Un experto aconseja a los padres implicarse en la educación afectivo-sexual de los hijos
Así lo indica Jokin de Irala, catedrático de Medicina Preventiva e investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, en su último libro "Nuestros hijos quieren saber... 60 preguntas sobre sexualidad"
"Padres y madres tienen un papel fundamental en la educación afectivo-sexual de sus hijos, porque son quienes mejor les conocen y porque desde el amor, la cercanía y el trato diario se puede ayudar mejor a un joven a educar su carácter y prepararse para el amor". Así lo indica Jokin de Irala, catedrático de Medicina Preventiva e investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, con motivo del libro que ha coeditado junto con Carlos Beltramo, Nuestros hijos quieren saber... 60 preguntas sobre sexualidad (EUNSA).
De Irala afirma que esta tarea es compleja en la actualidad: "El entorno está consiguiendo que demasiados jóvenes sean analfabetos afectivos que únicamente viven respondiendo a sus deseos". Por eso recomienda que los padres y madres "actualicemos nuestra formación para estar mejor preparados para responder a los retos educativos actuales y eduquemos la afectividad de los hijos continuamente desde muy jóvenes y adaptándonos a sus edades y a las circunstancias".
"El vehículo principal de esta educación son continuas y largas conversaciones sobre la amistad, el amor, los deseos, la sexualidad, etc.", precisa. En ese sentido, apunta que las vacaciones de verano son una época idónea para mantener estas charlas, ya que hay más tiempo para estar con los hijos.
"Si éstos no hacen preguntas –añade-, es una buena idea provocar conversaciones para explicar cosas que tengan que ver con lo que estamos viendo en la televisión, leyendo en los periódicos, viendo en la calle o nuestro entorno".
Personas sexuadas capaces de amar
Según el catedrático de la Universidad de Navarra, se da la paradoja de que, si bien la juventud está muy informada con datos sobre sexualidad, "coexiste con gran decepción, dolor y analfabetismo afectivo, sensación de infelicidad y fracaso en cuestiones relacionadas con el amor". Y apunta que es el resultado de "haber insistido demasiado en los aspectos biológicos de la información sobre sexualidad sin ayudarles a desarrollarse como personas sexuadas capaces de servir al prójimo, de amar, de sacrificarse por los demás". "Si la sexualidad se presenta simplemente como vehículo de placer personal en vez de como vehículo de encuentro y amor, eso les lleva inevitablemente a sentirse infelices", manifiesta. "No basta con tener información sobre el cómo de las cosas sino que también hay que conocer el por qué, el sentido que tienen", recalca. "Con mucha información sin una seria reflexión ética y del sentido de las cosas es fácil equivocarnos. Una educación sexual sin valores es una llamada a la experimentación sexual".
Por último, destaca que la educación del carácter "es el fundamento para que los jóvenes puedan tomar decisiones realmente libres, para que puedan, desde su asertividad, elegir que merece la pena reservar el don de su sexualidad para quien pueda asumir con ellos/as el compromiso de un proyecto familiar único, permanente, que sea una comunidad de amor y un entorno óptimo para la educación de sus hijos".