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Flota de pesca de China, en la provincia de Zhejiang [China Foto Press]
Navegando en aguas peligrosas
6 de diciembre.— La seguridad marítima global atraviesa uno de sus momentos más delicados desde hace décadas. No sólo por el fantasma de una nueva guerra fría, que tendría un componente eminentemente marítimo/naval y que cada vez parece acercarse más, sino también por el amplio abanico de riesgos y amenazas (convencionales y no-convencionales) presentes a lo largo de las aguas de todo el globo.
Así, tanto la OTAN como la Unión Europea se encuentran en estos momentos navegando aguas peligrosas. Las amenazas para nuestra seguridad y para el orden internacional actual hacen de la seguridad marítima y el poder naval instrumentos que, unidas a la rápida evolución tecnológica y su impacto en la industria del armamento, serán fundamentales para prevalecer en el ya denominado por muchos “siglo marítimo”.
China y el Indo-Pacífico
El Indo-Pacífico es, a día de hoy, el centro de gravedad de la seguridad mundial por diversas razones de índole política, económica y militar, y cuenta además con una geografía eminentemente marítima. Si en algún momento llega a estallar la chispa de una tercera guerra mundial (que sería, por cierto, muy distinta a las dos anteriores), esta región sería sin lugar a dudas una de las principales protagonistas; bien por ser donde ésta comience, o porque se convertiría rápidamente en uno de sus principales teatros de operaciones.
China cuenta con la marina de guerra y la flota pesquera más grandes del mundo en cuanto a número de embarcaciones. Si bien el número de barcos con el que una marina cuenta no es ‘el’ factor decisivo para determinar sus capacidades reales, no cabe duda de que es uno de ellos. Sus ambiciones territoriales y comerciales han convertido la región en una bomba de relojería, con unas capacidades navales para evitar que Estados Unidos pueda operar de forma normal en la región, y con hostigamientos a sus vecinos que, pese a estar por debajo del umbral de acciones militares (dentro de la denominada ‘zona gris’), amenazan con escalar hasta convertirse en un conflicto armado.
China aspira a ejercer la soberanía de la totalidad del Mar del Sur de China utilizando la denominada ‘Línea de nueve trazos’, y ha fortificado sus costas para impedir a la marina norteamericana y sus aliados navegar en la región con una poderosa demostración de denegación del acceso a y navegación en la región (A2/AD). Con las capacidades de su artillería basada en tierra, particularmente sus misiles DF-26 y DF-31B los buques de la US Navy y sus aliados se enfrentarían a grandes dificultades en caso de tener que ayudar a Taiwánfrente a una invasión de China –principalmente, al dilema de tener que elegir entre aventurarse dentro de la primera cadena de islas y arriesgarse a ser alcanzados por los misiles chinos, o mantenerse fuera del alcance de éstos pero incapaces de apoyar a Taiwán frente a una invasión anfibia.
Unido a esto, las disputas territoriales con varios de sus vecinos (Filipinas, Vietnam y Taiwán) se han traducido en incontables incidentes a lo largo de los últimos años, en los que China ha desplegado todo un abanico de tácticas navales híbridas con las que poder hostigar y amedrentar a las embarcaciones que navegan en aguas que Pekín concibe como propias (pese a no serlo).
En agosto de 2023, la Guardia Costera filipina tuvo varios encuentros con sus homólogos chinos, que dispararon cañones de agua a presión contra ellos cuando se disponían a llevar a cabo una operación de reabastecimiento cerca del Atolón de Ayungin. También, durante los últimos meses se han denunciado numerosos casos de bloqueos a embarcaciones filipinas y vietnamitas, a menudo debido a que los últimos se encontraban operando en aguas que China considera suyas.
Recientemente, dos buceadores de la Marina Real Australiana resultaron heridos cuando se disponían a quitar unas redes de pesca que se habían enganchado en una de las hélices de la fragata HMAS Toowoomba. Pese a encontrarse en aguas internacionales dentro de la Zona Económica Exclusiva de Japón, un destructor chino se aproximó a la zona, y pese a ser avisado por la embarcación australiana de que había buceadores en el agua, encendió su sonar de casco, causando heridas leves a los dos buceadores.
