La guerra de Ucrania atasca las negociaciones para resucitar el pacto nuclear con Irán

La guerra de Ucrania atasca las negociaciones para resucitar el pacto nuclear con Irán

ARTÍCULO

07 | 02 | 2023

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La invasión rusa ha cambiado las prioridades en la agenda internacional; el suministro de drones iraníes a Rusia complica la relación de Teherán con EEUU y la UE

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Centrifugadoras en una planta nuclear de Irán [Tasnim News Agency]

Las negociaciones para resucitar el acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán, firmado en 2015 y moribundo desde que en 2018 la Administración Trump salió del pacto, llevan varios meses estancadas. El intento de la Administración Biden y la UE de recuperar el compromiso de Teherán a restringir su enriquecimiento de uranio se ha visto paralizado por la guerra de Ucrania. Mientras, el Organismo Internacional de Energía Atómica constata la creciente acumulación de uranio cada vez más enriquecido en las plantas nucleares iraníes.

La comunidad internacional teme el creciente potencial de Irán para fabricar armas nucleares por la mejora en sus capacidades armamentísticas y la ambigüedad y poca credibilidad de los informes presentados ante el Organismo Internacional de Energía Atómica. El posible rearme nuclear iraní, sumado a la ya existente inestabilidad en la región, pone en alerta tanto a los países más cercanos geográficamente, como a las potencias mundiales.

El Plan de Acción Integral Conjunta

El denominado Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC, conocido en inglés como JCPOA), que entró en vigor noventa días después de la adopción de la Resolución 2231 (2015) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tenía como objetivo principal detener el desarrollo nuclear y evitar la proliferación de armas nucleares en Irán, además de proporcionar tiempo de reacción al P5+1 en caso de crisis o emergencia. A cambio, las sanciones económicas impuestas sobre el gobierno de Irán por parte de la comunidad internacional se reducirían paulatinamente. Este acuerdo fue un hito en el marco de la cooperación internacional, pues puso fin a más de una década de tensiones entre Irán y los países del P5+1+UE (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania y los países miembros de la Unión Europea) y se establecieron vías diplomáticas convencionales para las relaciones entre estos actores. Sin embargo, tras la retirada de Estados Unidos en 2018, promulgada por Trump unilateralmente, los demás países que conformaban el pacto, además de la Unión Europea, abandonaron sus obligaciones; incluyendo Irán, que comenzó de nuevo a desarrollar uranio enriquecido en sus plantas nucleares.

El contenido del PAIC era mucho más estricto y exigente que los mecanismos de salvaguardias del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que verifica el cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), del cual Irán sigue formando parte, pese a estar infringiéndolo. Las obligaciones del Pacto se dirigían específicamente a la República Islámica y, aunque limitaba las ambiciones nucleares de Irán, le otorgaba también ayudas a la economía y al comercio, así como un aligeramiento de las sanciones internacionales impuestas a partir de 2002, cuando saltaron las alarmas por el descubrimiento de plantas nucleares clandestinas.

El intento de revivir el PAIC en abril de 2021 en Viena parecía progresar adecuadamente, con todas las partes interesadas en reanudar el pacto, o bien redactar uno nuevo. Este esfuerzo se gestó debido a que, tanto en Estados Unidos como en Irán, se había dado un cambio en la presidencia, con Biden y Raisi respectivamente, lo cual sumó esperanzas a la reactivación del pacto. Las negociaciones se estancaron con el comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 y, aunque la administración Biden afrontó ambos conflictos por separado, estas han perdido relevancia. Las últimas conversaciones acerca de resucitar el PAIC se dieron en agosto de 2022 y no han visto prospectos de avanzar desde entonces.

El impacto de la invasión rusa de Ucrania

La revisión del PAIC iba por su octava ronda de negociaciones cuando estalló la guerra promovida por Moscú en territorio ucraniano, lo que generó que estas negociaciones quedaran en un segundo plano. La prioridad de las partes implicadas cambió, pese a estar estrechamente relacionada: ante la dificultad de reforzar el PAIC, Teherán llevaba años reforzando su vínculo con Moscú en los ámbitos político, económico y militar, especialmente en momentos de tensión con Occidente. En cierto modo, Irán ha estado intentando equilibrar su interés en un entendimiento con los países europeos del P5+1, por las ventajosas oportunidades económicas que ofrecen, con un acercamiento a Rusia y a su visión de un mundo multipolar, en el que Estados Unidos no es la única gran potencia. Cabe mencionar, no obstante, que algunos sectores de la política iraní son reticentes a estrechar el vínculo con Rusia por su complicada historia con el país.

