Cuba se vacía

Cuba se vacía: Éxodo de más un millón de personas que deja una población envejecida

ARTÍCULO

08 | 01 | 2025

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La grave crisis económica y la represión de protestas alimenta la mayor ola migratoria desde la Revolución Cubana

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La Habana [flunkey0]

Cuba atraviesa la mayor ola migratoria de su historia. Más de un millón de personas han abandonado la isla desde que el régimen castrista acentuó su represión a mediados de 2021 para acallar las protestas ante lo que constituye la peor crisis económica desde que Cuba abandonó soberanía española. Ya con bajas tasas de natalidad, la marcha de gente joven, con una ligera mayoría de mujeres, aboca a la nación caribeña a un envejecimiento pronunciado que afectará negativamente a cualquier futuro desarrollo.

La voz de alerta la ha dado el propio régimen castrista, nada proclive a ofrecer referencias demográficas. En julio de 2024 el vicejefe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), Juan Carlos Alfonso Fraga, expuso ante los diputados del Parlamento cubano la disminución de un 10,1% de la población efectiva de la isla con respecto a diciembre de 2020. Esto dejaba a Cuba por debajo de los 10 millones de personas, una cantidad “similar a la que Cuba registró en algún momento del año 1985” y que el país superó hasta alcanzar los 11,3 millones de habitantes a comienzos de la década de 2010. Desde entonces, la población total comenzó a descender debido a una tasa de fecundidad que llevaba tiempo por debajo del nivel de reemplazo.

A ese proceso de envejecimiento se ha añadido, a causa de la grave crisis económica y la represión política, una ola migratoria que supera a todas las demás vividas en los sesenta años de comunismo. Sin incluir aún del todo el efecto de este último despoblamiento, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU estima que para 2100 la población de Cuba puede llegar a ser de algo menos de 6 millones de personas en un escenario intermedio (en el peor escenario bajaría de los 4 millones).

El gobierno cubano se niega a dar cifras concretas acerca de la reciente salida masiva de ciudadanos, escudándose en que hasta que estos no pasan dos años fuera del país se les sigue considerando residentes. Esto obliga a los investigadores a recoger datos de los países de recepción y a trazar sus propios modelos. La conclusión del demógrafo y economista cubano Juan Carlos Albizu-Campos es que en realidad en la isla residen solamente 8,62 millones de personas, apuntando a una disminución de la población del 18 % entre 2022 y 2023. Así, más de un millón de personas habrían abandonado Cuba desde 2021, un volumen que concuerda con los ingresos de cubanos registrados en Estados Unidos y, en menor medida, en otros países.

En Cuba los censos se realizan cada diez años, pero desde la última encuesta han pasado 12 años, y un censo planeado para 2024 ha sido pospuesto. Según el vicejefe de la ONEI, el Gobierno está dispuesto a llevarlo a cabo en 2025, tras una demora que atribuye a “agresiones externas” y “problemas internos”. Cuba se vacía y el régimen se debilita.

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Proyección de la evolución demográfica de Cuba [ONU]

Olas migratorias

El presente éxodo de cubanos es el último de episodios migratorios de gran dramatismo. Tras la huida de Fulgencio Batista la madrugada del 1 de enero de 1959, una ola de personas allegadas a la dictadura se fugó también de la Isla con destino a la República Dominicana de Trujillo, al Portugal de Salazar o a la España de Franco. Este primer flujo y el que siguió en los primeros meses de la Revolución dieron paso a un éxodo que, si bien continuo a lo largo del régimen castrista, tuvo cotas máximas en 1965, 1980 y 1994, a las que se suman las cifras récord alcanzadas desde 2021.

En 1965, Fidel Castro anunció la apertura de un corredor marítimo por el cual embarcaciones de cubanos procedentes de Estados Unidos podían viajar a la Isla para recoger a sus familiares en el puerto de Boca de Camarioca. Este fue la primera salida masiva de la isla; durante los 42 días que permaneció abierto el corredor casi 3.000 personas viajaron desde ese punto del norte de Matanzas a Estados Unidos, donde fueron acogidas como solicitantes de asilo. También se implementaron dos vuelos diarios entre La Habana y Miami. Lo que se conoció como ‘éxodo de Camarioca’ tuvo lugar entre 28 de septiembre y el 15 de noviembre de 1965; terminó tras un acuerdo entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, mediante el cual el corredor marítimo se cerraba y se abría lo que se llamó los ‘Freedom Flights’.

Durante ocho años (1965-1973), los ‘Vuelos de Libertad’ despegaron de La Habana rumbo a Miami dos veces al día, cinco días a la semana, y llegaron a transportar a alrededor de 300.000 personas. Esta fue la mayor operación aérea de transporte de refugiados, con un presupuesto aproximado de 12 millones de dólares, y en gran medida configuró la comunidad cubanoamericana de Florida.

En 1980, entre el 15 de abril y el 31 de octubre, se dio el éxodo de los ‘marielitos’, denominados así por salir del puerto de Mariel. Esta crisis comenzó a partir del asalto a la Embajada de Perú, el mayor de caso de asilo y refugio bajo protección diplomática de la historia. El episodio comenzó con casos aislados de solicitantes de asilo que fueron entrando, por la fuerza, en el complejo diplomático peruano desde agosto de 1979. Despreciados por el régimen y buscando una salida de la isla, el 1 de abril de 1980 varios cubanos estrellaron un autobús estatal contra la embajada, desatando un tiroteo que dejó una víctima mortal y el anuncio de Fidel Castro de dejarles marchar: “pueden irse del país si les da la gana”, dijo airado.

