El oscuro papel de La Habana en el envío de cubanos al frente de Ucrania

El oscuro papel de La Habana en el envío de cubanos al frente de Ucrania

ARTÍCULO

20 | 03 | 2024

Text

Los mercenarios de Cuba, forzados a alistarse por la crisis económica en la isla, podrían superar el millar según algunas fuentes

In the image

Imagen aparentemente remitida por mercenarios cubanos en su desplazamiento al frente [Redes]

INFORME SRA 2024 /  [versión en PDF]

° El Gobierno de Diaz-Canel ha negado haber aceptado un acuerdo con Rusia para el envío de soldados, pero el flujo de voluntarios confirma la implicación de la dictadura.

° Se trata del conflicto exterior con más cubanos desde la participación del Ejército de Fidel Castro en las guerras de Angola y de Etiopía en la década de 1980.

° Inicialmente, algunos de los alistados denunciaron desconocer que iban a ser enviados al frente, donde llegaban sin preparación y sin el necesario equipamiento.

La dictadura cubana ha negado estar implicada en el envío de mercenarios para sumarse a las unidades rusas que luchan en el frente de Ucrania, pero su elevado número indica más bien lo contrario. Desde comienzos de 2023, al cumplirse el primer año de guerra y ante la necesidad de más soldados, Rusia ha estado reclutando combatientes de otros países y Cuba ha aportado uno de los contingentes más numerosos, según informaciones del Wall Street Journal.

Las primeras noticias sobre esa presencia de cubanos aparecieron en junio de 2023; dos meses después se hablaba de más de cien mercenarios –a partir del número de pasaportes retenidos entonces por algunos mandos militares rusos para forzarles a ir al frente y permanecer en él–, mientras que por su parte las autoridades ucranianas han elevado notablemente esa cifra en declaraciones al WSJ. El representante de Kiev para América Latina y el Caribe, Ruslan Spirin, ha hablado de 400 cubanos detectados en los combates, mientras que el diputado Maryan Zablotskyi sitúa el número entre 1.500 y 3.000. Esa presencia se hizo notoria luego de que en julio y agosto de 2023 aumentara el número de vuelos de Rusia a Cuba. El alistamiento ha estado esencialmente motivado por la promesa de salarios mensuales por encima de los 2.000 dólares cuando la isla atraviesa una grave crisis económica.

Desvelada la situación, los cubanos que después han viajado a Rusia han podido ser conscientes de que en muchos casos su destino sería primera línea de fuego. Sin embargo, muchos fueron inicialmente engañados con ofertas que camuflaban la verdad. Así ocurrió con buena parte de los que estrenaron la ruta. Primeras investigaciones hablaron de 189 ciudadanos cubanos que habían sido enrolados por el mayor ruso Anton Valentinovich Perevozchikov y la coronel Milián Gómez, agregada militar de la embajada cubana en Moscú. Sus pasaportes, retenidos por las autoridades rusas y revelados por el grupo de hackers ‘Resistencia Cibernética’, desvelaron sus identidades y permitieron la denuncia pública de esa connivencia entre el régimen castrista y el de Putin.

Algunos de esos cubanos pudieron contactar con sus familias o emitieron mensajes a través de redes sociales en los que explicaron cómo se había producido su captación. Atraídos por ofertas de empleos que no incluían el combate directo, sino imprecisas labores de apoyo en la retaguardia, como la de “participar en fuerzas reconstructivas”, fueron sorprendidos cuando después de llegar a Rusia fueron enviados a unidades militares y llevados a primera línea, además sin el debido equipamiento y sin entrenamiento militar.

Muchos de ellos desempleados o jornaleros del campo con salarios muy reducidos, firmaron contratos que prometían un primer pago único de 195.000 rublos y luego pagos mensuales por valor de 204.000 rublos (alrededor de 2.000 dólares de entrada y otro tanto cada mes). Se trata de un sueldo más de cien veces mayor que el salario promedio mensual en Cuba, que es de 4.219 pesos cubanos (unos 17 dólares en el mercado informal).

