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Portada del libro de Steven Levitksy y Daniel Ziblatt ‘La dictadura de la minoría. Cómo revertir la deriva autoritaria y forjar una democracia para todos’ (Barcelona: Ariel, 2024) 400 págs.
La democracia se enfrenta actualmente a desafíos considerables en diferentes partes del mundo. Libros como ‘La dictadura de la minoría’, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, ambos politólogos y profesores en Harvard, abordan en profundidad esa coyuntura. Es incuestionable en los últimos años la realidad de una creciente tendencia hacia el autoritarismo y la concentración de poder por parte de destacados mandatarios, y eso es algo que merece una seria reflexión por parte de la sociedad.
El primer punto que abordan Levitsky y Ziblatt es el miedo a perder el poder y nunca recuperarlo; se cree que al abandonar el poder se está dejando morir un proyecto político. En segundo lugar, la sociedad ha llegado a cierta condescendencia con el autoritarismo, normalizándolo e incluso en ocasiones prestándole apoyo. En tercer lugar, es crucial reconocer que eventos del pasado pueden replicarse y que las situaciones pueden volverse aún más extremas.
Aunque se ponen ejemplos históricos de Estados Unidos, el libro ofrece una perspectiva global para dar cuenta de los problemas que afronta el sistema democrático, desde las dificultades de la democracia en Tailandia en la década de 1990, hasta el golpe de Estado en España unos años antes. Con todo, ‘La dictadura de la minoría’ vuelve una y otra vez al sistema estadounidense, cuyo ‘excepcionalísimo’ le ha llevado siempre a verse a sí mismo como faro de la democracia.
Estados Unidos tiene la constitución más antigua del mundo. Esa antigüedad habla de éxito, pero también de la necesidad de algunos ajustes a las realidades del siglo XXI. Por ejemplo, el sistema de colegio electoral, que Levitsky y Ziblatt piden abolir, permite ganar la presidencia sin obtener la mayoría de votos populares (la última vez que ocurrió fue en 2016, en la primera victoria de Donald Trump). Desde la década de 1960 ha habido propuestas de cambio, pero estas nunca han logrado superar el filibusterismo puesto de manifiesto en el Senado y que según los autores es otro de los limitantes de la democracia estadounidense.
Los autores señalan como serio problema la incapacidad del sistema político de Estados Unidos para reformar la Constitución, cuando esto estaba previsto por los ‘padres fundadores’. George Washington decía que la Constitución no era perfecta y en el futuro debía estar abierta a cambios e interpretaciones, y lo mismo advertía Thomas Jefferson.
El libro fue escrito a raíz de la presidencia de Donald Trump, tiempo en el que se cuestionó fuertemente la estabilidad y permanencia de la institucionalidad democrática en Estados Unidos. La radicalización y deriva autoritaria fue una realidad y tuvo su mayor manifestación en la negación de la derrota de 2020 por parte de Trump y sus seguidores. Los autores indican que, después de perder unas elecciones, se espera que el candidato y el partido derrotados abran un periodo de reflexión para replantearse cómo afrontar el siguiente ciclo electoral, tal como hicieron los demócratas luego de perder tres elecciones seguidas en la década de 1980, frente Ronald Reagan y George H. W. Bush. Sin embargo, en su mayoría los republicanos no han condenado la toma del Capitolio del 6 de enero de 2021, y han permitido –cuando no abrazado– el dominio de Trump sobre el partido.
Aunque publicado antes de las elecciones del pasado mes de noviembre, el libro se asoma a la posibilidad de un regreso de Trump a la Casa Blanca y advierte de que personas de tradición conservadora y republicana, como la excongresista Liz Cheney, hija de quien fue vicepresidente de George W. Bush, así como antiguos altos cargos de la primera Administración Trump han acusado a este de tener inclinaciones fascistas.
En tiempos donde la democracia parece estar debilitándose y al borde del colapso en diferentes partes del mundo, una obra como la de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt ofrece una visión profunda y crítica sobre las raíces de esta crisis, que es la mejor contribución para intentar resolverla. Los últimos años han demostrado que las tendencias autoritarias y de apalancamiento en el poder –que responden a instintos primarios de miedo, avaricia, banalidad y ansia del poder mismo– se han extendido. No por ello ‘La Dictadura de la minoría’ adopta un tono pesimista; antes al contrario, supone una llamada a la actitud individual y colectiva, pues la democracia depende de cada ciudadano.