Comercio marítimo
En el Mediterráneo Oriental y el Mar Negro, los conflictos en Ucrania e Israel amenazan con causar graves daños al comercio global (más del 80% del cual transita por mar). La situación en Israel ha propiciado la mayor concentración naval en el Mediterráneo desde la Guerra Fría, en una región por la que pasan importantes rutas comerciales que utilizan el Canal de Suez.
La Guerra de Ucrania ha dejado episodios muy significativos en lo que a estrategia naval se refiere, con la irrupción de los drones de superficie no tripulados para atacar a embarcaciones rusas. El empleo de estas embarcaciones, de relativamente bajo coste y con una relación tamaño-impacto muy alta, han permitido a Ucrania hacer frente a la flota rusa del Mar Negro. Sin embargo, el conflicto también ha supuesto un duro golpe para la seguridad marítima (y, sobre todo, comercial) de la región, desde que en julio de 2023 Rusia pusiera fin al acuerdo de exportación de grano mediante el cual los dos beligerantes habían acordado un año antes respetar las exportaciones de cereal, fertilizantes y otros productos que salían de puertos ucranianos.
Rusia ha puesto en práctica un bloqueo naval amenazando con atacar cualquier embarcación que entre o salga de puertos ucranianos, bajo la premisa de que se considerará que todos esos buques puedan portar armas y municiones para el gobierno de Zelensky. Esto, unido a la enorme cantidad de minas antibuque que se han ido colocando en las aguas del Mar Negro desde el inicio del conflicto, ha convertido a esta región en un entorno hostil para el comercio marítimo del que tantos países dependen.
Piratería y amenazas de actores no-estatales
En cuanto a Israel y Gaza, las consecuencias del conflicto se han extendido también al Mar Rojo y el Golfo de Adén, donde los hutíes de Yemen (dirigidos desde Teherán) amenazan ahora la seguridad marítima regional tras años de baja actividad. Junto con el lanzamiento de numerosos misiles y drones hacia Israel que han sido interceptados por destructores americanos desde mediados de octubre, se han notificado numerosos casos de secuestros de cargueros en la región.
El 19 de noviembre, los hutíes abordaron con un helicóptero y posteriormente secuestraron el Galaxy Leader, un carguero operado por la empresa japonesa NYK y sospechado de tener lazos con un empresario israelí. Pocos días después, el destructor americano USS Mason detuvo a cinco personas sospechosas de haber intentado secuestrar otro carguero en el Golfo de Adén. Los piratas habían tratado de secuestrar el buque, pero ante la imposibilidad de ello dada la acción de su tripulación, trataron de huir a Yemen en uno de los esquifes del carguero. Poco después, el 24 de noviembre, un grupo de piratas somalíes pertenecientes a la milicia Eyl secuestraron el pesquero de bandera iraní Almeraj-1, por el que piden una recompensa de 400.000 dólares y han amenazado con emplear para otros secuestros en caso de que no se les entregue el dinero.
De esta forma, la piratería que afectó de forma muy significativa a la región del Golfo de Adén y las aguas del Índico frente a las costas de Somalia a principios de los 2000 amenaza con volver a resurgir. En el año 2008, la Unión Europea lanzó su misión contra la piratería en la región, conocida como Operación Atalanta, que desde el año 2019 (tras la salida del Reino Unido de la Unión) lidera España con la base de Rota (en Cádiz) como cuartel general. Gracias a ella, la piratería se ha visto reducida al mínimo en los últimos años, pese a haber resurgido ligeramente más hacia el oeste, en el Golfo de Guinea.
