Defender la tesis en tiempos de pandemia
40 investigadores han leído su tesis en la Universidad de Navarra tras el confinamiento, con un nuevo protocolo de medidas de seguridad e higiene
FOTO: Cedida
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40 tesis se han defendido en la Universidad de Navarra después del confinamiento vivido durante los meses de marzo y abril por la crisis del covid 19. Tras el cierre de las aulas y la suspensión de actos académicos, el 21 de mayo la pamplonesa Laura Saludas Echarri, de la Facultad de Farmacia y Nutrición, leyó la primera tesis “de la pandemia”.
Desde entonces, otros 39 investigadores, procedentes de 13 facultades y 11 países, se han convertido en doctores, gracias a un nuevo protocolo establecido por el centro académico, con aforo limitado de personas y diversas medidas de seguridad e higiene en las defensas.
La Universidad de Navarra apostó por un modelo semipresencial, con el fin de que este acto académico, uno de los más solemnes, mantuviera parte de su esencia. De este modo, el doctorando o parte del tribunal se encuentran presentes en el aula; y el resto, conectado por videollamada, desde países como Colombia, México o Italia. “Es un acto muy relevante y queríamos que su alma permaneciera en la Universidad, que no fuera completamente on line”, afirma Unai Zalba, director ejecutivo de la Escuela de Doctorado. Para ello se ha requerido “mucho esfuerzo” y trabajo coordinado de IT Services y las secretarías de las facultades y escuelas, añade.
Los 40 doctores de la nueva “época covid” se suman a los 92 que defendieron antes del confinamiento, desde el mes de septiembre. En total, más de 130 nuevos doctores procedentes de España, Pakistán, Suecia, Italia, EEUU, Chile, Polonia, Uganda, Filipinas, Costa Rica, Países Bajos, Colombia, Nigeria, Indonesia, Brasil, Perú, Camerún, México, El Salvador, Ecuador, China, Paraguay o Puerto Rico. Todos celebrarán su investidura el año que viene, junto con la promoción del 20/21, puesto que el acto de este año, que tiene lugar el primer viernes de junio, quedó suspendido.
Meses de incertidumbreLa ingeniería de tejidos para proteger y reparar el corazón tras un infarto de miocardio fue el tema de la primera tesis que se defendió en la Universidad tras el confinamiento. Laura Saludas presentó el trabajo el 21 de mayo con mascarilla, con tres personas en la sala y con parte del tribunal conectado online. Esta graduada en Bioquímica y máster en Investigación, Desarrollo y Medicamentos, que contó con una beca de la Asociación de Amigos para realizar su investigación, tenía prevista su defensa para el 31 de marzo. “Conforme iba aumentando la gravedad de la pandemia revisaba todos los días el email con el miedo de recibir un correo de la Universidad donde comunicaran que se cancelaban las tesis. Al final la noticia llegó en forma de llamada de mi directora. Fue una mala noticia pero a la vez esperada”.
Esos meses, según la nueva doctora, resultaron complicados sobre todo por la incertidumbre: “Al principio pensábamos que la situación no iba a durar tanto y que después de Semana Santa podría defender, pero la espera se fue alargando”. Finalmente llegó el día. “Estábamos presentes mi directora de tesis, el secretario y yo. El resto de miembros del tribunal y mi codirector, online. Durante cuatro años te imaginas el momento y jamás pensé que iba a ser así”, señala. A pesar de las circunstancias, todo salió bien. “Fue curioso vernos en un aula de 200 personas a solo tres personas. Una sensación surrealista pero a la vez emocionante”, reconoce.
El momento que vivió Eugenio Gómez Alatorra, de la Facultad de Económicas, también se puede calificar de histórico. Eugenio protagonizó la primera tesis de la nueva “era covid” en la que el doctor defendía su tesis a miles de kilómetros de la Universidad, conectado por videollamada. En este caso desde su país, México, donde Eugenio trabaja como profesor de Economía en una escuela de negocios.
“Me encontraba finalizando la tesis en México y cuando comenzó la pandemia no sabía si la defensa sería presencial, en línea o se pospondría. Tenía pensado pedir vacaciones e ir a España con mi familia, y justo cuando íbamos a comprar los billetes, se empezó a conocer la gravedad de la pandemia”. Los planes cambiaron por completo, pero Eugenio pudo defender su tesis, en la fecha prevista (25 de mayo), desde su país. La lectura fue a las 5 de la madrugada, las 12 del mediodía, hora española. “Ese día, mi esposa Sandra y yo estábamos despiertos muy temprano. Conecté el ordenador a la televisión para que mi familia pudiera verlo y también se unieron mi padre y uno de mis hermanos. Cuando los miembros del tribunal dieron la evaluación, mis hijos ya estaban con nosotros”, explica.
Eugenio, cuya tesis propone el uso de técnicas estadísticas para medir el impacto de un programa de ética en la empresa, reconoce que le hubiera gustado que la defensa tuviera lugar en la Universidad, pero también fue una experiencia “emocionante y muy especial el defender en línea en medio del confinamiento”.
“La investigación académica ha trascendido límites y nos ha unido”La misma opinión, a pesar de las circunstancias, tiene Chuan Cao, quién leyó la tesis en Tecnun, la Escuela de Ingeniería de la Universidad. “Fue una experiencia extraordinaria terminar mi doctorado en un período tan especial”, destaca. Chuan Cao llegó a Tecnun en 2016 con una beca del gobierno chino para desarrollar su doctorado en el Área de Diseño Industrial del departamento de Mecánica. A pesar del estado de alarma, y respetando todas las medidas de seguridad, también consiguió defender en la fecha prevista, el 29 de mayo, con parte del tribunal conectado on line al Aula de Grados.
Sin embargo, para poder llegar a tiempo, muchas personas trabajaron en los preparativos. “La respuesta de todos ha sido extraordinaria. La situación epidémica puede separarnos temporalmente unos de otros, pero la investigación académica ha trascendido límites y nos ha unido", concluye el nuevo doctor en Ingeniería.
Un futuro doctor en Medicina trabajando en primera línea con la covidDiego Salas, licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en Oncología Médica, leyó su tesis, centrada en optimizar un tipo de terapia en pacientes con carcinoma de ovario, el 26 de junio. Diego es colaborador en la Clínica Universidad de Navarra, en el departamento de Oncología, y compaginó la preparación de la defensa con un intenso trabajo.
“Al inicio del confinamiento hicimos turnos de asistencia médica presencial entre los miembros del departamento para evitar el contagio. El trabajo se vio incrementado debido a que necesitábamos cubrir a otros compañeros. Así que saqué tiempo para la tesis los fines de semana fundamentalmente, y varias tardes tras terminar el trabajo asistencial”, explica.
Además, Diego estuvo tres días trabajando como voluntario en el Área Covid que se habilitó para atender al personal de la Clínica con sospecha de infección. “Quiero felicitar al equipo de personas que coordinó esta área y que nos formó para atender a estos pacientes, ya que todos éramos voluntarios y de especialidades muy distintas”. También permaneció una tarde apoyando al equipo de Urgencias: “Me impactó atender a personas que pocas horas antes estaban asintómáticas y en un espacio tan corto de tiempo presentaban un estado grave o crítico”, afirma.
La Universidad de Navarra cuenta todos los años con alrededor de 1.000 alumnos de doctorado. Las tesis se realizan gracias a la aportación de instituciones como la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra, Fundación Bancaria “la Caixa”, Fundación Caja Navarra y el Banco Santander, así como de antiguos alumnos.