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"En las encuestas de la Fad sobre bienestar juvenil hay población que solo ha conocido la crisis económica y la precariedad"

Anna Sanmartín, subdirectora y responsable del área de investigación de la Fundación Fad Juventud, presentó datos recientes sobre malestar y necesidades juveniles en un evento enmarcado en el Reto 22-23 del Instituto Cultura y Sociedad


FotoManuel Castells
/Anna Sanmartín, subdirectora y responsable del área de investigación de la Fundación FAD Juventud, pronunció una conferencia en el marco del Reto ICS 22-23

03 | 02 | 2023

“En las encuestas de la Fad sobre bienestar juvenil hay población que solo ha conocido la crisis económica y la precariedad, una realidad que llevamos arrastrando desde hace años. Percibimos que son temas que les preocupan mucho”. Anna Sanmartín, subdirectora y responsable del área de investigación de la Fundación Fad Juventud, pronunció estas palabras durante la conferencia que impartió en el marco del Reto ICS 22-23 del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.

Durante su visita al campus, la experta presentó cómo ha evolucionado el relato juvenil en torno a la salud y el bienestar entre los años 2017, 2019 y 2021. Hizo hincapié en que las métricas revelan los grandes efectos que la pandemia ha tenido para la vida de la juventud, “tanto en los aspectos psicológicos como en su devenir vital”.

“El impacto en general se valora negativamente, sobre todo en lo referente a su capacidad económica (67,4%) y al acceso al trabajo (63%), seguido de los efectos en la salud mental”, apuntó. Agregó que, asimismo, hay proporciones de jóvenes, mucho menores comparativamente, pero significativas, que declaran efectos positivos: un 28,7% en el tiempo libre, un 24,6% en su salud física o un 23,8% en su proyecto vital.

La tercera oleada del barómetro que la Fad realiza bienalmente se centra en Percepciones e indicadores de salud; Salud mental y malestares; Satisfacción vital, estrés y apoyos; y Riesgos.

Con respecto al primer aspecto, la ponente subrayó que en el corte pospandémico ha bajado drásticamente la declaración de buena salud: “El 71,8% se declaran muy o bastante preocupados por esta cuestión, pese a que la mayoría dice que tiene un estilo de vida saludable”. Asimismo, puntualizó que el global de quienes dicen gozar de buena salud ha bajado de un 86,7% en 2017 a un 54,6% en 2021.

Aumentan los problemas de salud mental entre los más jóvenes

En cuanto a la salud mental, manifestó que “aumenta la declaración de malestares” y que “el 40,5% de los encuestados dice haber tenido problemas de salud mental”. De acuerdo con Sanmartín, los casos se duplican con respecto a años anteriores y preocupa especialmente la franja entre los 15 y los 19 años. También aludió a la diferencia por género: “Entre las mujeres hay mayor prevalencia de todos los problemas psicosociales (tristeza, falta de energía, problemas para dormir…)”.

En lo que respecta a la solicitud de ayuda profesional (psiquiatra, psicólogo, médico de cabecera…), reveló que “ha habido cierta caída” y que “únicamente la mitad de quienes padecen un problema la solicitan. Los más jóvenes son los que menos recurren a este tipo de apoyo”. 

Otro de los puntos centrales del Barómetro son los riesgos. Sanmartín se mostró clara: “Todos los ítems han subido”. No obstante, expresó que, en general, en 2021 ha disminuido el consumo de todas las sustancias a excepción de los hipnosedantes, cuyo consumo sigue aumentando en los últimos años, sobre todo entre las mujeres”, añadió. “Ellas están más representadas en consumo de alcohol y tabaco y ellos en drogas ilegales”. 

Por último, Anna Sanmartín lanzó una serie de propuestas y recomendaciones: derribar tabúes, especialmente en lo que respecta a la salud mental; generar datos para entender mejor la realidad, con el fin de fijar protocolos y aplicar la intervención temprana; facilitar recursos públicos de atención, escucha y asistencia a adolescentes, sobre todo a los perfiles más vulnerables; formar a quienes trabajan en la atención de niños, niñas, adolescentes y jóvenes para que sepan cómo atender realidades específicas; incidir específicamente en la educación afectiva y emocional; trabajar desde una perspectiva de género para comprender la diversidad en la vivencia del malestar, la forma de pedir ayuda, la percepción del riesgo…; formar en nutrición, incidir en los beneficios de la práctica deportiva y trabajar sobre la autoimagen; e incluir en el currículo la educación afectivo-sexual.

La sesión que impartió Anna Sanmartín se enmarca en el Reto ICS 2022-2023. Estudia el bienestar psicológico en la adolescencia y juventud y está alineado con la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra.

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