Verano: tiempo de prácticas y voluntariado

Tal y como afirma Marta Rodríguez-Sañudo, "el verano es la época perfecta para hacer cosas para las que durante el curso no tienes tiempo o a las que no puedes dedicarle tanto como quisieras". Marta es estudiante de 4º de Diseño y durante el mes de junio estuvo enseñando español a tres hermanos de Malasia. "Iba a pasar un mes en Pamplona terminando mi TFG, pero no quería que mi tiempo se limitara solo a eso. Así que me puse en contacto con Tantaka y, en pocos días, ya teníamos el aula reservada y una fecha para comenzar", explica.

​​​​​Marta se reunía con Hafisha, Nusayba y Usayd, de 6, 8 y 12 años, dos veces por semana en el colegio Larraona. Durante las clases de refuerzo trabajó con ellos el vocabulario, practicó conversaciones y les enseñó algunas expresiones que les pudiesen ser útiles en su día a día. "Me impresionó las ganas y la ilusión que tenían de aprender y de integrarse en una nueva cultura. Eso me motivaba a preparar las clases lo mejor posible", asegura. "En solo un mes evolucionaron mucho. Ver ese progreso y cómo disfrutaban aprendiendo me encantó", concluye. 

Ayudar, también, fuera de España

Además de colaborar en diversas asociaciones de nuestro país, estudiantes de la Universidad han participado este verano en diferentes proyectos de voluntariado internacional. Es el caso, por ejemplo, de Puy Barrondo, alumna de 3º de Enfermería, que durante el mes de junio ayudó en el hospital pediátrico "Baca Ortiz", en Quito (Ecuador). "Estábamos siete voluntarias. A cada una nos asignaron una unidad en la que ayudar. Yo estuve en infectología", recuerda.

"Nuestra principal labor en el hospital fue ayudar como enfermera de apoyo. Gracias a eso, conocimos mucho a las familias y niños que había ingresados. Gente muy buena con vidas muy duras. En ese mes que estuvimos, intentamos cuidarles de la mejor forma posible. Tal y como se merecían. Además de realizar labores de Enfermería, jugamos a mil juegos por los pasillos o en la ludoteca del hospital, pintábamos, cuidábamos de los niños cuando las madres necesitaban ir a hacer recados o a asearse, los acompañamos en momentos difíciles, celebrábamos los logros, reímos, lloramos, cantamos y bailamos. Un poco de todo", asegura.

Puy no tiene muy claro qué le animó a hacer este voluntariado, pero no tiene duda de que ha valido la pena. "La verdad que no sabría decir cómo empezó todo. Siempre me ha gustado ayudar y acompañar a la gente. El año pasado, muchas amigas mías fueron a diferentes países a echar una mano y volvieron cambiadas tras conocer las condiciones y realidades que se viven allí. Eso me impactó mucho y me animó a ir yo este año. El mes de junio ha sido un regalo, tanto profesional como personalmente. Siempre me acordaré de tanta gente buena a la que he conocido", afirma.

Como Puy, también Ane Arambarri ha ido este verano de voluntariado, en su caso a Malawi. Ane, estudiante de 2º de Ingeniería Industrial, ha colaborado en el Don Bosco Youth Technical Institute, una escuela técnica dirigida por salesianos, en Lilongwe, la capital del país. "Durante las mañanas daba clase a los alumnos del instituto. Allí mismo está el Youth Center, y después de comer venían todos los niños y jóvenes que vivían cerca para pasar la tarde y así evitar que estuviesen en la calle. Los mayores jugaban a baloncesto, fútbol, netball…; y los pequeños tenían juegos de mesa, balones y libros con los que podían jugar y aprender. Me pasaba las tardes practicando algún deporte, charlando con los jóvenes o jugando con los niños", explica.

"Ha sido una experiencia inolvidable en la que he conocido gente maravillosa y muy generosa que siempre tendrá un hueco en mi corazón", asegura Ane. Toparse con la pobreza del país y descubrir una cultura tan diferente también le ayudó. "Malawi es un país muy pobre, pero como ellos dicen es el corazón cálido de África y es totalmente cierto. Aunque tengan poco, lo comparten todo y siempre están con una gran sonrisa. Se toman la vida con calma y están siempre dispuestos a ayudar", recuerda. "Nos iban informando de las clases que debíamos impartir casi 5 minutos antes. Al principio me agobiaba bastante, pero con el tiempo aprendí a tomarmelo con más calma e ir improvisando también. Me enseñaron que hay que vivir el momento y dejar de pensar en el mañana", reconoce.

Una experiencia laboral internacional

Ayudar, aunque desde una experiencia laboral, es lo que también ha hecho Íñigo Alonso, estudiante de 4º del Grado en Economía con el Diploma en Leadership and Governance. Íñigo ha trabajado este verano en el banco Grameen Bank en Mirpur, Dhaka. Esta empresa, creada en 1976, está especializada en microcréditos a personas de escasos recursos que normalmente no tienen acceso a préstamos bancarios tradicionales. Fue fundada en Bangladesh por el profesor Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006, y su objetivo es ayudar a reducir la pobreza prestando pequeñas sumas a emprendedores para que puedan iniciar o expandir negocios a pequeña escala. 

