No hay un evento o un acto académico en las Facultades Eclesiásticas que para sacarlo adelante no cuente con la colaboración de los alumnos, y a él siempre se le puede ver involucrado en las tareas de grabaciones y ediciones de vídeo. Da igual el 50 aniversario de la Facultad de Teología que la celebración del Día del Patrón.

De casta le viene al galgo, suele decirse. Y es que Erick Arturo Linares, natural de El Salvador, es Licenciado en Publicidad; y hasta que descubrió su vocación sacerdotal era encargado de publicidad y gerente de logística en una empresa de seguridad. Llegó a la Universidad en 2014, con 28 años, y ya con 32, y a punto de finalizar sus estudios de Teología, se ordenará diácono en Pamplona el 16 de febrero.

Un año antes de su conversión, comenzó a participar en la cofradía de su parroquia. Se reunían los miércoles. Hasta entonces no se había involucrado especialmente en las celebraciones. Incluso había conocido, por algunos amigos, algunas sectas protestantes. Pero se daba cuenta de que no le llenaban.

Un día, durante una celebración, el sacerdote de su parroquia le invitó a acompañar al Santísimo en la procesión. “Yo no sabía qué tenía que hacer. Él me dijo, ‘lo único que tienes que hacer es seguir al Señor’. Y así lo hice”.

Aquella frase le marcó tanto que le hizo llorar. “La pregunta que me repetía una y otra vez era ‘¿Por qué has esperado hasta ahora?’. En el salmo 39 de la Biblia encontré la solución”, relata.

Tras hablar con su párroco, se deshizo de sus pertenencias e ingresó en el Seminario. Allí adquirió un compromiso con el Rosario, en el que asegura encontrar “mucha paz”. Pocos meses después el obispo de su diócesis le propuso venir a formarse a la Universidad de Navarra. 

“El oratorio de Bidasoa es un pequeño Pentecostés”

Cuenta, que en el oratorio del Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa, donde reside, ha descubierto un pequeño Pentecostés, pues allí se reflejan, a través de sus compañeros de diferentes países, la fraternidad y la universalidad de la Iglesia.

Lo que más le llamó la atención al llegar a la Facultad de Teología fue el esfuerzo que hacen los profesores por “servir al mundo”: “Me han enseñado a vivir la teología como lo hacen ellos. Por ponerte un ejemplo, es difícil hablar de la penitencia si uno no lo ha experimentado de verdad. Son cosas que no sólo están en un manual”.

A lo largo de sus cinco años de formación se ha encomendado en numerosas ocasiones en San Óscar Romero, recientemente canonizado. “En él he descubierto que para ser un buen sacerdote tengo que nutrirme de la gente. No me gustaría ser un ‘cura de oficina’ como decía el papa Francisco”.