"Es fundamental para un arquitecto trabajar de manera colaborativa, abierta, integradora, y entenderse como parte de un equipo multidisciplinar"
FOTO: Manuel Castells
Desde el 29 de febrero hasta el 11 de marzo, la Escuela de Arquitectura ha sido la sede de las Sustainability Weeks, organizadas por el Máster en Diseño y Gestión Ambiental de Edificios. Durante dos semanas, profesores de diferentes nacionalidades han impartido varias conferencias con el objetivo de aportar una visión global de la sostenibilidad y materializar este concepto desde diferentes puntos de vista y climas. Francesca Galeazzi fue uno de los ponentes. Ingeniera especialista en arquitectura con más de 15 años de experiencia en el desarrollo sostenible, actualmente lidera el equipo de Sostenibilidad de Arup en Berlin. Arup es una firma global de consultores, ingenieros y diseñadores que ofrece una amplia gama de servicios profesionales a clientes en todo el mundo. Galeazzi es ponente habitual en conferencias y foros internacionales sobre arquitectura sostenible e imparte docencia en las principales universidades de Europa y China.
- ¿Por qué es importante para los arquitectos ser expertos en sostenibilidad?
- En ARUP la sostenibilidad es extremadamente importante, existe una estrategia de sostenibilidad, que se desarrolla centralmente y se traslada a todos los grupos, a todos los equipos, que adaptan esa estrategia de diferentes maneras. La sostenibilidad no es solamente sobre energía, recursos, agua o carbón, es mucho más amplia, y abarca la sostenibilidad social, la económica y elementos que la integran. La sostenibilidad de ARUP intenta conciliar los objetivos de desarrollo del milenio y hace un esfuerzo en no perder de vista la pobreza, la educación, los recursos y la sostenibilidad ambiental más tradicional.
- ¿Por qué es importante para los arquitectos tener esta visión?
- La sostenibilidad es un modo de abordar el mundo hoy en día, que es muy complejo y en el que van surgiendo cambios a los que hay que ir dando respuesta. Cuando pienso en cuáles son los aspectos más importantes en la educación de un arquitecto pienso que debe entender estas complejidades y pensar en cómo puede abordarlas desde un pensamiento y planteamiento sostenibles. Los arquitectos tienen un rol muy interesante, porque la gran diferencia entre los artistas y los arquitectos está en que los primeros pueden crear cosas que no tengan ningún significado ni ninguna consecuencia, pero los arquitectos, cuando diseñan, tienen una gran responsabilidad social, porque cuando lo que hacen falla, esto repercute negativamente. Por tanto, la responsabilidad es muy alta, el arquitecto tiene que ser consciente de que hay muchos elementos que influyen en su trabajo y tiene que ser consciente de ello, de esa complejidad. Para mí, el arquitecto es un integrador de muchas disciplinas que le deben ayudar a hacer su trabajo de la manera más eficiente y apropiada. Deberíamos trabajar de la mano de ecologistas, psicólogos, diferentes ingenieros y técnicos, que nos pueden ayudar a crear un producto con sentido y apropiado para el contexto, ya que cada contexto es diferente y requiere distintas respuestas, distintos proyectos.
- ¿Cuál sería su mensaje para los jóvenes arquitectos?
- Cuando hablo con arquitectos que acaban de comenzar, una de las cosas que más me interesa es saber cuál piensan que va a ser su papel en un equipo multidisciplinar, porque hoy en día los arquitectos forman parte de grandes equipos. En ARUP trabajamos integrados en equipos multidisciplinares, trabajamos en estrecha colaboración con ingenieros, expertos en otras áreas, como pueden ser la economía, la sociología, o la psicología. Para mí, es fundamental la capacidad de entenderse como parte de ese grupo multidisciplinar, que sea colaborativo, abierto, a recibir los "inputs" del resto de disciplinas. El papel de los arquitectos ha cambiado a lo largo de los últimos años, antes, los arquitectos sabían mucho de técnicas de construcción, de materiales, secuencias de construcción, y eran capaces de realizar construcciones complejas. Esto ha evolucionado en años recientes, y los arquitectos se han convertido en profesionales más especializados en la estética y en los aspectos más de diseño de los edificios, y les han pasado ese diseño que han concebido a los ingenieros para que ellos lleven a cabo su trabajo. Pero esto todavía es un trabajo coordinado, el futuro apunta a pasar de esa coordinación a una integración. El arquitecto no puede trabajar de modo aislado nunca más.
- Y los frutos de ese equipo multidisciplinar, pueden ser muy variados, ¿no es así?
- Desde mi experiencia en ARUP, nosotros hemos estado trabajando en proyectos de características muy diferentes, algunos de ellos con alta tecnología, que han dado como fruto edificios industriales, tecnológicos, científicos, muy sofisticados; pero también he trabajado en proyectos con tecnología más sencilla, donde no había poder, ni recursos casi. Ejemplo de esto puede ser una escuela preciosa en la India que se construyó con materiales y técnicas naturales, trabajando con arquitectos locales. Ambas opciones cumplen su función, su rol a la hora de modelar el entorno. Ninguno de los dos proyectos es mejor que el otro, para mí, el éxito, la solución, está en cuál es el adecuado para el contexto, para el edificio, que tenga el correcto grado de complejidad, de técnica. La tecnología está bien, pero debe ser apropiada para el contexto, tenemos que ser inteligentes a la hora de utilizar la tecnología. El esfuerzo debe estar encaminado a encontrar el equilibrio perfecto entre la alta tecnología y la tecnología más simple, entre la tecnología y las técnicas más simples, soluciones automáticas y manuales… la clave está en que el resultado sea apropiado para el contexto.
- ¿Cómo deberían afrontar los arquitectos el futuro y los problemas que en él se pueden plantear?
- Hay dos formas de afrontar el futuro: puede ser algo que da miedo, o una oportunidad para hacer cosas fabulosas. Depende de ti cómo veas el vaso, si lleno o vacío. Yo creo que está lleno todo el rato, es evidente que las claves cambian, la sociedad cambia, y esto puede generar vértigo, pero tenemos que ser capaces de entenderlos y responder a estos cambios de un modo positivo. Pero esto también debe convertirse en una oportunidad para repensar el papel del arquitecto como alguien que pone su trabajo al servicio de la sociedad, porque no debemos olvidar que los edificios se construyen para las personas; tenemos que poder aportar múltiples soluciones para solventar los problemas del día de mañana. Hasta hace poco los edificios sostenibles estaban diseñados teniendo en cuenta la energía, los materiales, el agua, los residuos… todos ellos elementos que tenían que ver con el medioambiente. Las personas se dejaban de un lado en esta ecuación. Hoy en día, en cambio, las personas ya ocupan el centro en el diseño sostenible, se diseña para su confort, teniendo en cuenta la salud, el bienestar… existe una nueva certificación sostenible que pone el foco precisamente en esto. Esto es un signo de un claro cambio. Finalmente, los edificios sostenibles tienen que ser buenos para el medioambiente y para las personas, y el balance debe estar dado por una combinación inteligente de todos los elementos que intervienen.