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Volver La acústica es un factor esencial para el buen funcionamiento de muchos negocios

La acústica es un factor esencial para el buen funcionamiento de muchos negocios

Higini Arau, uno de los mayores expertos del mundo en acústica arquitectónica, ofreció una sesión en el Máster en Diseño y Gestión Ambiental de Edificios

15/03/12 12:30
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Higini Arau FOTO: Manuel Castells

Está considerado como uno de los mayores expertos del mundo en acústica arquitectónica. No en vano, entre los proyectos en los que ha participado el físico Higini Arau se encuentran la Scala de Milán, el Kursaal de San Sebastián, el Palacio Euskalduna de Bilbao, L'Auditori de Barcelona, el Gran Teatro Lírico del Liceu y el Baluarte de la capital foral. El experto, que imparte clases magistrales y cursos de máster en diversos campus y centros tecnológicos de España, visitó Pamplona para ofrecer una sesión en el Máster en Diseño y Gestión Ambiental de Edificios (MDGAE) de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.

¿Cómo debe ser la relación entre los acústicos y los arquitectos?
La colaboración desde el inicio es básica porque el acústico no puede ir por su cuenta. Ha de imbuirse dentro de la estética que quiere implantar el arquitecto. La arquitectura es fundamental: si un proyecto se afea por la acústica, aunque ésta sea fantástica, resulta un fracaso. Por otra parte, los arquitectos requieren del asesoramiento de acústicos, pues no pueden especializarse en todos los campos. Yo he pasado toda mi vida estudiando este ámbito.

Suelen decir que España es un país muy ruidoso …
Aquí hablamos mucho y en las salas muy reflectantes, resulta molesto. La acústica también debe cuidarse en los edificios en los que pasamos nuestro día a día y, afortunadamente, cada vez hay más mentalidad de confort. Muchos negocios también se han dado cuenta de que se trata de un factor esencial para su buen funcionamiento. Por ejemplo, colaboré en un caso muy complicado de de un restaurante: el propietario quería arreglarlo porque los clientes se marchaban debido al ruido que se formaba.

¿Qué medidas se deberían tomar en las ciudades para evitar la contaminación acústica?
Ahora, con la crisis, es difícil poner en marcha medidas, pero las autoridades deben darse cuenta de que la contaminación acústica redunda en la calidad de vida, y que ésta es necesaria para que la gente pueda descansar y, por tanto, rendir. Sobre todo, se trata de hacer un plan urbanístico adecuado: cuando los espacios mueren, hay que reconvertirlos y apostar por las zonas verdes; planear calles de una dirección en las que se circule a poca velocidad; a la salida de las rondas, colocar muros de pantallas en los edificios, vegetación…

¿Qué aportaciones hace el nuevo código técnico?
La ley siempre pretende que las cosas se hagan bien. De hecho, el código es más estricto y garantizará más confort. El problema es que hay mucha ignorancia sobre aislamiento acústico y absorción. Se obliga a cumplir una normativa, pero no se dan elementos para conseguirlo. Por ejemplo, se plantean problemas con las mediciones: el método de cálculo que obligan a seguir  tiene un error de entre el 30 y el 40%. En Europa aplican la ISO de Eddy Gerretsen, que propuso unas teorías de propagación del sonido suponiendo que las paredes fuesen homogéneas y que hubiese sólo una capa. Pero en la realidad no nos encontramos paredes de una hoja,sino de múltiples: se dan supuestos que la teoría no contempla.

¿El cumplimiento del nuevo código encarecerá las obras?
Sí. Antes sólo había techo, forjado, suelo, paredes y vidrios. Lo que piden ahora -suelo flotante, techos suspendidos…- supone más coste. Obviamente, repercutirá en la calidad de vida, pero a un precio más alto, y no hay que perder de vista la difícil coyuntura económica actual. Quizá se tendría que dar más libertad para abaratar los costes: algunas construcciones de antes eran más simples, pero cumplirían el actual código técnico.

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