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La Policía hondureña retoma el control de las cárceles tras motines de pandilleros, en junio de 2023 [Gobernación]
INFORME SRA 2024 / [versión en PDF]
° La presidenta Xiomara Castro decretó el estado de excepción en diciembre de 2022; en marzo de 2023 anunció la próxima construcción de dos cárceles de máxima seguridad.
° El Salvador es un país más pequeño, el presidente ha negociado bajo la mesa con las pandillas y alrededor de un tercio de sus miembros han huido, algunos precisamente al vecino país.
° Honduras enfrenta además el problema del narcotráfico, Castro tiene menos resortes de poder que Bukele y en Honduras hay mayor complejidad de cuerpos policiales.
El Salvador y Honduras se han visto asolados por un mismo problema desde hace décadas. Las maras han convertido ambos países en dos de las naciones más peligrosas del mundo y con las mayores tasas de homicidios en todo el continente. Con origen entre la inmigración centroamericana en Los Ángeles, las maras Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18 se expandieron desde la década de 1990 a El Salvador y Honduras –en menor medida, a Guatemala– una vez allí terminaron las guerras que habían expulsado población.
Tras algún intento previo de mano dura infructuoso en El Salvador, la elección del presidente Nayib Bukele en 2019 significó un cambio considerable y su éxito en la reducción de la violencia ha querido ser replicado por otros países, entre ellos Honduras, donde se han aplicado algunas medidas semejantes sin que hasta el momento haya habido una clara reducción de la tasa de homicidios. La mayor presencia del narcotráfico en Honduras, por donde pasa la ruta de la cocaína colombiana rumbo a Estados Unidos –El Salvador queda algo más al margen– puede explicar esa diferencia, además del poder más omnímodo ejercido por Bukele, en ocasiones con tintes distópicos.
Hasta el comienzo de la presente guerra contra las maras, se calculaba que en El Salvador había de 30.000 a 60.000 miembros activos, prácticamente doblando, aun siendo un tercio menos de población, los entre 25.000 y 36.000 de Honduras (contando también personas de sus entornos, parcialmente implicadas, en el caso salvadoreño el número llegaba a 300.000).
Tasa de homicidios
A su llegada a la presidencia, Bukele lanzó el Plan de Control Territorial, con el fin de acabar con los pandilleros. Este proyecto se basaba en tres ejes fundamentales: atacar las finanzas de las maras, cortar su comunicación en las cárceles y recuperar el centro de las grandes ciudades. Bukele otorgó un rol importante a las Fuerzas Armadas, incrementando sustancialmente los gastos de defensa, y procedió a la construcción de una megacárcel con la que El Salvador se sitúa como el país con la tasa más alta de personas en prisión del mundo.
Paralelamente, se ha seguido una política arbitraria de detención y encarcelación de presuntos sospechosos, y se ha dado un trato abusivo en las cárceles, como Human Rights Watch ha denunciado. Durante esta guerra contra las maras, las autoridades salvadoreñas han capturado a más de 68.000 personas. La aplicación del estado de excepción desde marzo de 2022, se han producido detenciones sin garantías judiciales, un hacinamiento extremo en las cárceles y un número elevado de muertes en ellas.
En este tiempo, El Salvador ha pasado de tener la mayor tasa de homicidios mundial, de 104 por cada 100.000 habitantes en 2015, a 7,8 en 2022 y 2,4 en 2023. En palabras de Bukele ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2023, “El Salvador ha pasado de ser el país más peligroso del mundo a ser el país más seguro de América Latina” y “compite con Canadá por ser el país más seguro del continente”. La alta popularidad de Bukele, superior al 90%, le llevó a una aplastante victoria en su reelección de febrero de 2024.