Una experta de EE. UU. dice que la publicidad mediática alienta el terrorismo
Los corresponsales de la BBC y Le Monde en España defienden en la Universidad un trabajo periodístico "emancipado de los políticos"
"Si los terroristas no contaran con la publicidad que les proporcionan los medios de comunicación, estoy convencida de que se reduciría la crueldad y el número de sus ataques". Con esta contundencia se manifestó Brigitte Nacos, profesora de Universidad de Columbia (EE. UU.), durante su ponencia en la 19ª edición del Congreso Internacional de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
En opinión de esta experta en comunicación política, existe un "matrimonio de conveniencia" entre los terroristas y los medios. "A los primeros les interesa conseguir la máxima difusión de sus actos violentos, y los segundos buscan noticias dramáticas y sensacionalistas porque creen que es lo que tendrá más éxito entre su público", señaló. Para Brigitte Nacos esta situación resulta aún más complicada porque los terroristas cuentan incluso con sus propios medios "y a través de Internet consiguen que su mensaje llegue a todo el mundo".
Por eso, advirtió sobre la responsabilidad de la prensa para evitar entrar en ese juego. "Es evidente que cuando ocurren atentados tan graves se rompen los esquemas; la gente tiene miedo y quiere saber qué hacer, ven una y otra vez las mismas imágenes, casi como una adicción. ¿Y qué deberían hacer los medios? Por supuesto, informar, sobre todo en cuestiones de servicio público, pero no recurrir a la violencia gratuita".
Según explicó, los periodistas americanos no están cumpliendo las pautas de actuación que establecieron para situaciones de crisis antes del 11S. A su juicio, esto se debe a que los medios "se encuentran en un entorno competitivo, donde lo que prima no son los valores periodísticos, sino el negocio puro y duro. Y a esto se suman las diferencias ideológicas y la explotación política de los hechos para conseguir sus propios fines". La consecuencia, dijo, es que se diluye la frontera entre la información de los hechos, la opinión y el entretenimiento. "Por ejemplo, es verdad que los periodistas no realizan las torturas, pero crean un peligroso clima de opinión deshumanizante en el que favorecen que otros lo hagan".
En este contexto, Brigitte Nacos insistió en la urgencia de realizar una revisión ética del trabajo periodístico "con el objetivo de que todos prioricen la difusión de los valores humanos en lugar de trabajar en beneficio de los terroristas".
Imparcialidad y honestidadEn este sentido se expresó también Marcelo Risi, corresponsal de la BBC en España. "Somos conscientes de que al cubrir un acto terrorista les estamos haciendo un favor y esto nos crea un serio debate interno. Al igual que nos preocupan los conflictos bélicos marcados por una agenda política. Pero en ocasiones nos vemos obligados a estar ahí porque no sabemos en qué momento deja de ser una ficción manipulada y pasa a ser una trágica realidad".
El corresponsal de la BBC hizo notar cómo para los medios españoles la cuestión del 11M sigue tratándose de un debate político. En su caso, aseguró que prefiere apostar por la imparcialidad y la honestidad. "No importa lo que los periodistas pensemos, debemos estar emancipados de los políticos porque servimos al público, no dependemos de votos electorales".
Por su parte, Martine Silver, corresponsal de Le Monde en nuestro país, afirmó que su trabajo consiste en "traducir la actualidad" para el lector. Y añadió que "los hechos son los hechos, por lo que en una noticia tenemos que plasmarlo tal cual, sin adjetivos calificativos y con todas las versiones de los afectados. Otro asunto es un artículo de opinión o de análisis que sí puede ser más valorativo".
Martine Silver reconoció que escribir para un público internacional exige un doble esfuerzo "porque debemos explicar hasta lo que parece obvio, ya que a veces nuestros lectores no disponen de información previa". De todos modos, apuntó que tras los acontecimientos del 11M al 14M, España se puso de moda en los medios europeos durante un tiempo. "Continuamente nos pedían informaciones y reportajes especiales. Esto nos permitió salir con frecuencia a la calle y hablar con la gente, más allá de los teletipos de agencias".