La historia y la cultura determinan el desarrollo económico, afirma un experto de UCLA en el 8th NCID Research Workshop
Romain Wacziarg (UCLA) fue el ponente principal de esta actividad organizada por el Navarra Center for International Development del ICS y la Fundación Ramón Areces
FOTO: Alejandro Amador
¿Por qué hay países ricos y países pobres? Esta pregunta no se responde ni en pocas palabras ni de manera única. La economía no puede contestar desde el presente, sino que necesita echar un vistazo a la historia para arrojar luz sobre esta cuestión.
Romain Wacziarg, profesor de Economía de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se centró en estas cuestiones en su conferencia ‘Barreras históricas para la riqueza de las naciones’, basada en las investigaciones que desarrolla en la UCLA. La ponencia se enmarcó en el 8th NCID Research Workshop, organizado por el Navarra Center for International Development (NCID) del Instituto de Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra y por la Fundación Ramón Areces, cuya sede acogió el evento los días 4 y 5 de abril de 2019.
Según Wacziarg, en la historia existen las causas por las cuales hay países que se desarrollan más que otros. Afirmó que, para buscarlas, lo primero es saber hasta dónde tirar del hilo del tiempo. A su juicio, es necesario ir más allá de fenómenos como la Revolución Industrial en Inglaterra o de la colonización de América y África por parte de potencias europeas. Para él, existen factores del desarrollo actual de los países que se pueden explicar, incluso, desde las primeras migraciones y avances tecnológicos de los seres humanos.
Aprender de la experiencia de otras naciones“Ni con toda la historia desde el primer año de la era moderna se puede explicar por qué hay países ricos y países pobres”, expuso. Hay distintos factores que unen o separan a los países y crean lo que Wacziarg llama la “distancia cultural” -principalmente factores geográficos, lingüísticos y genéticos-.
Argumentó que compartir cultura impregna de valores positivos a países que históricamente han estado relacionados, ayudando a que se desarrollen de manera similar. Sin embargo, la cercanía cultural también tiene un efecto negativo ya que las guerras y la violencia se recrudecen entre los miembros de una misma comunidad y cultura. “Las personas se pelean más entre ellas que con gente de culturas lejanas”, declaró Wacziarg.
A pesar de todo, enfatizó que esas “barreras históricas” no son definitivas y pueden superarse. Para superarlas, a pesar de su dificultad, el investigador propuso aplicar las políticas correctas aprendiendo de las experiencias de otras naciones y adaptando lo que sea necesario para llevar a cabo las innovaciones necesarias para avanzar. El reto también pasa por ver el vaso medio vacío o, como Wacziarg lo ve, medio lleno.
Por último, el ponente explicó que la historia tiene, como mucho, un efecto del 50% en la determinación del desarrollo de las naciones. “El otro 50% lo deciden las sociedades con su capacidad para evolucionar y dejar el pasado atrás”, concluyó.