Prácticas con impacto
Estudiantes trabajan en municipios de Navarra
gracias al programa "Revitalizar el patrimonio rural"
Allo, Dicastillo, Lekunberri, Aoiz... En total, 42 estudiantes de la Universidad han podido realizar prácticas en 24 municipios y valles de Navarra desde mayo hasta septiembre de este año gracias al programa "Revitalizar el patrimonio rural". Creado en 2023, fruto de un acuerdo entre la Universidad, la Dirección General de Administración Local y Despoblación del Gobierno de Navarra y la Fundación "la Caixa", que lo financia, el programa pretende promover el desarrollo local a través de investigación, formación y prácticas remuneradas para estudiantes. Juanjo Pons, profesor titular de Geografía y Ordenación del Territorio de la Facultad de Filosofía y Letras, es su impulsor.
El programa se desarrolla en entidades públicas o privadas de alguno de los municipios de Navarra considerados en riesgo de despoblación por el Departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra. Estos suman un total de 194 entidades municipales y comprenden más del 70 % de la superficie de la Comunidad Foral y en torno a una quinta parte de su población.
Este año, estudiantes de 10 centros diferentes de la Universidad han realizado prácticas dentro del programa. Leyre Machina ha sido una de ellas. Estudiante de 2º del Grado en Lengua y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras ha trabajado este verano en la librería "Libros con historia" en Urroz Villa, un pueblo situado en la Merindad de Sangüesa (Navarra). Gracias a lo aprendido en clase, Leyre ha podido clasificar los libros según su género y su época, situarlos geográfica e históricamente, y recomendarlos a los clientes que visitaban la librería.
"Este programa es interesante porque cada día aprendes algo nuevo. En este trabajo te puedes encontrar con libros de distintas épocas con diferentes orígenes y cada uno con su propia historia", asegura.
"La librería está muy presente en la vida de Urroz-Villa y participa en todos los eventos culturales del pueblo", cuenta Leyre. "Además de atender a los clientes de la librería, también he colaborado con el Curso de Verano que se organiza cada año allí, y en la feria del libro", explica.
Iranzu Fernández, recién graduada en Diseño (Escuela de Arquitectura), también ha realizado prácticas durante los meses de julio y agosto dentro de este programa. En su caso, ha trabajado en Bizi Codés, una empresa de turismo centrada en la Sierra de Codés, en la frontera entre Navarra y Álava, cuyo objetivo es dar a conocer el patrimonio arquitectónico, artístico, natural y cultural, y dinamizar la zona de una manera responsable. Allí, Iranzu ha creado un inventario del patrimonio y, a partir de todo el material generado, ha desarrollado un paquete turístico, detectando los puntos de mayor interés y generando un itinerario para visitas en grupo.
"El programa me ha permitido combinar mis conocimientos en diseño con un enfoque práctico y orientado a la preservación y dinamización del patrimonio cultural y natural en el sector del turismo que me interesa bastante", asegura Iranzu. "Además, trabajar en un entorno tan único como la Sierra de Codés ha sido una experiencia enriquecedora y que me ha permitido quedarme y trabajar en Navarra este verano", añade.
Después de lo vivido estos meses, Iranzu recomienda, sin duda, este tipo de prácticas. "Ofrecen una oportunidad única de aplicar conocimientos académicos en un contexto real, con un impacto tangible en la comunidad local rural. Creo que es un objetivo muy bonito y satisfactorio", concluye.
Por su parte, Ainhoa García, graduada en Magisterio y estudiante del Grado de Pedagogía, ha realizado sus prácticas, dentro del programa "Revitalizar el Patrimonio Rural", en el Colegio Sagrado Corazón - Jesusen Bihotza Ikastetxea de Bera, un pueblo del norte de Navarra. "Durante el mes de julio colaboré en un campamento urbano dirigido por el capellán del colegio. Teníamos niños de diferentes edades, de entre 4 y 16 años, con los que realizamos diferentes actividades y salidas", explica.
"Poder trabajar fuera del aula ha sido una experiencia muy enriquecedora", asegura Ainhoa. "Teniendo niños con edades tan diferentes, había que preparar actividades que entretuvieran a todos y que fuesen adecuadas para ellos".
"Estás prácticas me han permitido conocer el funcionamiento de un campamento en un pueblo y he podido trabajar con alumnado de origen migrante en proceso de adaptación", concluye.