Infraestructuras críticas submarinas
A todas estas amenazas para la seguridad se une también la creciente vulnerabilidad de las infraestructuras críticas submarinas, sobre todo los cables submarinos y los gasoductos. Estas infraestructuras resultan vitales para la economía global, además de para el suministro energético, y se hallan ampliamente desprotegidas frente a sabotajes como los del Nord Stream en el Mar Báltico, o los numerosos incidentes con cables submarinos en el Mar del Norte y el Mediterráneo durante los últimos años.
Países como Francia (que cuenta con la segunda Zona Económica Exclusiva más extensa del mundo) o Reino Unido han comenzado ya a trabajar en serio con estrategias para fortalecer sus capacidades, que giran en torno a la vigilancia de los fondos empleando vehículos submarinos no tripulados capaces de operar a grandes profundidades. Los demás países OTAN han comenzado también a tomar acción, como demuestra el establecimiento de la Célula de Coordinación para Infraestructuras Submarinas que recientemente instauró la OTAN para favorecer la interoperabilidad de sus miembros en este ámbito.
No obstante, nos enfrentamos a un problema difícil de eliminar al completo, ya que Rusia y los demás países que llevan a cabo estas acciones siempre tendrán una ligera ventaja: el respeto de los países OTAN al derecho internacional que ellos ignoran deliberadamente.
Poder naval
Por último, un factor clave que agrava aún más el panorama descrito hasta ahora es el estado de las marinas de guerra europeas y la industria naval en la mayoría de los países OTAN. Tras varias décadas de relativa estabilidad inmediatamente después del final de la Guerra Fría, prácticamente todas las marinas de guerra europeas y la base industrial que las sustentan se fueron contrayendo significativamente. La promesa de un ‘final de la historia’ y una paz mundial perpetua como la que profetizó el profesor Francis Fukuyama llevaron a los gobiernos nacionales a reducir el gasto nacional y las inversiones en defensa.
Así, mientras potenciales adversarios como Rusia o China han ido fortaleciéndose gradualmente, la OTAN se encuentra ahora con unas capacidades navales y un nivel de presencia marítima insuficiente para hacer frente a todos los desafíos existentes. Estados Unidos, el hasta ahora el indiscutido árbitro en los océanos globales, se encuentra frente a la incapacidad de mantener una presencia naval adecuada en todos los lugares que lo requieren, con unas necesidades estratégicas para las que su flota se queda pequeña, con una base industrial mermada tras años de inactividad y la subsiguiente pérdida de experiencia, e incapaz de construir buques al ritmo necesario. Junto a ello, sus aliados europeos enfrentan problemas similares para fortalecer las capacidades necesarias para apoyarles.
En definitiva, tanto la OTAN como la Unión Europea se encuentran en estos momentos navegando en aguas peligrosas. No obstante, carecen de los elementos necesarios para proteger sus intereses comunes. Frente a un amplio abanico de amenazas para nuestra seguridad y para el orden internacional actual, la seguridad marítima y el poder naval son ahora el principal instrumento al que tendrán que recurrir para prevalecer en el ya denominado por muchos ‘siglo marítimo’.
La US Navy moviliza dos grupos de ataque al Mediterráneo occidental
Un grupo de ataque de la Armada Norteamericana, con el portaviones rodeado de cruceros y destructores de misiles guiados [US Navy]
9 octubre (actualizado el 15 de octubre)—En la madrugada del 7 de octubre, Israel se despertó con el ataque sorpresa perpetrado por Hamas. Una invasión coordinada y altamente planeada, por tierra, mar y aire, con la que las fuerzas palestinas tomaron varias localidades de Israel. En el proceso, cientos de personas han sido tomadas como rehenes, miles han sido heridas y la cuenta de víctimas mortales en ambos lados asciende ya por encima del millar.
Ante el ataque, denominado ‘Operation Al Aqsa Flood’, Israel ha movilizado a la totalidad de sus fuerzas armadas y sus reservistas entre los 18 y los 60 años para ir a luchar en dos frentes: al norte, en la frontera con Líbano, contra los ataques y los bombardeos de Hezbollah; y al sur, con una campaña aérea y terrestre contra las fuerzas de Hamas infiltradas en su territorio y contra la Franja de Gaza, la cual han declarado que dejarán “a la altura del asfalto.”