El alistamiento prolongado también proporciona seguro de vida, alojamiento por servicio o compensación, rehabilitación gratuita en centros médicos militares rusos y el derecho a una pensión preferencial después de 20 años de servicio. Otro incentivo son estudios gratuitos para los hijos del combatiente en universidades rusas. De todos modos, se trata de beneficios para quienes sigan después su vida en Rusia, habiéndose ya nacionalizado. En el fondo, se trata de ventajas más orientadas a atraer a ciudadanos rusos o de exrepúblicas soviéticas que desean asentarse legalmente en Rusia. El Kremlin consolidó esta vía con un decreto en enero de 2024 que ofrece la nacionalidad a quienes firmen un contrato con el Ejército para alistarse, con la posibilidad de que tanto los padres como los hijos del alistado accedan al pasaporte ruso.

Entre los cubanos desengañados se encuentra Enrique González. Según relató a Reuters, tanto él como los compañeros salieron de la isla sin tener la completa seguridad de que ciertamente se trataba de un programa oficial; a su llegada se les tendió un papel con el contrato traducido al español que especificaba que su labor era participar en las labores de las fuerzas rusas. “Todo el que vino para acá, sabía a los que venía”, aseguró; de todos modos, la falta de información detallada previa pudo hacer albergar a algunos la idea de que iban a realizar trabajos alejados del frente.

Encubrimiento oficial

Desde un principio, las contradicciones del Gobierno cubano evidenciaron la falta de trasparencia con sus propios ciudadanos. Cuando la cuestión alcanzó cierta resonancia en la prensa, desde La Habana el Ministerio de Exteriores rechazó haber participado en ningún acuerdo con Rusia para el envío de personal de apoyo a las tropas rusas, y atribuyó todo a “operaciones de trata de personas”.

Sin embargo, unos días después, el embajador cubano en Moscú, Julio Antonio Garmendía Peña, indicó que Cuba no se oponía a que los ciudadanos que quisieran pudieran sumarse legalmente a la ‘operación especial militar’ rusa en Ucrania, como la denomina el Kremlin. Se desvinculó de lo que, dijo, eran decisiones personales de quienes querían ayudar al pueblo ruso empuñando las armas, y avaló su licitud. “No tenemos nada en contra de los cubanos que solo quieren firmar un contrato y participar legalmente en esta Operación con el Ejército Ruso”, afirmó.

Esta declaración, no obstante, iba directamente en contra de la ley cubana que dicta que a ningún ciudadano cubano se le permite participar en actividades militares en el extranjero. Horas más tarde, el canciller cubano, Bruno Rodríguez,  rectificó a su embajador, indicando que “la posición inequívoca e invariable del Gobierno cubano, conforme a la legislación nacional, es contraria a la participación de ciudadanos cubanos en cualquier conflicto, contra el mercenarismo y contra la trata de personas”.

Manteniendo su argumento de que se trata de algo hecho a espaldas del Gobierno, el 8 de septiembre el régimen cubano arrestó a 17 individuos, alegando su presunta implicación en un delito de trata de personas al haber participado en el reclutamiento de mercenarios. Sin embargo, el alistamiento de ciudadanos cubanos ha continuado, algo imposible en una dictadura como la cubana si el propio Gobierno no está de acuerdo con esa actividad. Para el régimen esos viajes a Rusia suponen un modo de reducir la presión social interior, al constituir una oportunidad de alivio económico, aunque sea con el riesgo elevado de perder la vida. No ha ofrecido ninguna cifra ni sobre el número de cubanos combatiendo en Ucrania o ayudando a las tropas en la retaguardia rusa, si sobre cuántos han resultado heridos o muertos.

Cuba ha apoyado a Vladimir Putin en su señalamiento de la OTAN como responsable la reacción de Rusia frente a Ucrania, si bien en las votaciones registradas en Naciones Unidas ha preferido optar por la abstención.

El castrismo tiene una larga historia de envío de soldados al exterior para apoyar a gobiernos o movimientos amigos. En la década de 1980 llegó a tener más de 36.000 hombres combatiendo en África, especialmente en Angola y en Etiopía, en favor de grupos marxistas-leninistas y defendiendo los intereses de la URSS en la Guerra Fría.