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Operación Sophia [EUNAVFOR MED]
En los últimos días, la llagada masiva y descontrolada de inmigrantes a la isla italiana de Lampedusa ha llevado al gobierno italiano a exigir a la UE acciones contundentes al respecto, amenazando con un bloqueo naval por parte de Italia en caso de que Bruselas no tome una decisión pronto. Esto pone sobre la mesa la posibilidad de volver a aplicar una iniciativa como la Operación Sophia, de control en el Mediterráneo, lanzada en 2015 ante una crisis similar.
Durante siglos, el Mediterráneo ha sido testigo de incontables movimientos de personas a través de sus aguas. Estos tránsitos, a menudo desde el continente africano a la vieja Europa, traen consigo grandes desafíos, especialmente para aquellos que se ven forzados a cruzar en una barcaza de 10 metros que apenas puede mantenerse a flote con 40 personas a bordo.
La reciente llegada de miles de inmigrantes a Lampedusa desde África ha motivado una fuerte reacción de la primera ministra italiana, Georgia Meloni, cuyas declaraciones Meloni para muchos vuelven a poner sobre la mesa la Operación Sophia y la posibilidad de restablecer una iniciativa similar para frenar las oleadas de inmigrantes.
Merece la pena, por tanto, repasar brevemente la historia de la Operación Sophia, junto con algunas nociones básicas de lo que supone un bloqueo naval, para defender la necesidad o no de reestablecer la Operación Sophia para hacer frente a la actual situación en el Mediterráneo
Operación Sophia
El problema de la inmigración marítima ha sido uno de los dolores de cabeza más serios para la Unión Europea desde sus orígenes, especialmente para aquellos países que ‘cuelgan’ del continente más cercanos a África: España, Italia y Grecia.
Para tratar de paliar los efectos de estas movilizaciones, idénticas a la más reciente en Lampedusa, la UE decidió establecer en el año 2015 la conocida como Operación Sophia (EU Naval Force Mediterranean o EUNAVFORMED). Con ella, Bruselas buscaba reforzar sus capacidades para identificar y capturar todas aquellas embarcaciones sospechosas de llevar inmigrantes ilegales o traficantes. Su nombre definitivo (el oficial era EUNAVFOR MED) fue acuñado por la predecesora de Josep Borrell, Alto Representante de la UE para política de seguridad, Federica Morgherini, que en su visita al cuartel general de la operación en Roma declaró:
“Me gustaría sugerir a los Estados Miembros que cambiemos el nombre de la Operación: en vez de llamarla EUNAVFOR MED, propongo el nombre Sophia. Para honrar las vidas de las personas que estamos salvando, las vidas de las personas que queremos proteger, y para enviar al resto del mundo el mensaje de que la lucha contra la inmigración ilegal y las redes de tráfico de personas es una vía de proteger la vida humana”.
La operación comenzó a andar ese mismo año, planeada con una estructura en cuatro fases distintas. La primera, centrada en la vigilancia marítima a lo largo de las redes de tráfico ilegal hacia Europa. La segunda, enfocada en la búsqueda y dispersión de todas aquellas embarcaciones sospechosas. La tercera, para requisar dichas embarcaciones y tomar medidas legales contra los traficantes capturados. Y la última, el repliegue de fuerzas y final de la operación. Las dos primeas fases fueron llevadas a cabo, pero la tercera nunca llegó a realizarse.
Durante su desarrollo, se contó con la colaboración de países como Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda, Holanda, Eslovenia, España y Reino Unido (por entonces, aún miembro de la Unión). Un esfuerzo multinacional conjunto, de mayor calibre incluso que el desplegado con la aún activa Operación Atalanta en las costas del cuerno de África para luchar contra la piratería, en la que las citadas naciones contribuyeron con buques y aeronaves; éstas últimas sobre todo de patrulla marítima. España fue, junto a Italia, el tercer país que más buques desplegó, tras Alemania y Francia, llegando a enviar las seis fragatas de la clase Santa María (F-80), el patrullero Rayo, y el buque de aprovisionamiento de combate (BAC) Cantabria.
Durante la operación, que se extendió durante cinco años, decenas de miles de inmigrantes fueron rescatados del mar. Sólo en 2016, tras un año de actividad, las embarcaciones aliadas habían rescatado a más de 13.000 personas, lo que motivó al Consejo de la UE a extender su duración. Cuando terminó oficialmente en 2020, habiendo rescatado a más de 44.000 personas, la UE dedicó su atención al embargo impuesto por las Naciones Unidas a Libia, pero los movimientos de personas han vuelto a alcanzar niveles que hacía años no se veían, exigiendo así una respuesta contundente, y volviendo a poner sobre la mesa la opción de restablecer la Operación Sophia.