La Leyenda Negra como lección reputacional

La Leyenda Negra como lección reputacional

RESEÑA

15 | 02 | 2023

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Análisis de una mala fama construida sobre mentiras creíbles y verdades exageradas: exageración acerca de lo malo hecho por España y omisión de lo pésimo hecho por otros países

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Portada del libro de Enrique Sueiro ‘Mentiras creíbles y verdades exageradas. 500 años de Leyenda Negra’ (Madrid: Kolima, 2022), 364 p.

En el contexto de últimos libros que reivindican el buen nombre de España en su histórica presencia en Hispanoamérica –ciertamente admitiendo abusos, pero combatiendo firmemente la Leyenda Negra– esta aportación de Enrique Sueiro tiene interés por el detalle argumental que presenta. Desvela “la mentira de la verdad exagerada”, analizando las denuncias de Fray Bartolomé de las Casas, que aportaron la munición inicial para el relato negativo sobre el Imperio español, y combate “la mentira de la verdad omitida”, comparando la obra colonizadora de España con la de otras potencias, cuyos aspectos negativos, de mayor calibre en muchos aspectos, suelen pasarse por alto.

Dedicado profesionalmente a la comunicación directiva y la reputación, Sueiro da al libro un cierto aire de manual reputacional, con conclusiones al final de cada capítulo en forma de puntos que pueden servir para guiar el liderazgo de empresas y otras organizaciones. Lógicamente, no obstante, también cabe leer esta obra como una narración corrida sobre el relato que se configuró en el siglo XVI y el que en realidad debería haber sido a tenor de los hechos ciertos.

Si tenemos en cuenta la reciente literatura relacionada con esta materia, podrían destacarse como aportaciones de Sueiro el análisis pormenorizado de lo que escribió el obispo De las Casas, en el que quedan claras la exageración y la falta de rigor histórico del dominico, aunque pueda admitírsele buena intención en las advertencias ante la Corona; y la profusión de datos sobre lo que otros hicieron: cómo la Inquisición española fue más benévola que instituciones similares de Inglaterra o Alemania, por ejemplo, o cómo otros procesos colonizadores promovieron un sistemático exterminio indígena que no se dio en Hispanoamérica.

La Leyenda Negra es esencialmente un fenómeno reputacional –el bulo que otros hicieron correr contra España y la ausencia de una estrategia española para hacerle frente–, por eso el enfoque de Sueiro tiene especial sentido. La Leyenda –no el nombre, pues la designación de Leyenda Negra se comenzó a aplicar al comenzar el siglo XX– tuvo su origen en Italia en el siglo XVI. Las clases dirigentes italianas, que se veían herederas de una cultura superior y desdeñaban a los españoles, quienes controlaban una parte de su territorio, impulsaron un relato negativo acerca de España y de la obra que le daba mayor gloria: la conquista de América. La campaña prendió enseguida en los Países Bajos, igualmente bajo dominio español, y luego se extendió a otros países, como Francia e Inglaterra. Puede valorarse como una reacción de envidia de potencias que despuntaban y que no admitían que un país al que consideraban culturalmente inferior hubiera sido capaz de una realización tan admirable a sus ojos. A partir de ahí, la bola no ha dejado de rodar. “La Leyenda Negra española no es la primera ‘fake news’ o desinformación de la historia, pero quizá sí una de las de mayor dimensión e impacto multisecular”, afirma el autor.

El libro incluye también un capítulo dedicado a la personalidad de Felipe II y a su enfrentamiento con Antonio Pérez, otro español que aportó munición contra su país: tras ocupar el puesto de mano derecha del rey y luego ser detenido, huyó a Francia e Inglaterra para propagar entre sus cortes publicidad negativa acerca de España. Un capítulo final repasa las falacias en torno al episodio de la Armada Invencible, adjetivo que el autor prefiere no utilizar porque fue el resultado de la propaganda inglesa.

La obra se lee con facilidad y su tono apologético refuerza la claridad expositiva, aunque el deseo de combatir acusaciones injustas le hace ser un tanto taxativo en algún aspecto. El mismo reconoce, en las páginas de agradecimiento, haberse enfrentado a la dificultad de encontrar el tono adecuado para el texto: la duda sobre si acentuar o moderar ciertas consideraciones en asuntos “tan delicados”.