El recién nombrado arzobispo metropolitano de Tarragona, Jaume Pujol, presidió en Pamplona una misa de celebración de la festividad de san Josemaría Escrivá (1902-1975), fundador del Opus Dei y de la Universidad de Navarra. Alrededor de 2.300 personas asistieron a la eucaristía en el Polideportivo del campus con la que muchos colegas, amigos y vecinos de la ciudad despidieron al profesor Pujol, después de 31 años de trabajo en la Facultad de Teología. En el acto litúrgico concelebraron en total 23 sacerdotes, entre ellos, Pedro Álvarez de Toledo, vicario de la Delegación del Opus Dei en Pamplona. La parte musical corrió a cargo del coro de la Universidad de Navarra, dirigido por Fernando Sesma.

Durante la homilía, Jaume Pujol aseguró sentir "emoción, alegría y pesar por dejar la Universidad de Navarra, después de tantos años. Alegría por ir a Tarragona como pastor de esa antiquísima archidiócesis, a la que quiero ya con toda mi alma y por la que quiero ofrecer todas mis energías, ayudado por la gracia de Dios, que no me faltará; porque Dios cuando pide algo siempre da las gracias para llevarlo a cabo".

Virtudes para convivir: sonrisa, amabilidad y paciencia

Al sintetizar algunas de sus experiencias personales en el quehacer universitario, el profesor glosó a san Josemaría Escrivá para destacar la importancia del "trabajo bien hecho, acabado. Un trabajo que tiene que ser cada día más exigente, buscando la excelencia". También señaló la trascendencia de "esas virtudes pequeñas de la convivencia que son la sonrisa, la amabilidad, la paciencia... En definitiva, una buena y sana preocupación por los demás". A continuación se refirió a lo que habían supuesto sus años en Pamplona: "Siento que no me voy porque aquí quedáis tantísimos amigos, colegas, discípulos... Queda, en definitiva, una parte de mi vida, de mi corazón; y me voy llevando todo lo que en estos años he aprendido en estas queridas tierras de Navarra, desde la Ribera, la zona media, cuenca y montaña".

Jaume Pujol concluyó con la petición a los asistentes de "la limosna de vuestra oración. De modo especial me confío a la oración de los enfermos, de todos los que sufren algún dolor físico o moral, a quienes el Señor hace partícipes de su Cruz".