Experiencias Pronabec
3 alumnos y 3 graduados del Máster en Biodiversidad cuentan cómo ha contribuido a su formación la ayuda de Perú
FOTO: Manuel Castells
Renzo Antonio Seminario, José Manuel Alejandro Cerdán y Madeleine Gutiérrez (MBPGS 2017) han encarrillado la parte final del Máster en Biodiversidad, Paisajes y Gestión Sostenible con la tranquilidad que les ha dado haber podido contar con la beca Pronabec: una ayuda del Ministerio de Educación del Gobierno peruano tanto para cursos de posgrado como de doctorado.
Según explica Renzo Antonio Seminario, la beca Presidente de la República (como se llama específicamente la ayuda) tiene varios requisitos que es necesario “demostrar”, como pertenecer “al tercio superior de la universidad en la que se estudie”. “También la justificación de varios años de experiencia en la línea de trabajo del Máster, pasar por una entrevista personal, etc.”, detalla José Manuel Alejandro Cerdán. En su caso, considera que el posgrado le está aportando “las herramientas que complementan el trabajo que realizaba en evaluación ambiental en el Perú”. “Cuando regrese al Perú”, continúa, “aspiro a trabajar en el área de docencia en una universidad de prestigio”.
Renzo también valora del Máster que aporte una visión muy amplia de la gestión ambiental y que él, como biólogo, asegura que “enriquece” sus conocimientos. Sus planes más inmediatos también se circunscriben al área docente: “Y a poder dedicarme, al mismo tiempo, a la conservación de la fauna silvestre, que me apasiona”.
Madeleine, que también cursa el Máster en el curso 16-17, accedió a la beca a través del mismo concurso público nacional: “El Máster en Biodiversidad de la Universidad de Navarra me interesó sobre todo por su vertiente de gestión, ya que nuestro país es muy rico en recursos naturales que requieren de una gestión adecuada e integral”. En este sentido, su objetivo laboral en un futuro cercano es “trabajar en la rama de las ciencias ambientales, cultura y patrimonio aplicando lo aprendido en lo referente a gestión ambiental y contribuir como ciudadana a mi país”.
El papel de la beca, un año despuésEl año pasado también obtuvieron esta ayuda varios alumnos del Máster en Biodiversidad. Entre ellos, Diego Andrés Neira y Sonia Noemí. Un año después, y ya desde sus puestos de trabajo, ambos relatan la relevancia que para ellos tuvo tanto contar con la beca Pronabec como la realización del propio Máster.
“En mi caso”, señala Diego Andrés, “el proceso para obtener la beca tardó cerca de un año. Uno de los puntos críticos fue identificar el programa y la universidad en donde cursaría el máster. Una decisión importante que demandó gran parte de mi tiempo, pero que valió la pena”. Recuerda que se decidió por el MBPGS tras confirmar “que el máster estaba relacionado con su carrera, satisfacía las necesidades del mercado laboral de su país, la Universidad elegida gozaba de prestigio internacional, el programa tenía un componente teórico-práctico de vanguardia y los docentes eran también investigadores reconocidos”.
“Localizar un programa que cumpliera con todos estos requisitos no fue fácil, pero lo encontré en el campus de la Universidad de Navarra”. “Una vez allí, la experiencia superó todas mis expectativas, académicas y personales”, subraya Diego. “Aprendí que el estudio de un ambiente debe contemplar muchas perspectivas, para lo cual los equipos multidisciplinares resultan imprescindibles. Al graduarme, en 2015, regresé a Perú y en dos meses logré incorporarme al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), una institución estatal con apenas dos años de creación y que pone en práctica el enfoque de paisajes y la gestión sostenible de los recursos de flora y fauna silvestre del país. Para mí, es el mejor lugar para poner en práctica todo lo aprendido en la UNAV, especialmente en dos de los componentes que llevé en el máster: investigación de la biodiversidad y gestión”, detalla el graduado.
A Sonia Noemí (MBPGS 2015) tampoco le resultó sencillo conseguir la beca Pronabec para venir a estudiar a Europa, más aún teniendo en cuenta que había estudiado Comunicación y quería optar a un posgrado entre un grupo mayoritario de postulantes de áreas científicas. Finalmente, no cejó en su empeño y en 2014 comenzó el Máster.
Una vez finalizado, asegura que lo recomendaría “porque permite explorar profundamente distintas especialidades, a través de los docentes. Conocer, por ejemplo, que existen paisajes sonoros a través de experiencias en campo donde se despejan dudas y se planten ideas creativas que se podrán aplicar en cualquier otra parte del mundo”. También señala la gran ventaja que posee Navarra de albergar, en pocos kilómetros, paisajes tan diferentes. “Y lo más importante”, resalta, “que en la Universidad de Navarra encuentras una familia que no esperabas, compuesta de compañeros y profesores que te contagian seguridad y optimismo”.
Y es que a Sonia no le ha ido nada mal después de cursar el Máster: “Al volver a mi país comencé a dar charlas en la Escuela de Biología de la Universidad Nacional de San Agustín y, en paralelo, he quedado seleccionada con un corto que fue parte de mi trabajo fin de máster en un festival de cine en Córdova (Argentina)”. “Además”, continúa, “he participado en un proyecto de caminos de árboles para el distrito de Miraflores, en Lima, que forma parte de un encuentro de ciudades sostenibles”. “Si es posible”, culmina”, “me gustaría dedicarme a la investigación en paisajes. No me veo en un trabajo cotidiano, sino reinventándome todo el tiempo, emprendiendo…”.