Ruth Reinaldo, enfermera voluntaria de Cruz Roja: “Trabajando aquí se adquiere una responsabilidad muy importante y una satisfacción aún mayor”
Ruth es antigua alumna de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra y ayuda voluntariamente en los encierros durante las fiestas de San Fermín
Cada mañana a las 8:00h todo el mundo se prepara para ver el encierro en su recorrido histórico. Desde la tele, desde la radio o in situ. Sin embargo, para muchos otros el encierro empieza antes. Y no comienza en la cuesta de Santo Domingo sino en la Calle Leire y a las 6:30h. Allí está ubicada la sede de Cruz Roja Navarra donde se encuentran los equipos de atención sanitaria indispensables en cualquier encierro.
Al entrar, recogen sus uniformes y se reúnen por grupos. A la cabeza de cada equipo se encuentra el coordinador que durante la reunión da consejos, instrucciones y directrices para actuar. Médicos, técnicos y enfermeros salen con el material a cuestas y se sitúan en primera fila del vallado esperando oír el pistoletazo de salida. Los mozos en sus puestos se desean suerte para que no pase nada.
Una de las voluntarias que se encuentra ahí es Ruth Reinaldo (Navarra, 1985), antigua alumna de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra. Aun se acuerda del primer día que actuó en un encierro “se adquiere una responsabilidad muy importante y a la vez una emoción y satisfacción de formar parte de algo tan diferente”.
Ruth es enfermera en el Centro de Salud de Buztintxuri y es voluntaria en Cruz Roja desde 2010. Cuenta que el papel de una enfermera en las escenas de un encierro es “valorar la escena en la que ocurre el incidente y trabajar en equipo con el médico y el resto de compañeros” para gestionar debidamente el accidente. “La enfermera se encarga de canalizar vía venosa cuando proceda, toma de constantes vitales, administrar medicación por orden médica, inmovilización, y curas complejas entre otras”, afirma Ruth.
Muchos de los voluntarios que trabajan vienen de lejos, como es el caso de Humberto Guimaraes, enfermero venezolano afincado en Galicia. En lo alto de la valla se encarga de observar con mil ojos lo que pueda pasar durante la carrera. “Yo me apunté a Cruz Roja ya en Venezuela cuando aún estaba en el instituto. Al llegar a España seguí y llevo 22 años como enfermero en Cruz Roja. Trabajo aquí a nivel nacional y cuando hace falta vengo a Pamplona a ayudar”.
Marta Ortiz tampoco es navarra ni vive en Pamplona. Es catalana y viene desde Barcelona porque “hace 20 años me lo ofrecieron y pensé que era una oportunidad para aportar mi granito de arena y coger experiencia. Nunca decía que no a nada y aquí sigo…”, afirma. Entre todos hacen equipo para sacar adelante las dificultades que presente el encierro.
En el momento de actuación ante cualquier tipo de incidente –grave o más leve– todos colaboran. El trabajo en equipo debe ser una máxima en este trabajo ya que trabajan bajo mucha presión. “Para mí es muy importante trabajar en equipo y con un buen ambiente. Como suelen decir, si una pieza del reloj falla, falla el resto de la maquinaria, pues aquí pasa lo mismo”, cuenta Humberto. Marta, por su parte recomienda “charlar entre nosotros antes, se adquiere confianza con el resto de compañeros. Esto se ve reflejado en una mejor asistencia porque aprendemos diferentes maneras de trabajar, a ser flexibles y saber escuchar... siempre aportas algo pero sobre todo recibes mucho”.
El encierro acaba y todos vuelven a la sede. Recogen el material y, para muchos, empieza su jornada laboral en sus puestos de trabajo.