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"En la carrera diplomática no se trata de ser brillantes, sino de ser tenaces"

PROTAGONISTAS

04 | 04 | 2025

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María Granados Machimbarrena, natural de San Sebastián, es graduada de Derecho y de la I promoción de Relaciones Internacionales de la Universidad. En diciembre de 2024 ingresó en la carrera diplomática tras superar una oposición dura, que ha requerido el esfuerzo y el estudio diario durante años, pero con la que asegura ha cumplido el sueño de representar a su país y prestar un servicio público.

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María Granados ingreso en la carrera diplomática en diciembre de 2024, tras superar una dura oposición.

"En la carrera diplomática no se trata de ser brillantes, sino de ser tenaces. Y de no tener mala suerte, porque solo con suerte no se aprueba, pero los infortunios y las injusticias existen y pueden hundir hasta al candidato más preparado", asegura. Ahora termina su fase de formación en la Escuela Diplomática y se incorporará en breve al Ministerio de Asuntos Exteriores.  

El interés de María por lo relacionado con la diplomacia empezó antes de comenzar la universidad. "Cuando terminaba el colegio mi padre me trajo el programa de la oposición. No tenía ni idea de qué quería estudiar, porque todo (o casi todo) me parecía interesante", recuerda. María pensó entonces que la oposición encajaba con sus inquietudes: un test que incluía cultura general, un ensayo -le encanta escribir-, idiomas y los temas, de gran variedad y que suscitaban su interés.

"Era consciente de que no iba a ser un camino nada fácil, de que son muchas horas de estudio diario, de que tu vida se pone en pausa en cierto modo mientras la de los demás avanza. Pero ha resultado mucho más duro de lo que podía imaginar"

"Pensaba que los que escogían ese camino se convertían en eruditos poco a poco. La pasión por el saber me la inculcó mi padre. El grado de Relaciones Internacionales (lo descubrió mi madre), me parecía demasiado completo como para existir. Ya en segundo curso me inscribí también en asignaturas de Derecho para completar mi formación". Ya graduada, en 2019, María decidió opositar a la carrera diplomática, aunque realmente comenzó a estudiar en septiembre de 2020. "Me ilusionaba pensando en ser representante de mi país y, sobre todo, de poder dar un servicio público. Quería poder ayudar a los españoles que estuvieran en el extranjero. Me encanta el mundo internacional, la idea de poder estar en la Unión Europea, en la OTAN o en cualquier país y ser de utilidad", declara. 

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Al examen se presentaron 700 candidatos y María fue una de las 28 personas que obtuvo plaza.

María destaca que en todo este proceso ha contado con el apoyo y la ayuda de su familia. "Ha resultado muchísimo más duro de lo que podía imaginar. Era consciente de que no iba a ser un camino nada fácil, de que son muchas horas de estudio diario, de que tu vida se pone en pausa en cierto modo mientras la de los demás avanza. Pero no podía pensar en lo que iban a costar tantas pruebas, tanta tensión, caer dos veces a las puertas y querer levantarse, no sabe uno ni cómo, pero sí por qué".

María recuerda algunos de aquellos compañeros que se quedaron en el camino y asegura que lo importante es perseverar y ser constante. "Muchos opositores no están acostumbrados al fracaso, conmigo estudiaron personas brillantes que son muy competentes y trabajadoras y siempre lo han sido, pero que a la hora de afrontar los ejercicios de la oposición nada de lo anterior les había preparado para el suspenso. Y hay que contar con él". 

Al examen se presentaron 700 candidatos y María fue una de las 28 personas que obtuvo plaza. Según María, no existe una receta de éxito en número de horas o programación del estudio. Aconseja el orden y la rutina y añade que los preparadores son una pieza fundamental. "El principal obstáculo es sin duda la mente, que hay que trabajarla. Si algo han logrado estos años es ayudarme a conocerme a mí misma: lo que me aporta, lo que necesito, lo que debo evitar, de quién rodearme, cómo controlar mis nervios o cómo disimularlos. A callar y escuchar mucho". 

"Si algo han logrado estos años es ayudarme a conocerme a mí misma: lo que me aporta, lo que necesito, lo que debo evitar, de quién rodearme, cómo controlar mis nervios o cómo disimularlos. A callar y escuchar mucho"

Cien preguntas, un ensayo y "un cante" para cumplir un sueño

El examen a carrera diplomática consiste en cuatro ejercicios: un tipo test de 100 preguntas con 5 más de reserva sobre el temario y otras cuestiones de cultura general o relacionadas con el temario de alguna manera; un ejercicio de idiomas (inglés y francés), que incluye una parte escrita y una parte oral; un ensayo a redactar sobre un tema de actualidad propuesto al momento; y un "cante" de 4 temas (15 minutos cada uno, en total 1hora explicando los temas que salen en sorteo).

El temario consta de alrededor de 200 unidades, y lo redacta y estructura cada cual según considere con la ayuda de los preparadores y de manuales. "El ejercicio más complicado varía para cada opositor, pero en mi caso, aunque suspendí el cuarto en dos ocasiones, mi mayor temor fueron los idiomas. Se requiere de un dominio de ambos y es un examen muy largo en el que transcurren muchas horas y se pasan varios meses de tensión esperando resultados", recuerda. 

María se enteró de que había aprobado la oposición cuando estaba de viaje. Uno de sus mejores amigos se atrevió a refrescar la página web y le comunicó los resultados. "Yo había estado tanto tiempo esperando que decidí no obsesionarme y seguir visitando la ciudad sin mirar el móvil. Cuando me dijo que había aprobado me puse a temblar y entré en una nube de la que aún no he bajado. Nunca había recibido tantos mensajes y llamadas de felicitación. Sin duda ha sido uno de los momentos más bonitos de mi vida. Enseguida llamé a mi familia y ellos me ayudaron a procesarlo. Cuando después de tanto sacrificio se logra cumplir un sueño, la emoción es difícil de explicar e imposible de transmitir". 

María afirma que, a la hora de plantearse opositar a la carrera diplomática, una persona debe ser constante, debe tener claro el objetivo, el porqué quiere opositar y también reservarse tiempo para uno mismo. "Para ser parte de la carrera diplomática, se debe lidiar con la incertidumbre, el maltrato psicológico de estudiar sin conocer resultados, largas esperas de notas, que amigos caigan, a veces injustamente. Se trabaja la paciencia, la adaptabilidad, se debe estar dispuesto a conocer a gente de todo tipo, a hablar con cualquiera con educación y respeto, a callar mucho, a ir más allá de las palabras, evitar prejuicios, estar dispuesto a servir a todos y a estar listo ante cualquier contratiempo. Y cuando parezca que uno ya se lo sabe todo, que lo piense dos veces. Todavía habrá habilidades por descubrir y muchos acontecimientos que vivir".