En los días siguientes al 4 de abril de 1980 y tras negociaciones entre Castro y el embajador Ernesto Pinto-Bazurco fueron acogidos no como refugiados sino como “ingresantes” más de 10.000 cubanos a la espera de un salvoconducto que les permitiera abandonar la isla. El gobierno peruano se negó a entregar a los ingresantes y casi inmediatamente el puente marítimo del Mariel permitió que 125.000 cubanos, entre ellos los refugiados de la embajada peruana, abandonaran la isla rumbo a Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Perú, España y Ecuador.

En 1994, durante el Periodo Especial tras la caída de la Unión Soviética, el ‘Maleconazo’ habanero presionó al régimen a abrir los puertos. Esta protesta masiva contra las medidas económicas y el racionamiento se originó el 13 de julio de 1994 cuando 70 cubanos secuestraron una embarcación que al apartarse de costa se hundió, ocasionando 41 ahogamientos (el accidente fue tal vez provocado deliberadamente por la guardia costera cubana). La desconfianza hacia el gobierno provocó varios intentos de fuga y el 5 de agosto de 1994 estallaron las protestas que se enfrentaron a la policía, el ejército y grupos paramilitares. Fidel Castro al inicio impulsó a sus filas a “derrotar a los apátridas”, pero más tarde abrió la frontera: durante esta crisis ‘de los balseros’ casi 35.000 personas salieron de Cuba en balsas improvisadas.

Esto propició la revisión de la Ley de Ajuste Cubano durante la Administración de Bill Clinton. Los emigrantes cubanos serían devueltos a la isla o llevados a terceros países si fueran interceptados en aguas continentales (pies mojados) o estarían autorizados a entrar en Estados Unidos y postular a la residencia permanente de ser interceptados en la costa (pies secos). Esta política de ‘pies secos, pies mojados’ estuvo en vigor hasta su derogación en 2017 por Barack Obama y marcó un giro en la políticas cubano-estadounidenses de inmigración, que hasta ese punto permitían que los cubanos interceptados, incluso en aguas continentales, entraran en Estados Unidos. Alrededor de 31.000 balseros fueron detenidos en la base de Guantánamo y después de una batalla legal en la que se debatió su estatus de refugiados, Bill Clinton anunció el 2 de mayo de 1995 que serían procesados y se les permitiría el ingreso a Estados Unidos.

Gran éxodo

Todos estos éxodos se han quedado pequeños frente a la presente ola migratoria. Como ha destacado Albizu-Campos, desde el primero de octubre de 2021 y el 30 de abril de 2024, 738.680 cubanos llegaron a Estados Unidos, básicamente a través de la frontera con México: hubo 569.272 aprehensiones de cubanos intentando entrar ilegalmente, que luego pasaron al sistema de elegibilidad para solicitantes de asilo; 78.308 admitidos con visas de migrantes y 91.100 bajo el estatuto de ‘parole humanitario’. Las cifras han ascendido desde el corte de abril de 2024 hecho por el investigador. Además, unos 100.000 cubanos quisieron quedarse en México y hubo emigrantes hacia otros países, como España, donde situaciones de doble nacionalidad dificultan su contabilización.

A partir de los cubanos que entraron en Estados Unidos y el cómputo que en otras ocasiones esa migración directa a EEUU ha supuesto en el conjunto de la migración cubana, Albizu-Campos extrapola que el total de cubanos que dejaron la isla entre 2021 y 2024 se acerca a una cifra estimada de 1,79 millones.

Como consecuencia tanto de la emigración como de la baja natalidad, Cuba se queda sin jóvenes. La ONEI reconoce que desde 1977 Cuba no ha alcanzado el nivel de reemplazo poblacional, teniendo en la actualidad una tasa de fecundidad de 1,6 hijos por mujer, cuando la tasa de reemplazo es 2,1 hijos. En 2023, con ampliamente más muertes que nacimientos, la tasa de crecimiento poblacional fue de ‎−0,36 % según la OMS. En esto también incide el progresivo aumento de la migración femenina. Se estima que el 77 % de la población cubana migrante está entre los 15 y 49 años, y el 56 % de esta son mujeres. La emigración femenina es un síntoma que refleja vías de salida de la isla relativamente seguras y normalizadas.

La ‘economía de guerra’ que Cuba lleva manteniendo ha empujado a parte de la población a salir de sus hogares buscando mejores condiciones de vida. A parte de la migración internacional, otro efecto es la migración dentro de la Isla y el decrecimiento poblacional de algunas provincias. La Habana, Holguín y Santiago de Cuba siguen siendo las más pobladas, aunque por debajo de dos millones de habitantes la primera y de un millón las otras dos. La Habana, no obstante, es la que, proporcionalmente, ha sufrido un mayor descenso; le siguen Cienfuegos y Mayabeque. Las provincias Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba son las que lo han sufrido en menor medida, pero casos como el de El Naranjo del Toa o Imías en Guantánamo muestran cómo la zona oriental de la Isla sufre los efectos más visibles del despoblamiento.

La inmigración hacia Cuba, comparativamente muy pequeña, también ha decaído: en 1990 población extranjera era el 0,33 %; en 2020 fue del 0,03 % (1.312 hombres y 1.712 mujeres) datos. La lista de países de origen de los inmigrantes está encabezada por España con 505 personas, le siguen Italia, Rusia y Venezuela con 371, 343 y 245 respectivamente. Por debajo de las 200 personas están, a continuación, Estados Unidos, Ucrania, México y Alemania.

El racionamiento, los cortes eléctricos y el hundimiento de la economía son síntomas de un régimen fallido, y la migración, una muestra del descontento.