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“Mujeres de todas las épocas han luchado por sobrevivir, cumplir sus sueños y dejar su legado a las siguientes generaciones”

La escritora Toti Martínez de Lezea participó en la III Jornada Sefarad del Instituto Cultura y Sociedad, donde presentó un libro de historias sobre mujeres sefardíes de la Edad Media

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Toti Martínez de Lezea lee un fragmento de su libro 'Voces de Sefarad' junto a Julia Pavón, investigadora principal del proyecto 'Creatividad y herencia cultural' del ICS.
FOTO: Natalia Rouzaut
15/03/19 13:02 Isabel Solana

Con La calle de la judería, la escritora Toti Martínez de Lezea se estrenó como novelista en 1998. A aquel título le siguieron otros que la han situado entre los autores imprescindibles de novela histórica en lengua castellana -y también en euskera-, como La abadesa, La herbolera o La sombra del templo.

Su libro más reciente, Voces de sefarad, recoge diversos cuentos sobre mujeres sefardíes en la España medieval, uno de ellos ambientado en la judería de (Estella) Navarra. Lo presentó en el marco de la III Jornada Sefarad, que se ha celebrado en esta edición bajo el título ‘Sefarad imaginada y representada' (literatura y cine documental en femenino). La iniciativa fue organizada por el proyecto ‘Creatividad y herencia cultural’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.

-¿Cómo ha tratado la literatura a los sefardíes? ¿Nos ha ayudado a comprender mejor esa parte de nuestro pasado y, de algún modo, a romper estereotipos?
Existe muy poca literatura concerniente a los sefardíes, por no decir ninguna. Sí la hay acerca de los judíos europeos, y más concretamente de los dramas vividos por estas comunidades en el siglo XX. De todos modos, solo hay que leer la obra de teatro El mercader de Venecia de Shakespeare para constatar en el personaje de Shylock los prejuicios existentes en épocas pasadas contra los judíos. No sabría responderte a la segunda pregunta, me gustaría pensar que sí, pero es difícil romper estereotipos anclados en el subconsciente, y menos a través de la novela teniendo además en cuenta los bajos índices de lectura.

-¿Y qué hay de los prejuicios de hoy? El antisemitismo está creciendo en Europa... ¿Acercar a la sociedad el pasado judío a través de la literatura puede ser un arma para combatirlo?
Desgraciadamente es así; es un hecho que tiene lugar cada cierto tiempo basado, ahora como antaño, en clichés muy alejados de la realidad. No creo que la Literatura sea un arma, más bien puede ser un medio, otra visión. Los sefardíes son parte de nuestro pasado, de nuestra historia, pero todavía hay gente que los identifica con usureros de nariz curva, cuando de hecho la inmensa mayoría ni era rica ni prestamista; los europeos judíos eran artesanos, comerciantes, médicos, poetas; también agricultores y pobres de necesidad, como el resto de la población.

- En el libro que ha presentado, ‘Voces de Sefarad’, las protagonistas son mujeres. ¿Cuál es el hilo conductor entre las mujeres que retrata? ¿Qué tienen en común?
En general no hay mucha documentación con nombre propio de la mujer medieval, cristiana, judía o musulmana, a menos que no sean reinas, santas y algunas otras, así que estos relatos son totalmente imaginados. Sin embargo, he aprovechado cada época histórica en las que sitúo estas narraciones, costumbres, leyes, hábitat, religión, lo poco que se sabe de ellas, para rememorarlas de alguna manera. Tienen en común lo mismo que la mayoría de las mujeres de cualquier credo: el deseo de superación en unas sociedades hostiles, llenas de prejuicios, en las que resultaba muy difícil tener personalidad propia.

- En sus novelas dibuja personajes femeninos valientes, que en ocasiones desafían a la sociedad en la que viven... ¿qué enseñan sus personajes a la mujer de hoy?
Bueno, no todos mis personajes femeninos son valientes; también los hay cobardes, sumisos, males madres e incluso un par de asesinas, pero sí, hay varios muy fuertes. No se trata de enseñar sino de mostrar una realidad, de recordar que, al igual que hoy en día y pese a estar prácticamente desaparecidas de la Historia, mujeres de todas las épocas han luchado por sobrevivir, sacar adelante a sus hijos e hijas, cumplir sus sueños y dejar su legado a las siguientes generaciones.

- Muchas de sus obras tienen como escenario el final de la Edad Media. ¿Qué desea subrayar de esta etapa de la historia?
Que me atrae enormemente y que, pese a las grandes plagas, las guerras interminables, las condiciones climatológicas que provocaron mortandades y miserias, es una época de inventos como la imprenta o... las gafas; de intercambios comerciales y descubrimiento de países lejanos, creación de bibliotecas públicas y normalización de las universidades, así como de magníficos pintores, músicos, escultores o constructores que establecieron las bases posteriormente utilizadas por los artistas del Renacimiento, por mencionar solo algunos aspectos de dicho período.

- ¿Cómo consigue ponerse en la piel de personajes de épocas tan alejadas de la actual, con otros valores y referencias?
He leído, y leo, muchos ensayos sesudos y artículos de revistas especializadas de todo tipo, visito lugares, museos... No vale con imaginar una trama; los personajes y los hechos han de ser creíbles, tener unas características concretas dependiendo de las épocas y de los lugares donde transcurre la acción; tienen que trabajar, hablar, actuar, comer, parir, morir... Mis personajes son por lo general gente de a pie, no documentados, pero existen leyes, juicios, contratos, menciones, que ayudan a recrear el momento. Por otra parte, básicamente los seres humanos no hemos cambiado; nuestras esperanzas, ambiciones o miedos son los mismos ahora que en otros siglos. El resto es hipótesis e imaginación.

- Como autora destacada de novela histórica, ¿puede explicar el porqué de su auge? ¿Por qué lectores de distintas generaciones conectan tan bien con el pasado?
Supongo que se debe al deseo de conocer de dónde venimos, y no todo el mundo tiene ánimo para leer un texto académico. En mi caso concreto, mi padre era un gran lector de ensayos históricos y me aficionó a la Historia desde muy joven. Cuando escribí mi primera novela, no se me ocurrió otro género pues este es con el que más disfruto, y el más presente en la Literatura universal. Sin embargo, bajo el epígrafe de “novela histórica” se apiñan numerosas obras que o no tienen nada que ver con lo histórico, o tienen poco de literatura. No se trata de hacer hablar a un rey o a un papa, conquistador o santo, sino de crear un argumento literario; y, por otra parte, es preciso limitarse a lo creíble, no inventar lo inverosímil para que quede bonito. Es necesario documentarse a fondo para escribir una novela que tiene lugar en un pasado no vivido por el/la autor/a, y tener en cuenta que el buen lector de este género es mucho más crítico y exigente que el de cualquier otro.

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