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Imagen de un vídeo propagandístico de Hamás
El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó un ataque sorpresa contra el sur de Israel, matando a más de 1.400 personas y tomando más de doscientos rehenes. Israel ha declarado la guerra al grupo en respuesta, penetrando en la franja de Gaza con fuerzas de las IDF en una operación terrestre aún en marcha, y ha indicado que su ejército continuará con una larga campaña hasta eliminar Hamás por completo. Con esta escalada en el conflicto, Hamás ha conseguido estar en el punto de mira y poner el foco en su causa y en su organización, lo que nos hace peguntarnos: ¿Qué es Hamás y cuál es su origen? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cómo se organizan y con qué apoyos?
Hamás es un movimiento militante islamista y uno de los dos principales partidos políticos de los territorios palestinos, además de ser considerado como un grupo terrorista por una gran parte de la comunidad internacional. El grupo controla políticamente desde 2006 la Franja de Gaza, territorio de 365 km² que alberga a más de dos millones de palestinos.
Orígenes
Hamás hace referencia al acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica (Harakat al-Muqawama al-Islamiya) y fue fundado por Ahmed Yassin, un jeque palestino que después de ser activista en las ramas locales de la Hermandad Musulmana de Egipto estableció a Hamás como brazo político de la Hermandad en Gaza en diciembre de 1987. Esto ocurre después del estallido de la primera intifada, el levantamiento palestino contra la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. El grupo se presenta bajo una identidad nacionalista, islamista y yihadista. En ese momento, el propósito de Hamás era contrarrestar la Yihad Islámica Palestina (YIP), otra organización cuyo compromiso de resistir violentamente a Israel amenazaba con quitarle el apoyo de los palestinos a la Hermandad.
En 1988, Hamás publicó su carta constitucional, abogando por la destrucción de Israel y defendiendo el establecimiento de una sociedad islámica en la Palestina histórica. Este propósito forma parte de las fuertes críticas que expresó Yassin sobre la estrategia de oposición a Israel de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada durante años por Yasser Arafat. Las ideas del líder de la OLP estaban ligadas al socialismo y al panarabismo, corrientes ideológicas muy populares en las décadas de 1960 y 1970 en Oriente Medio. Sin embargo, estas posturas eran objeto de críticas por parte de Yassin, quien las percibía como influencias ‘occidentales’. Para Yassin, además de la lucha contra Israel, también era crucial preservar la ‘sharia’ y la ley islámica como fundamento de un eventual estado palestino. Además, la OLP estaba muy desprestigiada porque se la veía como corrupta y distanciada de los problemas reales de los palestinos, pues su liderazgo estaba cómodamente asentado en Túnez, mientras los palestinos sufrían directamente los efectos de la intifada.
Durante la primera intifada Hamás tuvo un papel creciente pero moderado, ya que la figura más reconocible dentro de la resistencia palestina era Yasser Arafat. No obstante, a partir de la década de 1990, su papel en la política palestina aumentó considerablemente gracias a dos factores clave: la formación del brazo armado de Hamás llamado Brigada de Ezzeldin al-Qassam y su posición firme en contra de cualquier acuerdo de paz.
De esta manera, Hamás condenó los Acuerdos de Oslo, el pacto histórico firmado por el líder de la OLP, Yasser Arafat, y el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, en 1993. Estos acuerdos establecían un autogobierno limitado para partes de Cisjordania y Gaza bajo una entidad recién creada llamada Autoridad Nacional Palestina (ANP). Además de rechazar los acuerdos, Hamás condenó el reconocimiento mutuo entre la OLP e Israel, que Arafat y Rabin aceptaron oficialmente en cartas enviadas días antes de Oslo. Consecuentemente, Hamas rechazó formar parte de la recién creada ANP y comenzó una campaña de ataques bomba suicidas hacia Israel que hizo que empezase a ser catalogado como grupo terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido o Canadá. Al mismo tiempo, el nombre de Hamás comenzó a resonar cada vez más en la región de Oriente Medio y su influencia entre la población palestina aumentó. Este aumento en el respaldo hacia Hamás entre los palestinos puede atribuirse a su firme oposición hacia Israel y a las críticas de corrupción e ineficacia dirigidas hacia la ANP y el partido principal, Al Fatah.
Con el inicio de la segunda intifada a finales del año 2000, el papel de Hamás fue más destacado, casi al mismo nivel que el de Al Fatah, a pesar de que este último ocupaba posiciones gubernamentales en ese momento. Por otro lado, aun habiendo sufrido derrotas importantes en el terreno contra Israel y haber perdido a dos de sus líderes más importantes –Ahmed Yassin y Abdel Aziz ar-Rantisi– abatidos en operaciones militares especiales ejecutadas por el Tsahal, la influencia política de Hamás se disparó durante esta intifada. Por otra parte, en estos años se fortaleció el brazo armado de Hamás, según acusa Israel, debido a la colaboración de Estados como Irán o Qatar, así como de grupos armados hostiles a Israel, como Hezbolá en el sur del Líbano. Estos actores externos han expresado repetidamente su respaldo a las operaciones de Hamás, aunque han llegado a negar proporcionar ayuda militar directa.
La relevancia política de Hamas tuvo su auge en 2006 cuando ganó las elecciones legislativas en Gaza, imponiéndose sobre otros partidos de larga trayectoria como Al Fatah o el Frente Popular para la Liberación de Palestina. La percepción de Hamás como una amenaza por parte de Al Fatah generó crecientes tensiones entre ambas facciones, culminando en un enfrentamiento abierto por el poder en 2007. Aunque Al Fatah mantuvo su dominio en Cisjordania, Hamás tomó el control total de la Franja de Gaza. Esta división dejó a la política palestina y a sus dos territorios en un estado de fractura y parálisis durante años. Esta situación también generó preocupaciones adicionales a Israel, ya que, a diferencia de Al Fatah —que cree en la solución de dos estados—, Hamás considera que Israel debe desaparecer y que solo puede prevalecer un estado: el de Palestina.
Desde entonces, Israel comenzó a aislar la Franja de Gaza, un bloqueo que ha causado una crisis humanitaria entre los más de dos millones de habitantes de la zona.
En el periodo comprendido entre 2008 y 2021, Israel vivió en un estado de permanente tensión con Hamás. El constante goteo de cohetes del grupo terrorista sobre territorio israelita elevó la tensión en al menos cuatro ocasiones, resultando en sendos conflictos armados, en algunos de los cuales Israel ha llegado a penetrar temporalmente en Gaza con fuerzas terrestres para “segar la hierba”, utilizando la terminología de las IDF. La primera guerra desencadenada por Hamás, en 2008, resultó en la ofensiva militar israelí ‘Plomo Fundido’, que duró aproximadamente un mes. La segunda ocurrió en 2012, y culminó con el reconocimiento de Palestina como Estado observador ‘no miembro’ por la Asamblea General de la ONU. El tercer brote armado, en 2014, se inició debido a ataques desde Gaza, culminando en una ofensiva terrestre israelí y un alto el fuego temporal en agosto. Finalmente, la cuarta guerra, en 2021, comenzó con el lanzamiento de cohetes desde Gaza y ataques aéreos israelíes, precedida por disturbios en Jerusalén Este.
El mantenimiento de tan intensa actividad política y militar ha exigido a Hamás la creación de una estructura, compleja pero flexible, capaz de adaptarse a la permanente presión militar israelita, y fuentes estables con las que financiar su actividad. Ambos aspectos son tratados a continuación.