Dos de cada cinco enfermeras reclaman más apoyo en el cuidado de pacientes en fase terminal
Los sentimientos experimentados por estas profesionales marcan la calidad de atención al final de la vida, según un estudio de la Universidad de Navarra
Dos de cada cinco enfermeras reclaman más apoyo en su entorno de trabajo ante el cuidado de pacientes en fase terminal. Asimismo, el 50% afirma no haber recibido formación específica tras la obtención del título, a pesar de que atiende habitualmente a enfermos de este tipo en su unidad. Estos datos se desprenden de la tesis doctoral de María Arantzamendi Solabarrieta, profesora del departamento de Enfermería de la Persona Adulta de la Universidad de Navarra.
La investigación, defendida en la Florence Nightingale School of Nursing & Midwifery del King's College London bajo el título "Experiencias de enfermeras que cuidan enfermos en fase terminal en hospitales", profundiza en el trabajo de estas graduadas universitarias, pues considera que "sus actitudes y experiencias influyen en la atención que reciben los pacientes y sus familiares".
El estudio, en el que participaron 22 profesionales de la Comunidad foral, consistió en la observación del trabajo diario y la realización de entrevistas. Con la información obtenida en las fases previas, se llevó a cabo una encuesta regional en la que colaboraron seis hospitales, 23 unidades hospitalarias y 165 enfermeras.
Mayor formación y mayor apoyo en el entorno laboral
María Arantzamendi demuestra relaciones entre la competencia en el cuidado emocional a los pacientes y el apoyo recibido en su actividad laboral, y también con una mayor formación de posgrado. Así, con más respaldo y más educación se detecta menor inquietud en aspectos relacionados con la muerte, mayor motivación para el cuidado de los pacientes y menor percepción de reto al realizar su trabajo.
Durante la investigación, las profesionales expusieron que la atención a enfermos en fase terminal requiere mayor dedicación de tiempo y es emocionalmente más exigente. Según indicaron, si bien el cuidado físico supone la mayor inversión de tiempo, los aspectos emocionales provocan las mayores dificultades e impacto. En ese sentido, consideran que la formación académica recibida durante la carrera les capacita para el cuidado físico, pero no tanto para los aspectos emocionales y psicológicos; por ello solicitan más formación avanzada sobre ese aspecto.
En conclusión, la profesora de la Universidad de Navarra propone diseñar acciones en las que se incida en la competencia de las enfermeras para el cuidado emocional de los pacientes, pero abordando también su entorno laboral. "Es esencial que en las unidades haya estilos de liderazgo que promuevan un contexto de apoyo emocional. Debe comenzar por el reconocimiento y la valoración de este componente que conlleva el cuidado de los pacientes", indica.