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Representación gráfica de un lanzamiento del Miura 1 [PLD Space]
La industria espacial española dio un importante salto en 2023. El 7 de octubre el espacio aéreo de El Arenosillo (Huelva) vio despegar el cohete reutilizable Miura 1, construido por la compañía local PLD Space, fundada hace poco más de una década (2011). Tras dos intentos previos, el tercer lanzamiento logró completar con éxito la operación prevista, consiguiendo recabar a través de su carga útil una gran cantidad de información clave para el futuro Miura 5, el objetivo final de esta misión. El propósito es ultimar, con tecnología española, un micro lanzador que servirá para poner en órbita pequeños satélites.
El lanzamiento realizado por PLD Space supone un hito para la industria espacial española, ya que es la primera vez que se construye un cohete con tecnología 100% nacional. Además, el cohete es reutilizable, reduciendo al máximo los costes de producción, y situando a la empresa, según las palabras de su CEO Raúl Torres, como la tercera entidad privada en conseguir alcanzar tales requisitos de recuperación y reutilización en la industria global. España se convierte así en el décimo país del mundo con capacidad de acceso directo al espacio, lo que aporta un indudable valor geopolítico, al no tener que recurrir a otras naciones de mayor capacidad para llevar a cabo al menos estas misiones de moderados objetivos.
Sin embargo, ¿se está quedando España atrás en la carrera espacial? Europa llevaba tres meses sin lanzar un cohete —el último fue una misión del Ariane 5 de la Agencia Espacial Europea (ESA) que despegó desde el puerto espacial de la Guayana Francesa—, de ahí la relevancia de la operación de PLD Space. La trayectoria de esta ‘startup’ ha registrado notables resultados en poco tiempo y cuenta con buenas perspectivas de futuro en el negocio de los pequeños satélites. La nueva era espacial —el ‘New Space’—, con importante entrada de la iniciativa privada, ha potenciado un sector espacial global que apostará cada vez más por estos pequeños satélites, en detrimento de los grandes satélites que necesitaban ser financiados por elevados presupuestos que solo los gobiernos pueden costear.
Hoy el espacio ya no es un monopolio, sino que cientos de nuevos actores en el ámbito privado juegan su papel clave. PLD Space es desde 2011 uno de estos actores. Como se indica desde el sector, cuenta con el apoyo tanto institucional como financiero de la Agencia Espacial Europea y de la Comisión Europea, además de organismos públicos españoles como el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial y el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial). Como ‘startup’, es importante el apoyo recibido por parte del Gobierno, unido al apoyo de empresas y otros fondos de inversión privados.
La futura misión Miura 5, prevista para ser lanzada en 2025 desde la Guayana Francesa y alcanzar órbita, ha despertado gran interés en el sector por varias razones. En primer lugar, este cohete será reutilizable en su primera etapa, lo que abaratará los costes y permitirá competir con iniciativas semejantes, cuyo camino ha abierto la compañía de Elon Musk y su Starship. En segundo lugar, PLD Space será capaz de aprovechar un mercado de pequeños satélites que está en auge y cuenta con una demanda desatendida en la actualidad. Las previsiones rondan un interés comercial de 320 millones de euros, según la propia empresa.
La compañía se centrará en ser fiable y garantizar resultados sólidos para el medio y largo plazo, sobre la rapidez de sus despegues. Así lo ha expresado el cofundador de la empresa Raúl Verdú: “Vemos una carrera, por supuesto, para ser los primeros. Pero creo que lo más difícil es ser fiable”.
Sin embargo, a PLD Space no le faltan competidores. Entre ellos está el consorcio formado por HyPrSpace, Telespazio France y CT Ingénierie, que ha recibido financiación del estado francés para su proyecto PADA1, de 35 millones de euros. El primer objetivo será el lanzamiento en 2026 del cohete híbrido Baguette One, de carácter suborbital, que contribuirá a perfeccionar el lanzador orbital OB-1 (Orbital Baguette One), que será reutilizable, al igual que el Miura, pero que podrá soportar una carga de 200-250 kilogramos (frente a la tonelada del Miura). Pese a esta diferencia, Francia se coloca como otro competidor europeo por el liderazgo del ‘New Space’.
Desarrollo del sector espacial español
El sector espacial español está especialmente activo en misiones internacionales y europeas, con una facturación 1.065 millones de euros en 2021, incluidas actividades indirectas, lo que supuso el 0,1% del PIB nacional (un 0,9 del PIB industrial). Ocupa a 5.890 personas de forma directa (más de 12.000 incluyendo también los empleos indirectos), lo que le sitúa en quinto lugar europeo en cuanto fuerza laboral, tal como figura en el último anuario de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE). Otro dato que da idea del desarrollo del sector a nivel mundial es que en 2021 se llegaron a lanzar 1.400 nuevos satélites.