De momento, la relación con Rusia se ha regido por intereses y negocios comerciales, pero queda pendiente ver cómo se desarrollan las relaciones entre los dos países en el futuro, mientras Irán busca el equilibrio perfecto para tener cubiertas sus necesidades económicas y políticas. El suministro a Rusia de drones de producción iraní en la guerra de Ucrania y la presencia de técnicos sobre el terreno para su manejo abre perspectivas de un mayor alineamiento con Moscú, aunque también puede interpretarse como un intento de reforzar las cartas que Teherán puede jugar en el equilibrio multipolar.

Además, la Federación Rusa se ha involucrado en la revisión del PAIC, ya que alega que este afecta directamente a su relación con Irán. Entre sus intereses estaría el aprovechamiento del establecimiento de suministros de energía de forma legítima, según la interpretación del marco jurídico del PAIC realizada por Moscú. Así pues, por el momento, es difícil concebir la renovación del PAIC del OIEA, siendo conscientes de que es el Consejo de Seguridad, entre otros, quien debe aprobarlo.

Los indicios actuales

En los últimos meses, el Organismo Internacional de Energía Atómica ha emitido varias resoluciones acerca de la situación en Irán poniendo de manifiesto la urgente necesidad de proteger los mecanismos de salvaguardias del Tratado de No Proliferación. La última resolución de advertencia, en el mes de noviembre, fue acogida por Teherán con un aumento en el enriquecimiento de uranio. Pese a la opacidad del gobierno iraní en relación con su desarrollo nuclear, la presidencia anunció tener reservas de uranio enriquecido al 60%. Esto no es suficiente para fabricar un arma atómica —el porcentaje tendría que rondar el 90%—, pero acerca el potencial del país a la creación de la bomba nuclear.

Asimismo, este nivel de enriquecimiento de uranio rompe vehementemente con las cláusulas del Pacto de 2015, ya que estas reservas superan 19 veces el límite permitido, e incrementan exponencialmente. El gobierno de Raisi defiende que estas existencias tienen fines médicos, pero a su vez tiene tres instalaciones tecnológicas nucleares no declaradas, además de plantas de agua pesada. Teniendo en cuenta estas informaciones, la OIEA no puede garantizar que los fines de los programas iraníes sean pacíficos.

Por otro lado, preocupa la reacción de los países de la región, especialmente de Arabia Saudí y de Israel. Riad ha declarado su intención de defenderse de forma simétrica en el caso de que Irán terminase la fabricación de una bomba nuclear operativa y, a su vez, se ha mostrado escéptico con la posibilidad de restaurar el PAIC, instando a Teherán a cumplir con sus obligaciones internacionales. De la misma manera, Israel ha mostrado sus preocupaciones por el incumplimiento del Pacto, del que se ha mostrado reticente desde un inicio. El planteamiento era el siguiente: la reducción de los aranceles y la facilitación de los flujos monetarios internacionales podría conducir al financiamiento de los grupos radicales islamistas, presentes en la franja de Gaza, lo cual provocó el rechazo de gran parte de la política israelí, y también el de un sector del republicanismo estadounidense. Esto, sumado al arsenal nuclear encubierto del que goza Israel, contribuye a la inestabilidad regional y a la dificultad de conjugar un nuevo acuerdo.

En definitiva, es complicado tener una visión clara de lo que depara el futuro en Oriente Medio, más teniendo en cuenta que Irán fue el principal promotor de una zona libre de armas de destrucción masiva en la región (ZLADM). Los retos que plantea Oriente Medio son extensos y continuarán siéndolo, por lo que es fundamental la coordinación de las potencias mundiales y de los organismos internacionales para que todos los esfuerzos realizados hasta día de hoy no queden obsoletos.