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Volver 20010608"Pese al interés que ha despertado, el mal de las vacas locas no es la única enfermedad priónica"

"Pese al interés que ha despertado, el mal de las vacas locas no es la única enfermedad priónica"

Stanley B. Prusiner, premio Nobel de Medicina 1997, visitó la Universidad con motivo de la III Lección Conmemorativa Eduardo Ortiz de Landázuri

08/06/01 16:25

"Pese al interés que ha despertado en la prensa el llamado mal de las vacas locas, hay que tener en cuenta que no es la única enfermedad priónica". Así lo explicó en la Universidad de Navarra Stanley B. Prusiner, premio Nobel de Medicina 1997, que visitó el centro académico con motivo de la III Lección Conmemorativa Eduardo Ortiz de Landázuri.

Según el Dr. Prusiner, director del Instituto de Enfermedades Neurodegenerativas y profesor de Neulogía y Bioquímica de la Universidad de California (EE.UU.), "la enfermedad priónica más común es la de Creutzfeltd-Jakob, que representa el 90% de las enfermedades priónicas en el mundo, es decir, unos 6.000 pacientes. Existen unos 600 afectados por causas genéticas y sólo 100 con la variante de las vacas locas ".

El científico, artífice de la palabra 'prion', habló de la importancia de la prevención: "Para ello, necesitamos saber el número de vacas infectadas, pero ahora mismo es imposible, porque las pruebas para detectar la enfermedad en el ganado vacuno no son lo suficientemente sensibles. Pero es probable que pronto tengamos buenas noticias en este aspecto".

"Además -continuó-, también es importante descubrir si existe riesgo de contagio entre humanos a través de una transfusión de sangre. Y esto aún se desconoce, aunque ya hay programas de prevención en países como Reino Unido o Australia. Precisamente por este desconocimiento de algunas variables, el tema de la terapia va a ser muy importante".

Enfoques para combatir la enfermedad

Y es que, según el Dr. Prusiner, "aún quedan muchos interrogantes por contestar: por qué ha afectado a determinados pacientes, qué características tienen... No parece que hayan comido más hamburguesas que los demás... Por eso, aún hay que entender muchas características que predispusieran a estas personas a desarrollar la enfermedad. Yo mismo, cuando se desencadenó esta dolencia, no creí que la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) se transmitiera a humanos, pensé que no era la misma enfermedad, porque la enfermedad priónica afectaba a mayores entre 60 y 70 años, mientras que la variante humana de la EEB la padecía principalmente gente joven. Hasta que se demostró que era lo mismo".

Respecto a los enfoques terapéuticos de las enfermedades priónicas, el Nobel de Medicina desgranó varios experimentados con eficacia: "Uno consiste en crear anticuerpos que contrarresten el efecto de los priones. Pero también se están investigando medicaciones lo suficientemente pequeñas para entrar en el cerebro de los pacientes por la barrera hematoencefálica".

"Otro tratamiento terapéutico efectivo, según las pruebas hechas sobre ratones -añadió-, es el proveniente de la terapia génica, porque los genes de un paciente le predispondrán a padecer la enfermedad. Para cambiar esa tendencia se actúa con vectores virales, pero aún no son suficientemente eficaces. Sin embargo, en nuestro laboratorio, cambiando los genes de los ratones, hemos podido prevenir la dolencia. En la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, se han inyectado anticuerpos en la sangre de ratones predispuestos a padecer este mal, y no lo están desarrollando".

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