Fallece el sacerdote Amador García Bañón, primer secretario de la Facultad de Teología
Doctor en Derecho y en Teología, durante la primera década del centro académico impulsó la investigación y la docencia
Amador García Bañón, sacerdote y primer secretario de la Facultad de Teología, falleció el domingo, 14 de mayo en Almería, a los noventa años. Natural de Baza (Granada), se incorporó a la Universidad en el año 1964.
Junto con Alfredo García Suárez y José María Casciaro conformaron la primera Junta Directiva del entonces Instituto Teológico (1967 a 1970). Durante los tres años siguientes, fue director técnico del Instituto.
Incardinado en la Prelatura del Opus Dei, se ordenó sacerdote el 9 de agosto de 1964. Unos años antes, en 1959, defendió su tesis doctoral en Derecho en la Universidad de Granada sobre El beneficio de separación de la sucesión mortis causa. Una laguna del Código Civil español. Por sugerencia de don Álvaro D’ors, a quien conoció en un curso de verano en el Colegio Mayor La Estila (Santiago de Compostela), completó la investigación de su tesis y fruto de ello publicó en 1962 El beneficio de separación, en la Colección Jurídica de la Universidad de Navarra.
En 1963 defendió su tesis doctoral en Teología, en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Titulada Normalidad objetiva del contrato en el ámbito del bien común, posteriormente publicó de ella dos monografías editadas en EUNSA: Concepción unitaria del contrato (1968) y Principios para una fundamentación del derecho contractual (1975).
Amador García Bañón fue la persona que sugirió poner el crucero del Camino de Santiago que hay en el Campus (junto al Colegio Mayor Goimendi), el cual se instaló el 2 de octubre de 1978 con motivo del 50º aniversario de la Fundación del Opus Dei.
En la Universidad impartió las asignaturas de Historia de la Teología Contemporánea y Metodología Teológica hasta diciembre de 1978, momento en el que dejó la Universidad.
El profesor Josep-Ignasi Saranyana asegura que “esos diez años de dedicación al Instituto Teológico han dejado un recuerdo imborrable en los colegas, alumnos y administrativos (la plantilla había aumentado con la incorporación de Lourdes Ardanaz y María Jesús Bertolín). Su simpatía, su sonrisa inalterable, su capacidad de acogida y su atenta escucha estarán para siempre en la memoria de quienes lo hemos tratado. Descanse en paz tan buen sacerdote y docente”.
Obituario completo escrito por el profesor Josep-Ignasi Saranyana