En el último año, en la Unión Europea se registraron unos 10.000 ataques cibernéticos, el 41,1% de los cuales correspondieron a denegaciones de servicio, el 25,7% a software malicioso y el 19% a brechas de datos personales. Los sectores más afectados fueron la administración pública (19%), el transporte (11%) y la banca y finanzas (9%). Así lo pone de manifiesto el informe anual de ENISA, la agencia europea encargada de velar por el estado de la ciberseguridad en la UE, que constituye una pieza importante en la arquitectura establecida para garantizar la ciberresiliencia en la Unión.
La Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA), especialmente atenta al incremento de riesgos ha supuesto a invasión de Ucrania por parte de Rusia, país utilizó el ciberespacio como uno de los frentes para sus ataques, apunta en su último informe las principales amenazas que afronta la UE en este campo. Entre ellas destacan el compromiso de la cadena de suministro de material software, las campañas de desinformación, el aumento de la vigilancia digital y la pérdida de privacidad, los ataques dirigidos a dispositivos inteligentes, el aumento de amenazas híbridas avanzadas y el abuso de inteligencia artificial.
Según los datos del informe de ENISA, entre julio de 2023 y junio de 2024 los tipos de amenazas más frecuentes fueron las Denegaciones de Servicios (DoS, por sus siglas en inglés), las Denegaciones de Servicio Distribuido (DDoS) y las Denegaciones de Servicio por Rescate (RDos). Este grupo representó un 41,1% del total, con 4.120 incidentes; hace referencia a ataques cuyo objetivo es inhabilitar el uso de un sistema, una aplicación o una máquina, con el fin de bloquear el servicio para el que está destinado. Cada servidor web puede permite un cierto número de conexiones de forma paralela; al superar este número, los servidores disminuyen su velocidad e incluso pueden bloquearse o desconectarse de la red. La diferencie entre DoS y DDoS radica en el número de ordenadores o direcciones IP que realizan el ataque.
El Ransomware representó la segunda amenaza más común con 2.590 incidentes (25,79%). Se trata de un tipo de software malicioso (malware) que retiene los datos confidenciales o el dispositivo de una víctima, amenazando con mantenerlos bloqueados o peor, a menos que la víctima pague un rescate al atacante. En tercer lugar, con 1.910 incidentes (19,01%), estuvieron las “brechas de datos personales”, definidos como aquellos incidentes que ocasionan la destrucción, pérdida o alteración accidental o ilícita de datos personales transmitidos, conservados o tratados de otra forma, o la comunicación o acceso no autorizados a dichos datos. Otras amenazas incluyen las amenazas de ingeniería social, los ataques de malware, los ataques a la cadena de suministro, entre otros; pero ninguna llegó a representar el 10% del total.
El informe concluyó que durante ese último año estudiado los sectores más afectados por los ataques fueron a administración pública (19%), el transporte (11%) y la banca y finanzas (9%). Otros ámbitos impactados abarcan los servicios empresariales, así como la infraestructura digital y el público en general. Adicionalmente, se puede ver que la actividad de ciberdelincuencia se ha incrementado respecto a la década pasada, alcanzando su máximo en julio de 2023 con más de 800 incidentes. Posteriormente en 2023, este número se contrajo, rondando entre 220 y 400 incidentes cada mes. En 2024, hubo un ligero incremento de menos de 400 sucesos en enero a casi 600 en junio del mismo año.
El incremento en la actividad de ciberdelincuencia preocupa a la Oficina Europea de Policía (Europol), que en su informe ‘Internet Organised Crime Assessment’ del 2023 señaló que las crecientes crisis geopolíticas en el mundo han incrementado los ciberataques disruptivos. Además, afirma que los Estados miembros de la Unión Europea han sido los más afectados.