"Durante mis prácticas, he trabajado en el International Department donde he podido procesar certificados del departamento, elaborar presentaciones para el equipo de auditoría y para el departamento de desarrollo interno. Además he asistido al equipo en la zona rural de Chittagong donde traduje documentos, enseñé sobre inteligencia artificial y ofrecí préstamos. En general, pude contribuir de manera significativa a varios equipos clave y proyectos internacionales", explica.

La experiencia le ha ayudado tanto a nivel profesional como personal. "Profesionalmente, el contacto con otra cultura, idioma y forma de hacer negocios me ha obligado a salir de mi zona de confort, adaptarme rápidamente y desarrollar habilidades como la flexibilidad, la comunicación intercultural y el trabajo en equipos diversos. Además, conocer de cerca el modelo de microcréditos y banca social de Grameen Bank ha ampliado mucho mi visión sobre finanzas inclusivas y empresa social. En lo personal, vivir en Bangladesh me ha permitido ganar independencia y confianza en mí mismo, al valerme por mis propios medios en un entorno desconocido", asegura Iñigo.

Internacional ha sido también la experiencia laboral de Marta Sánchez este verano. Alumna de 2º de Filología Hispánica y Periodismo, Marta ha realizado prácticas en el Instituto Cervantes de Lyon. "Una cultura distinta te hace ver la vida de una forma diferente. Además, aprender un idioma nuevo y exponerte a él diariamente es un reto que te saca de tu zona de confort y te hace crecer", afirma.

En los meses en que ha estado de prácticas, Marta se ha encargado de apoyar con clases, actualizar los programas académicos con las necesidades de los alumnos, organizar actividades culturales, realizar folletos de los cursos disponibles en plataformas online y revisar y apoyar los exámenes DELE. "He aprendido mucho. Allí no era estudiante, sino profesional, así que tenía un nivel de responsabilidad mayor porque mi trabajo afectaba al de otras personas, a mis compañeros y a mis alumnos", reconoce. 

Preguntada por si recomendaría vivir una experiencia así, ella lo tiene claro: "Desde luego. Entiendo las prácticas como una prueba. Te ayudan a descubrir a qué te gustaría dedicarte en un futuro y te abren la puerta a otras opciones que quizá no te habías planteado". 

Una ayuda para descubrir lo que te apasiona

Óscar Ignacio Matheus, que este próximo curso terminará su último semestre de Biología con el Science and Business Program en Madrid, ha realizado sus prácticas de verano en Bioinsectis, una empresa dedicada al desarrollo de biopesticidas de base microbiana. "Dentro de la empresa, he trabajado en el insectario, donde he desarrollado la mayoría de mis funciones. Básicamente, mi trabajo ha consistido en asistir en el mantenimiento de las poblaciones de diferentes especies de insectos consideradas plagas, de manera que puedan ser utilizadas para una posterior experimentación con los biopesticidas en desarrollo. Además, he participado en experimentos relacionados con la optimización del crecimiento de diferentes especies, tomando en cuenta variables como la temperatura y el tipo de dieta", explica.

"Mi objetivo principal con estas prácticas era tener un primer contacto con el mundo de la entomología aplicada, para descubrir si realmente me veo siguiendo una trayectoria profesional por esta rama", asegura.

Complemento a lo aprendido en clase

Además de un primer contacto con el mundo laboral, las prácticas son también una manera de profundizar en aspectos estudiados durante el curso. A Martina Oyono, estudiante de 4º de Derecho, colaborar este verano con el equipo de regulación financiera (FRG) en Linklaters le ha permitido profundizar en la normativa europea. "También he analizado la Ley de Mercados de Valores y de los Servicios de Inversión para clasificar productos complejos en el sistema financiero y he aprendido sobre los plazos de las agencias de valores, requisitos de capital social y tipo de sociedad exigido para su constitución. He realizado comparativas entre la regulación de las agencias de suscripción en España y los Estados de la Unión Europea", explica.

"Ha sido una experiencia increíble, me he sentido parte al 100%, mi equipo me acogió desde el primer momento y se han implicado al máximo en mi formación, encargarme tareas y en hacerme sentir una más. Ha sido maravilloso descubrir la cantidad de profesionales extraordinarios que hay en el mundo de la abogacía", asegura. Y concluye: "Esta experiencia en Linklaters ha supuesto un continuo aprendizaje, que recomiendo a todo el mundo".

Por su parte, Xabier Zabala, alumno de 4º de Comunicación Audiovisual, ha realizado prácticas de verano en Secuoya Contenidos junto a la productora Grupo Proyección, en el departamento de producción. En específico, ha estado ayudando con el reality "La Caza: nada es lo que parece", un programa que pretende  ser la nueva apuesta de EITB. A pesar de que la central está en Madrid, ellos se han acercado a Bilbao y Ea, en la costa vasca de Bizkaia, para trabajar en este programa. 

"Estoy aprendiendo sobre lo importante y vital que es la buena comunicación por el bien del proyecto. Es necesario que en una producción todos los  departamentos estén bien comunicados, que haya una visión conjunta para evitar los conflictos", explica.

Gracias a los conocimientos adquiridos en clase, Xabier se ha desenvuelto bien en su área de trabajo. Y además, ha ampliado su formación, aprendiendo sobre órdenes de grabación, calendarios de producción, hojas de presupuestos y guiones de rodaje y de edición.