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Remolcadores del Canal de Panamá [Autoridad del Canal]
La sequía registrada en buena parte de 2023 obligó en la segunda mitad del año a una notable reducción del número de buques y del volumen de carga que podía navegar por el Canal de Panamá. La mejora de las precipitaciones ha permitido ir recuperando parte del tráfico en los últimos meses. No obstante, el temor a que el cambio climático reproduzca episodios de este tipo está llevando a la Autoridad del Canal estudiar modos de incrementar el caudal y asegurar así un flujo que supone alrededor del 5% del comercio marítimo internacional.
Una sequía impulsada por el fenómeno metrológico de El Niño ha disminuido el agua en el Canal de Panamá, provocando largas y costosas interrupciones en el comercio internacional y las cadenas de suministro. En su informe de 2022 sobre el comercio mundial, la OMS advirtió que “el cambio climático está transformando el porvenir económico y comercial de los países y constituye una grave amenaza para el crecimiento y la prosperidad futuros”. Si bien un reciente estudio insiste en atribuir a El Niño la escasez de caudal sufrida en el Canal, a raíz de lo ocurrido las autoridades panameñas se ven obligadas a examinar también escenarios que pueda provocar el cambio climático.
El transporte marítimo, que constituye el 80% del volumen del comercio mundial, es particularmente vulnerable y se encuentra muy expuesto a los efectos del cambio climático. La situación en Panamá se suma a otras crisis geopolíticas, como la del Mar Rojo, donde rebeldes hutíes atacan las embarcaciones que intentan cruzar el estrecho de Bab-el-Mandeb. La fragilidad del sistema de transporte marítimo subraya la necesidad de adoptar medidas adaptativas y sostenibles para garantizar la continuidad del comercio mundial en un contexto marcado por la incertidumbre climática.
El año 2023 fue el segundo más seco en la historia de la cuenca hídrica del Canal de Panamá, cuyas esclusas vierten unos 200 millones de litros de agua dulce al mar por cada buque que transita. Para hacer frente a los efectos de la sequía, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha venido imponiendo en el último año restricciones al calado de los barcos y, en consecuencia, a la cantidad de carga que pueden transportar. Además, ha reducido el número de barcos que pueden transitar diariamente. Del promedio de entre 36 y 38 embarcaciones en situaciones normales, en agosto se bajó a 32 y luego la cifra siguió disminuyendo. Octubre fue el mes con menos precipitaciones en la historia del Canal, por lo que entonces se decidió que los siguientes meses se reduciría aún más el tránsito: solo 24 barcos en noviembre y 22 en diciembre. La mejora en las precipitaciones hizo posible que a comienzos de 2024 no continuara el descenso, sino que en enero se elevó el cupo a 24, en abril estaba en 27 y se ha anunciado que en junio aumentará a 32, con un incremento también de calado. La pérdida de ingresos en el presente año fiscal (de octubre de 2023 a septiembre de 2024) por las restricciones actualmente se estima entre 500 y 700 millones de dólares, una cifra mayor a los 200 millones de dólares proyectados en agosto.
El agua que abastece los 80 kilómetros de la vía procede de dos lagos artificiales, el Alhajuela y el Gatún. La capacidad total de ambos embalses es de 1.857 hectómetros cúbicos (hm3), de los cuales 558 hm3corresponden al Alhajuela y 1.299 hm3 al Gatún. Sin embargo, en 2023 solo se almacenó aproximadamente 900 hm3 de agua debido a la prolongación de la temporada seca. La última temporada de lluvias en Panamá, que suele ocurrir entre mayo y noviembre, registró un déficit del 30% con respecto al promedio histórico. En el mes de octubre llovió un 41% menos del promedio habitual, lo que situó el nivel del agua del embalse Gatún en 24,30 metros sobre el nivel del mar, frente a los 26,82 metros del nivel esperados para esa fecha.
Las alternativas para aumentar el nivel de los embalses son limitadas, pues de ellos se extrae el agua potable que abastece a más del 50% de la población del país. La principal solución propuesta consiste en represar el río Indio, al oeste del lago Gatún, para luego perforar un túnel a través de la montaña y conducir el agua ocho kilómetros hasta el embalse principal, afectando a unas 2.500 personas que habitan la zona. El proyecto del embalse podría permitir entre 12 y 15 tránsitos diarios adicionales, pero costaría unos $900 millones y tardaría al menos seis años en construirse y llenarse. Además, la iniciativa requeriría una modificación de la Ley No 28 de 2006 que prohíbe al Canal la construcción de nuevos embalses. A pesar de que la junta directiva del Canal envió una propuesta al Ejecutivo en septiembre solicitando los cambios legislativos pertinentes, hasta la fecha no ha habido respuesta. La cuestión se entremezcla con un año electoral en curso, dificultando la priorización y el avance del proyecto hídrico.