustible de aviación.

Brasil está aprovechando esta oportunidad estratégica, y Raízen, la empresa conjunta entre Shell y la basileña Cosan SA, lidera la transición. En agosto de 2023, Raízen se convirtió en el primer productor de etanol en el mundo en obtener la certificación ISCC CORSIA Plus, lo que valida que el etanol producido en su planta de Piracicaba cumple con los estándares internacionales para la producción de SAF. Actualmente, parte de la producción de etanol de Raízen se envía a la planta de SAF de LanzaJet en el estado de Georgia, Estados Unidos. Posteriormente, en marzo de 2024, el productor brasileño de etanol de maíz FS Fueling Sustanibility también obtuvo esta certificación. Empresas como BP Bunge Bioenergía y molinos vinculados a Copersucar SA han seguido el mismo camino obteniendo la certificación CORSIA. Hasta ahora, el SAF de etanol tan sólo se produce en la planta de LanzaJet en Estados Unidos, pero Brasil ya tiene planes para abrir cinco fábricas.

Si bien el SAF todavía no se produce a nivel comercial en Brasil, existen varios proyectos que comienzan a tomar forma. Uno de ellos es el acuerdo firmado entre Topsoe, líder mundial en tecnologías de reducción de emisiones de carbono, y la Refinaria de Petróleo Riograndense, para implementar las tecnologías HydroFlexy H2bridge, destinadas a la producción de SAF y diésel renovable en su planta de combustibles renovables en Rio Grande. La Refinaria Riograndense tiene como meta alcanzar una producción de 16.000 barriles diarios de diésel renovable y SAF.

Por otro lado, Mubadala Capital, el brazo inversor del fondo soberano de Abu Dhabi Mubadala Investment Company, se ha comprometido a invertir 13.500 millones de dólares en la próxima década para producir gasóleo renovable y SAF en Brasil. A través de su empresa Acelen Renewables, construirá cinco refinerías de biocombustibles a gran escala. La primera refinería, que se espera que comience a producir en 2027, está ubicada en el estado brasileño de Bahía y prevé producir 20.000 barriles diarios de combustibles renovables, incluido el SAF a partir de la macaúba. La macaúba, una planta originaria del Cerrado brasileño, produce siete veces más aceite por hectárea que la soja y, a diferencia de esta última, puede cultivarse en sistemas agroforestales y silvopastorales, evitando la competencia entre la producción de biocombustibles y la de alimentos. La producción del combustible renovable se dirigirá al mercado internacional, concretamente Europa y Estados Unidos, donde estos productos ya están aprobados para su comercialización y consumo.

Asimismo, Brasil está desarrollando múltiples proyectos a pequeña escala para la producción de SAF a partir de otras materias a parte del etanol. El Instituto Senai de Innovación en Energías Renovables y la Cooperación Brasil-Alemania para el Desarrollo Sostenible lidera investigaciones en una planta piloto dedicado a la producción de SAF a partir de glicerina, un residuo de la producción de biodíesel. En el Amazonas, la empresa Brasil Biofuels (BBF) está construyendo una biorrefinería para producir SAF a partir de aceite de palma, que se espera entre en funcionamiento en 2025.

La transición hacia el SAF también está siendo impulsada por Embraer, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo. Embraer ha establecido ambiciosos objetivos de sostenibilidad, incluido el compromiso de lograr operaciones neutras en carbono para 2040. En 2021, Embraer anunció su objetivo de que todos sus aviones sean compatibles con SAF para 2030. En este sentido, la empresa lanzó su división de aviones ‘Energía’, que incluye cuatro modelos diseñados para transportar entre 9 y 50 pasajeros, incorporando diversas tecnologías de propulsión: eléctrica, pila de combustible de hidrógeno, turbina de gas de combustible dual e híbrido-eléctrica. El primero de los aviones de esta nueva línea llegará al mercado en 2030. En la actualidad, todas las aeronaves de Embraer cuentan con la certificación para operar utilizando hasta un 50% SAF mezclado con combustible convencional.

Si bien Brasil tiene claras ventajas para convertirse en un centro global de producción de SAF, también enfrenta desafíos que podrían afectar su consolidación en el mercado. Uno de los principales obstáculos es el alto costo de producción del SAF debido a la infraestructura especializada necesaria y los costos asociados con las materias primas renovables. Asimismo, el auge de los biocombustibles plantea preguntas sobre la seguridad alimentaria, ya que la producción de materias primas para estos combustibles puede entrar en competencia directa con la producción de alimentos.