Durante más de 24 horas, constantes salvas de misiles desde Gaza llovieron sobre distintos puntos de Israel, la mayoría de ellos interceptados por la defensa antimisiles conocida como “la cúpula de acero”. Por parte de los israelís, sus fuerzas aéreas llevaron a cabo una serie de bombardeos de edificios en los que se estimaba que había munición o presencia de Hamas; pero también han destruido numerosos edificios civiles como la mezquita de Al-Amin Muhammad, que quedó completamente reducida a escombros.
Ante las debilidades mostradas por el ejército israelí, y el temor de una posible escalada, la Armada Norteamericana ha movilizado el grupo de ataque número 12, con su portaaviones más moderno en la actualidad (el USS Gerald Ford), el crucero de misiles guiados clase Ticonderoga (USS Normandy), y cuatro destructores de misiles guiados clase Alreigh-Burke (USS Thomas Hudner, USS Ramage, USS Carney y USS Roosevelt). El portaaviones americano tenía previsto realizar una visita al puerto de Marsella, en el sur de Francia, junto con sus escoltas. Pero ante la gravedad de los eventos, el secretario de Defensa ha anunciado que iban a enviarlo inmediatamente al otro lado del Mediterráneo. En una orden posterior, el Pentágono ha decidido enviar a la zona un segundo grupo de ataque, organizado en torno al USS Dwight D. Eisenhower.
Estos grupos de ataque se componen de un buque capital (de gran valor estratégico) como es un portaaviones o un portahelicópteros, varios destructores, cruceros o fragatas como escoltas. Los portaaviones suponen una ventaja fundamental ya que actúan como pequeños aeródromos en el mar, pudiendo transportar decenas de aviones de combate hasta el teatro de operaciones, siendo por tanto herramientas de “proyección estratégica”. La labor de los escoltas (que navegan delante y a los lados del buque capital) es proteger de cualquier ataque a éste, que pese a su alto valor estratégico, va mucho menos armado para defenderse de cualquier ataque. Estos destructores y cruceros (y en el caso de otros países como España, fragatas) es el de controlar el espacio aéreo, la superficie y el espacio submarino de cualquier potencial amenaza, equipados con defensas antiaéreas, antibuque y antisubmarinas para ello (pero también con misiles para realizar ataques sobre blancos terrestres).
Este movimiento ha sido recibido por Hamas y sus aliados de forma desafiante. De acuerdo con el portavoz del grupo, Hazem Qassem, el movimiento es “una participación en la agresión contra nuestro pueblo” y “un intento de fortalecer la moral de una fuerza israelí que se tambalea”. El grupo asegura que la decisión norteamericana no les asusta, y advierte de las consecuencias que su participación podría desencadenar.
Estos buques, armados con la última tecnología de misiles y guerra electrónica, tienen una potencia de fuego muy grande, y en caso de ser empleados (algo que por el momento es poco probable), causarían daños muy significativos en sus objetivos en tierra. Entre ellos están los misiles antibuque Harpoon, misiles superficie-aire RIM-66M y RIM-156, y los misiles de crucero Tomahawk. Además, ni Hamas ni Hezbollah cuentan con una defensa antimisiles capaz de neutralizar un ataque de los buques norteamericanos.
Por otro lado, y aunque es algo que nunca anuncian los estadounidenses dado que su herramienta principal es la sorpresa, en estos momentos seguramente hay varios submarinos de ataque y de misiles balísticos en los alrededores. Es probable que una o dos unidades de la clase Florida (armados con 150 misiles Tomahawk), y alguna otra unidad de los submarinos de ataque clase Los Ángeles y Virginia. Las capacidades de estos submarinos dejarían completamente anulado cualquier objetivo, pero como decimos, su uso en este conflicto será puramente disuasorio, ya que una intervención de estos podría escalar el conflicto e involucrar a terceros países.
