Las voces de la Universidad
En la parte trasera del Aula Magna del Edificio Central se reúnen cada lunes y miércoles, de ocho a nueve y media de la noche, los integrantes del Coro de la Universidad de Navarra. "La música, como el lenguaje y la religión son el albor de la humanidad", afirma su director Ekhi Ocaña.
Hay muchas caras nuevas y grandes expectativas por ver qué traerá este nuevo curso. El Coro ha incrementado sus miembros. Son cuarenta personas, la mayoría estudiantes, aunque también hay antiguos alumnos y algún que otro profesor encubierto. Casi el cincuenta por ciento son alumnos nuevos. "Esto supone un gran esfuerzo para todos: tanto para los nuevos, que tienen que aprender todo, como para los veteranos, que tienen que adaptarse a las nuevas voces" cuenta.
Ocaña es su director desde 2005. Tiene mucha experiencia, tanto en la dirección musical como en la humana. Su trabajo es hacer que los que cantan se conozcan entre ellos a nivel humano, pero sobre todo a nivel musical: "El objetivo es lograr que las voces suenen bien juntas, que empasten. También tenemos que acostumbrarnos unos a otros: yo a ellos y ellos a mi manera de dirigir. En la cuestión humana procuro no meterme demasiado, dejo que sean ellos los que se relacionen, intentó mantenerme al margen", comenta el director. Quien reconoce que cada año es distinto porque cambian las personas. "Los estudiantes se van graduando y casi siempre hay que volver a empezar de cero. Sin embargo, es también este elemento de constante renovación lo que mantiene vivo al Coro".
Se mantienen ocultos la mayor parte del año, ensayan constantemente aunque para el resto del campus estén en silencio. No es hasta la Novena de la Inmaculada o los conciertos que se celebran a lo largo del curso que el Coro rompe ese silencio. Y la atención se vuelca hacia ellos.
Ekhi Ocaña comenta que a pesar de que intenta renovar el repertorio cada año, muchas veces se le acercan personas a pedirle que canten las canciones que ya conocen y les gustan, con lo que acaban cediendo a las peticiones del público. Eso sí, asegura que la música clásica es diferente cada año.
Muchos de los integrantes del Coro tienen conocimientos musicales, han estudiado en el Conservatorio y esta les parece una buena manera de mantener la actividad musical y hacerla compatible con sus estudios universitarios. Sin embargo, tener estudios musicales no es un requisito imprescindible. Muchos estudiantes se incorporan sin nociones de solfeo, pero se integran estupendamente. Algunos incluso llegan a aprenderlo allí. Sofía estudia cuarto de Publicidad y Relaciones Públicas y forma parte del mismo desde segundo de carrera. "En él no sólo he conocido a mucha gente nueva, sino que también he aprendido a leer una partitura, a interpretar y a sentir las obras pero, sobre todo, a disfrutar con ellas", comenta.
Actividades en la Universidad hay muchas, pero para quienes tienen la suerte de formar parte del Coro no es un evento más en su agenda semanal: es la oportunidad de desconectar de todos los agobios de la semana, de descansar y disfrutar de la compañía de gente nueva, haciendo algo que les une. "No sé qué tiene la música que te da vida, te da vida universitaria", comenta el director. Dentro de la Universidad, junto con Cantautores y la Orquesta, amplía la oferta musical. Tanto para quienes desean participar activamente, como para quienes prefieren disfrutar como oyentes.
En definitiva, el Coro puede ser una oportunidad de crecer humanamente y de potenciar el talento musical. La música ha acompañado desde siempre al ser humano, y con mayor razón debe también acompañarle en la aventura universitaria. La música aporta vida a las personas y aporta vida a la Universidad.