Alfredo Pastor, antiguo decano del CEIBS (China Europe International Business School) de Shangai (China) y profesor del IESE, ha participado en el IV Congreso sobre "Desarrollo Internacional", organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra. "Hay que animar a los empresarios españoles a que tengan presente a este país", según ha declarado en su exposición sobre "La economía China".

El catedrático de Teoría Económica ha destacado que "China es un país que empieza a ser muy importante por dos motivos: crece a un ritmo del 7% anual y comienza a integrarse en el comercio mundial". En este sentido, ha añadido que "todavía su peso es relativamente bajo, tiene una participación en el Comercio Mundial del 6%, más bajo en comparación a otros países, como Alemania que está en el 10%".

No obstante, ante la cifra de un crecimiento económico de entre 9 y 10% de media en los últimos veinte años, Pastor ha resaltado que "no estamos en condiciones de afirmar que vaya a ser el país con el liderazgo mundial a corto plazo, pues eso no se sabe". Además "hay que tener en cuenta que unos índices tan altos de crecimiento conllevan siempre un riesgo de crisis muy alto", ha señalado. Aún así, ha recalcado que "los chinos son conscientes de sus debilidades y que van poco a poco asentándose en al marco mundial del comercio".

Respecto a la entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, este catedrático ha mencionado que "es una muestra de la voluntad de China por integrarse en el comercio mundial con las reglas de la OMC".

Interés español

Ante la pregunta de un asistente sobre las razones que una empresa española puede tener en marcharse a China, Pastor ha mencionado dos motivos: "En primer lugar, como base de fabricación; o, también, por el interés como mercado en sí. De las empresas españolas que han entrado, la gran mayoría son PYME y lo han hecho bien".

En cuanto a las dificultades de la inversión en China, el profesor del IESE de la Universidad de Navarra se ha referido a que "es un sitio muy distinto, tanto por el idioma como por la manera de pensar de las personas. Además, porque no se deben olvidar los problemas que existen cuando hablamos de un país que está en transición donde, por consiguiente, las reglas cambian". Finalmente, "porque existe mucha competencia entre las propias empresas chinas".