A expensas del papel que vayan a jugar las fuerzas norteamericanas enviadas a la región, no cabe duda de que la dimensión naval va a jugar un papel clave en el conflicto, dada la naturaleza geográfica del teatro de operaciones (una zona de amplia costa). La Armada de Israel ha conseguido neutralizar en las últimas horas docenas de intentos de ataque desde el mar, eliminando varias lanchas de ataque. Sus fuerzas especiales, Shayetet 13 (equivalente a los Marines de Estados Unidos) han logrado capturar en la playa a uno de los oficiales de más alto rango de la Marina de Hamas.
Nuevo golpe a la Armada rusa en el Mar Negro
Imagen circulada recientemente con los daños sufridos por el submarino ‘Rostov-on-Don’ [Kyiv Post/Twitter]
25 de septiembre—Las fuerzas navales de Rusia en Sebastopol están mostrando una especial vulnerabilidad. El 13 de septiembre se produjo un nuevo ataque ucraniano a la Flota rusa en el Mar Negro, que ya ha recibido golpes previos en lo que va de guerra, y el día 22 su Cuartel General resultó bombardeado.
El reciente ataque contra embarcaciones se realizó por primera vez contra unidades que se encontraban en dique seco: el submarino ruso de la clase Kilo ‘Rostov-on-Don’ y el buque de desembarco anfibio de la clase Ropucha ‘Minsk’. Ambos se encontraban en dique seco en la base naval de Sebastopol, una de las más importantes y estratégicamente relevantes para la Marina rusa.
El ataque, que tuvo lugar durante la noche, se realizó con misiles de crucero Storm Shadow/SCALP-EG proporcionados a Ucrania por Reino Unido y Francia, lanzados desde un Sukhoi Su-24M. Los misiles penetraron el casco del submarino antes de explotar, dejándolo prácticamente inutilizado. Los daños más significativos afectaron a la parte de proa, donde se almacenan los torpedos y misiles de crucero que lleva el submarino.
El submarino ‘Rostov-on-Don’ es una de las cuatro unidades de la clase Kilo mejorada con los que cuenta Moscú. Con los daños sostenidos en el bombardeo, Ucrania vuelve a apuntarse una pequeña victoria a su favor, con el valor añadido de que se trata del primer submarino que Rusia pierde en combate (aun estando en dique seco) desde los días de la Segunda Guerra Mundial.
De esta forma, Ucrania deja a ambos buques fuera de servicio al menos mientras dure la guerra, y está por ver si ambos podrán volver a navegar algún día. Además, los daños son aún más significativos si se tiene en cuenta que las labores para retirar ambos buques del dique seco serán más que complejas (y costosas), y los daños que haya podido sufrir éste pondrán también en jaque las tareas de reparación para otras embarcaciones de la Flota del Mar Negro.
El incidente constituye uno de los acontecimientos más recientes en la larga lista de golpes asestados a la Flota del Mar Negro desde el comienzo de la guerra. El primero de ellos, el hundimiento del crucero de misiles guiados clase Slava ‘Moskva’ en abril de 2022, fue seguido de numerosos ataques a embarcaciones rusas en el Mar Negro. Desde entonces, en la gran mayoría de ellos se han empleado vehículos no tripulados, conocidos en inglés como Unmanned Surface Vehicles (USVs), que están teniendo un gran impacto en la guerra naval. Es el caso de los ataques a la base de Sebastopol en octubre de 2022, o los ataques a varios buques en el Mar Negro durante el verano de 2023.
Además, el 22 de septiembre, Ucrania realizó un ataque exitoso sobre la ciudad de Sebastopol, en el que logró bombardear el edificio del Cuartel General de la Flota del Mar Negro, contra el que lanzó un misil.
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The Black Sea Grain Initiative is Dead: Implications for Maritime Security in the Black Sea, 21 de julio de 2023.