Cabe destacar el hecho de que España es capaz de producir en territorio nacional elementos de cualquier etapa del proceso de producción de tecnología espacial. Esto tiene relevancia porque en la industria espacial, al ser una actividad estratégica, es común el traslado de la sede al país del accionista principal. Por lo tanto, es importante poseer una buena cantidad de financiación procedente de España, para mantener todos los beneficios posibles en el propio país. En palabras de Jorge Potti (vicepresidente del espacio de TEDAE), España debe buscar mantener los centros de control de proyectos europeos como el IRIS2 en territorio nacional. Para ello el sector público juega un papel clave. El mercado ‘downstream’ (enfocado en las aplicaciones y servicios satelitales), que posee un alto volumen de negocio en la actualidad, necesita estar apoyado sobre un sólido mercado ‘upstream’ (centrado en la construcción de instalaciones del segmento ‘terreno’, donde entran los lanzadores o satélites). Este último necesita una gran inversión pública. Más del 60% del volumen de negocio en los segmentos ‘terreno’ proviene de presupuestos gubernamentales. De esta manera, se podría decir que un sector espacial que carezca de una fuerte inversión por parte del gobierno tiene poco futuro. Sin embargo, como hemos visto, en la actualidad el espacio cuenta con actores tanto públicos como privados.
Ahora bien, se podría decir que en España el sector espacial cuenta con la combinación de fondos propios de las instituciones del Gobierno y con los fondos europeos, además de un emergente sector privado y de ‘startups’. En primer lugar, como país de la Unión Europea, participa en el Programa Espacial Europeo y, consecuentemente, en el Marco Financiero Plurianual (2021-2027), que dedica hasta 2.300 millones de euros al desarrollo de este sector, dentro de la sección de mercado único, innovación y economía digital. En 2023 la aportación del Gobierno español a la ESA aumentó un 20% hasta los 300 millones de euros; por su parte, casi 1.700 empresas españolas se beneficiaron en los últimos diez años de 250.000 millones de euros llegados desde Europa.
Esta alta presencia de España en los proyectos de la Agencia Espacial Europea y otros programas internacionales es crucial. La cumbre Space Defense Industry Summit celebrada en Sevilla el 25 y 26 de octubre mostró una industria espacial española en indudable auge. En la cita, numerosas empresas nacionales se suscribieron a programas de la ESA. A esto se le suma la elección de dos astronautas españoles (Sara García Alonso y Pablo Álvarez Fernández) para el cuerpo principal de la agencia, un hito que no se producía desde hacía 30 años.
Un ejemplo de proyecto a destacar es el contrato firmado en el marco de Copernicus, referente al Land Surface Temperature Monitorings (LSTM). Esta misión estará liderada por la industria española, a través de Airbus Space Systems España, la única empresa en el país que cuenta con la capacidad para construir sistemas completos de satélites, y que cuenta con unas ventas que alcanzan los 150 millones de euros. El contrato está valorado en 380 millones de euros, e incluye el desarrollo y construcción de dos satélites para pronosticar los recursos naturales de la tierra. Además, Airbus España cuenta con la fábrica de fibra de carbono más grande de Europa, capaz de producir todo de una sola pieza, desde Getafe (Madrid).
Otro proyecto a destacar es la red satelital del Atlántico, que lanzará 16 satélites, y que ha supuesto un aumento de la inversión pública aeroespacial hasta los 2.710 millones de euros. Los satélites serán producidos conjuntamente por España y Portugal y estarán destinados a monitorizar el cambio climático.
La prueba indudable de esta transversalidad público-privada es la Agencia Espacial Española, fundada en abril de 2023. Sus principales objetivos, entre los que se encuentran la definición de un Plan Nacional del Espacio y una Ley del Espacio, muestran el compromiso de España para impulsar un sector espacial de calidad y con resultados a medio y largo plazo, creando empleo. Todo ello a partir de un presupuesto inicial de más de 700 millones de euros, que crecerá a medida que se vayan adquiriendo resultados, gracias en parte también a la existencia de empresas privadas como PLD Space abriendo tantas perspectivas de futuro.
Por último, España ya cuenta con un elevado número de empresas privadas dedicadas al sector, con gran renombre. Hispasat, con sede principal en Madrid, es el puente principal de comunicaciones entre Europa y América. Hisdesat, además de producir servicios satelitales para la defensa del gobierno del país, cuenta con proyectos de renombre como el satélite Spainsat, cuyo seguimiento se realiza desde Madrid y las islas Canarias, realizado en colaboración con grandes compañías filiales de Airbus D&S y Thales Alenia Space. Airbus Space Systems España (filial de Airbus D&S y empresa líder del sector espacial español) ha desarrollado el satélite PAZ, primer satélite radar español.
Aspiración factible
En definitiva, se podría decir que las perspectivas de futuro del sector espacial español son positivas, con grandes aspiraciones a medio y largo plazo. Para alcanzar los objetivos, España deberá aprovechar el ‘boom’ de sus empresas privadas de renombre y ‘startups’, aumentar su participación en proyectos europeos e internacionales, y explotar al máximo la nueva Agencia Espacial Española, con una estrecha colaboración transversal entre el ámbito público y el privado. Además, siguiendo la alta demanda de pequeños satélites, mucho más asumibles y con grandes beneficios futuros, los fondos deberán centrarse en empresas emergentes con ideas revolucionarias en este mercado, como es PLD Space. Si el Gobierno asume el riesgo inicial, estas empresas podrían crecer exponencialmente, haciéndose un lugar en el sector espacial internacional y convirtiéndose en socios fiables e indispensables para las grandes empresas a nivel global. Todo ello, sumado a inversiones en capital humano y técnico e independencia tecnológica, aumentará la confianza de actores externos, y situará a España como uno de los socios irremplazables de la industria.