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Volver “La obligatoriedad de impartir una asignatura de educación sexual puede imponer planteamientos sin fundamento científico”

"La obligatoriedad de impartir una asignatura de educación sexual puede imponer planteamientos sin fundamento científico"

Según el profesor de la Universidad de Navarra Jokin de Irala, la educación afectivo-sexual es responsabilidad de los padres

14/12/09 16:44
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El profesor Jokin de Irala, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. FOTO: Manuel Castells

"La obligatoriedad de impartir educación sexual en la escuela plantea un problema: que se pretendan imponer planteamientos sin fundamento en las evidencias científicas actuales; cuestiones muchas veces opinables e incluso contrarias al interés general", afirma Jokin de Irala, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. El tema cobra actualidad ante la aprobación en el Congreso de los diputados de la nueva ley del aborto, en cuyos primeros artículos se establece la educación sexual de los niños a cargo del Estado.

Según este experto, "la responsabilidad de la educación afectivo-sexual es de los padres. Los legisladores deben garantizarles que puedan formar a sus hijos según sus valores y que todo el sistema educativo respete la diversidad de convicciones".

En este sentido, reivindicó una sana educación sexual y afectiva de padres y madres, apoyados por los docentes: "Ellos son quienes mejor conocen a sus hijos y quienes desde el amor, la cercanía y el trato diario pueden ayudar mejor a un joven a educar su carácter y prepararse para el amor". Para ello, apostó por que los progenitores actualicen su formación para responder así a los retos educativos actuales: "Por ejemplo, a través de la lectura de textos fundamentados en la medicina basada en evidencias, la participación en escuelas de padres o la realización de cursos de formación presencial o a través de Internet".

El profesor de la Facultad de Medicina aseguró que "la juventud recibe mucha información sobre sexualidad. Sin embargo, esta característica coexiste con cierto analfabetismo afectivo, sensación de infelicidad y fracaso en cuestiones relacionadas con amor". En su opinión, es el resultado de insistir en los aspectos biológicos de la información sobre sexualidad sin ayudar a los jóvenes a desarrollarse como personas capaces de amar: "Una educación sexual sin valores es una llamada a la experimentación sexual. Y la experimentación sexual, con o sin preservativos, está llena de riesgos".

Proteger la salud sexual sin eliminar al más débil
   
Por otra parte, señaló que la salud sexual y reproductiva debe protegerse desde la Salud Pública. "'Salud sexual y reproductiva' significa, entre otras cuestiones, decidir cuándo y cómo favorecer o evitar un embarazo", afirmó. Sin embargo, explicó que cuando hay embarazo "no se debe hablar de ‘derecho a la salud sexual y reproductiva' para ‘interrumpirlo', porque está en juego el derecho a seguir viviendo de otro ser humano: el más indefenso de la sociedad".

"En el siglo XXI -dijo el experto- tendríamos que ser capaces de poseer más imaginación y humanidad para solucionar un problema, donde están involucrados tres seres humanos (el no nacido y sus padres biológicos), sin necesidad de eliminar a uno de ellos". Asimismo, indicó que aducir la salud sexual y reproductiva para facilitar el aborto es un contrasentido "porque estudios actuales señalan las personas que abortan sufren más problemas de salud mental que aquellas que deciden seguir adelante con su embarazo".

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