¿Elegimos siempre la opción de mayor valor? Una publicación del ICS sobre toma de decisiones lo desmiente
El estudio se ha publicado en una de las revistas más prestigiosas en el campo de las ‘Ciencias del comportamiento’
FOTO: Manuel Castells
El Instituto Cultura y Sociedad (ICS), la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra han publicado el estudio ‘Neural correlates of effort-based behavioral inconsistency’ (Correlatos neuronales de las inconsistencias del comportamiento basadas en el esfuerzo) en la revista Cortex, la quinta más prestigiosa en el campo de las ‘Ciencias del comportamiento’.
En este estudio se ha medido la inconsistencia a la hora de tomar una decisión difícil. Según explica Javier Bernácer, uno de los autores de la publicación e investigador del Grupo ‘Mente-cerebro’ del ICS, se es inconsistente cuando “nos planteamos la misma decisión (con una opción A y otra B) varias veces y unas vece escogemos A y otras, B”. Un ejemplo puede ser una persona que acude a la cafetería todos los días y unas veces toma café y otras, manzanilla.
De acuerdo con la teoría de ‘Toma de decisiones basada en la asignación de valor’ (en inglés ‘Value-based Decision Making’), el ser humano siempre escoge la opción más ventajosa ante dos opciones. Sin embargo, “si eres inconsistente, unas veces escoges la de mayor valor y otras la de menor valor”, apunta.
De este modo, los investigadores se han encontrado con una contradicción. “Se supone que estás valorando de la misma manera pero ¿por qué unas veces eliges A y otras B si A siempre es mejor que B?”, se han cuestionado. En el artículo destacan este problema y apuestan por una mayor reflexión sobre la toma de decisiones basada en la valoración de las opciones.
El esfuerzo físico como devaluadorEn concreto, los investigadores trataron de entender qué ocurre en el cerebro cuando hay decisiones muy inconsistentes causadas por decisiones difíciles. Para realizar la investigación, han contado con 24 jóvenes (14 chicas y 10 chicos) de entre 18 y 25 años. A cada uno se le presentaron 20 decisiones personalizadas (con opción A y B) nueve veces cada una. Todas las decisiones tenían tres elementos: la posibilidad de ganar 30 €, dos opciones (una con mayor probabilidad de conseguir el dinero), y la necesidad de realizar un esfuerzo físico: correr en una cinta para ganar el dinero.
Como expone Bernácer, para que el experimento fuera más certero, se escogieron jóvenes sedentarios, por lo que el esfuerzo restaría valor a la opción con más probabilidades de ganar el dinero. Además, después de plantear las preguntas, se elegía una al azar y los jóvenes debían correr según lo que hubieran respondido, lo que mejoraba la fiabilidad de las respuestas.
Un ejemplo de decisión sería este: con la opción A hay un 70% de probabilidades de ganar el dinero pero se debe correr 25 minutos; con la opción B solo hay un 30% de probabilidades pero solo se debe correr 10 minutos.
En las decisiones muy inconsistentes, elegían cinco veces la opción A y 4 la B, en las muy consistentes, la relación era de 9-0. Estas opciones se planteaban durante un escáner cerebral, por lo que pudieron observar qué regiones del cerebro actuaban ante la indecisión. “Sabemos que, de media en nuestros sujetos, el área del cerebro llamada cíngulo anterior está implicada en estas decisiones inconsistentes” ya que en los escáneres se registraba un pico de actividad, afirma el investigador.
Esta investigación se ha publicado en la revista Cortex, que se encuentra en el primer cuartil, de la editorial Elsevier, la décima mejor según el ranking del Scholarly Publishers Indicators. Como novedad, los investigadores se adhirieron a la política de compartir los datos en abierto. Según Bernácer, esto supone un distintivo de transparencia ya que obliga al investigador a contrastar muy bien los datos. Además, permite el avance del conocimiento, ya que otros expertos pueden ver esos datos y utilizarlos para investigaciones propias.