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Portada de libro de Rafael Pampillón Olmedo ‘Cuando los votantes pierden la paciencia. Casos radicales de política económica’ (Aravaca: McGraw Hill, 2022) 133 páginas
La política internacional la estamos viendo hoy con una mirada geopolítica, y la geopolítica tiene cada vez un mayor componente de geoeconomía. Pero para entender el pulso económico que mantienen las grandes potencias hay que atender, más allá del acceso a los recursos naturales y de la seguridad energética, a su salud económica: evolución del PIB, endeudamiento, inflación, balanza de pagos, reservas... Y esos elementos vienen marcados por la política económica que cada cual aplica.
La historia económica de los últimos dos siglos es un movimiento pendular entre un mercado apenas intervenido y una mayor presencia del Estado en la actividad productiva; es decir, entre políticas de oferta y de demanda o, por ponerle etiquetas, entre recetas librecambistas y keynesianas. El mundo ha oscilado entre rebajas fiscales para facilitar la actividad empresarial y subidas impositivas para aumentar el gasto público y reactivar la economía. Las mismas políticas unas veces fueron acertadas y otras contraproducentes; semejante cuadro macroeconómico, unas ocasiones requirió una determinada receta y otras justamente la contraria.
Rafael Pampillón, catedrático de Política Económica, se pregunta por la causa de esos bandazos y concluye que es la presión social la que, ante la ineficacia de unas específicas medidas –por agotamiento del modelo o por cambio de coyuntura–, exige un drástico viraje. El título de su libro, ‘Cuando los votantes pierden la paciencia’, busca precisamente expresar esa idea: en el caso de una democracia, los ciudadanos dan la espalda en las urnas al gobernante que no es capaz de resolver una crisis que se ha ido larvando o ha sido sobrevenida; en países autoritarios, el mandatario también debe reaccionar al descontento popular ante penurias económicas.
El libro de Pampillón es una breve historia de la política económica del mundo, con atención a sus principales actores a partir del siglo XIX: Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y China, sin dejar de lado España. De la Gran Depresión a la Gran Recesión y el Gran Confinamiento, de Keynes a la globalización, y de esta a los movimientos populistas. En poco más de un centenar de páginas, el profesor Pampillón analiza con gran didactismo la razón de los vaivenes de la política económica y el resultado de su aplicación.
Si ya el libro es propiamente un compendio, el último capítulo se esfuerza por presentar de forma condensada la esencia de esos movimientos de fondo. “A lo largo de la historia reciente, en los países democráticos (y en otros no democráticos, como Vietnam y China) las crisis económicas más o menos agudas han venido acompañadas por cambios de Gobierno”, afirma. Y añade: “cuando los gobiernos no son capaces de cumplir con los objetivos generalmente aceptados de política económica (crecimiento de la economía, estabilidad de precios, pleno empleo, reducción de la pobreza, etc.), son sustituidos por otros dirigentes que generan cambios radicales en las políticas económicas, y que, en muchos casos, sirven de correa de transmisión para la aparición de nuevos paradigmas”.
A veces los cambios son comenzados ya por gobernantes que han recibido el impacto de la crisis, pero esta los barre y trae consigo otros dirigentes que ponen en práctica medidas que en ocasiones ni siquiera propusieron en sus campañas electorales. Cuando Herbert Hoover empezaba a reaccionar frente al crack de 1929, el electorado trajo un Franklin D. Roosevelt que no imaginaba llegar tan lejos en políticas a las que luego Keynes dio nombre a partir de su aplicación en Inglaterra con los laboristas. Otros nombres vinculados a virajes radicales, en sentido opuesto, son Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y Deng Xiaoping en el contexto chino. Como dice Pampillón, “la mayoría de las veces los cambios pendulares tienen a girar en torno a un hombre, a veces una mujer, que mostró una visión o un coraje excepcional a la hora de cambiar de forma radical la política económica. Se trata de personajes que saben ver la luz al final del túnel. Líderes capaces de vislumbrar o intuir el descontento de la población provocado por una mala situación económica”.
¿Dónde está hoy el péndulo? Por un lado, el libro remarca que Donald Trump no fue un liberal, sino un keynesiano, y que por más que Joe Biden es querido ver por muchos como un corrector de las políticas de su antecesor, está también imbuido de ese mismo espíritu, solo puntualmente diferente. Por otro, la pandemia de Covid-19 ha llevado a un mayor gasto público, acentuando un proceso de intervención del estado en la economía que venía tomado cuerpo en años anteriores. Finalmente, el creciente populismo que se está registrando en las sociedades occidentales supone una apuesta nacionalista, proteccionista, aislacionista y en muchos casos xenófoba.
La era geopolítica en la que la invasión de Ucrania por parte de Rusia nos introduce, con sus sanciones económicas de consecuencias aún imprevistas en todas las regiones del mundo, parece acelerar el cuarteamiento de las cadenas de suministros e impone mayores dificultades al comercio internacional. Pampillón, no obstante, termina su libro adoptando un tono esperanzador, aunque sin caer en un optimismo voluntarista. Así como, ante callejones sin salida económicos, la reacción popular ha sabido históricamente dar la vuelta y suscitar líderes a la altura de esas situaciones de emergencia, también hoy, parece sugerir el autor, el río de una política económica eficiente acabará encontrando su cauce, tarde o temprano, para el bien de las sociedades.