"El Principito es un pequeño libro que contiene una gran revolución"
El profesor Enrique Banús pronunció una conferencia en la jornada sobre el escritor Antoine de Saint-Exupéry que se celebró en la Universidad
"El Principito es un pequeño libro que contiene una gran revolución: en él se encuentra la superación del callejón sin salida en que se había convertido la modernidad", explicó Enrique Banús. El profesor de la Universidad de Navarra participó en la jornada dedicada a Antoine de Saint-Exupéry, organizada por la Facultad de Filosofía y Letras con motivo del centenario del nacimiento del escritor.
"El libro comienza enseñando un modo distinto de ver las cosas. La visión 'de los mayores' queda desenmascarada como superficial y la visión de los niños como la verdadera, la profunda", precisó. En palabras de este experto, "los niños ven la boa que se ha comido al elefante, y que para los adultos no es más que un sombrero. Una vez que se ha entrado en la lógica de que las cosas no son lo que aparentan, sino mucho más, el lector ha entregado sus armas y se ve transportado hacia el corazón de una historia que le va a hacer cambiar su vida".
Enrique Banús señaló que "el mensaje está en las palabras del zorro: se trata de ver el valor de la relación y cómo la relación constituye la singularidad. Esa relación, además, hace que se vean aspectos del mundo de otra manera, aspectos que no comunicaban nada y ahora empiezan a ser elocuentes".
Un disfraz de libro para niños"Este planteamiento es precisamente la superación de la modernidad que, en sus inicios, insiste en el tema de la identidad como última y única seguridad", subrayó el profesor de la Universidad de Navarra. "La literatura de la modernidad se convierte, así, en literatura de la identidad, bien de la introspección, bien de la autorrealización. Pero esa seguridad de la propia identidad entra en crisis", aseveró.
Según Enrique Banús, "El Principito, disfrazado de libro para niños y aparentemente ingenuo -un cuento en que los animales hablan, las plantas también, aparecen personajes pintados tal como se hace en los cuentos: dos o tres caracteres, sin grandes matizaciones- supone una revolución literaria". Porque supera esa crisis. "No tengo ni idea -concluyó el profesor- de si eso es lo que pretendía Saint-Exupéry o no. Pero ahí está, en ese libro que conviene no sólo leer, sino reflexionar muy cuidadosamente".