Los pasados 14 y 15 de noviembre la psicóloga Carmen Loureiro impartió una serie de sesiones a los alumnos de 2º curso de Psicología de la Facultad de Educación y Psicología. Estas clases se enmarcan dentro de la asignatura “Psicología de la motivación y la emoción”, que imparte el profesor Elkin Luis García.

Loureiro ofreció una serie de consejos a los alumnos a la hora de tratar a los pacientes en la primera sesión, como dejar que hablen y procurar que reflexionen. Asimismo, señaló la importancia de coger un ritmo lento para que el propio terapeuta se relaje y no descargue tensiones sobre los pacientes, junto con la no necesidad de  hacer frente al caso en la primera sesión.

También se incidió en el buen uso e interpretación del lenguaje no verbal, como la utilización del espacio entre el sitio del terapeuta y del paciente. Loureiro hizo hincapié en el posicionamiento base del paciente, es decir, cómo recibe el terapeuta al paciente: es importante recibir con agrado, disponibilidad y dar señales de apertura. Por otro lado, hay que aprender a observar al paciente (su ropa, maquillaje, cómo se sienta) para conocerle mejor.

A lo largo de las dos Jornadas de Habilidades Terapéuticas se remarcó la envergadura de ponerse al mismo nivel que el paciente, sin que ello suponga relajarse demasiado ni intimar con él proporcionándole información personal (autorrevelación). “Que el paciente se sienta escuchado, forma parte de la solución”, alegó la psicóloga.

Loureiro puso en valor la necesidad de enfrentarse a situaciones complicadas con el paciente: “Hay veces que nos toca trabajar con material doloroso, pese a que resulte desolador. Si no, les haríamos tirar el dinero a los pacientes… También hay que perder el miedo a la crítica con el paciente, perder el miedo a la confrontación”.

Cabe destacar el fuerte componente práctico de estas jornadas en las que los alumnos pudieron simular situaciones de consulta mediante el role playing, debates y análisis de vídeos. El role playing se centró en ejercicios en los que un alumno actuaba de psicólogo y otro de paciente junto con un observador y otros ejercicios en los que la propia Carmen Loureiro actuaba como pacientes que acudían por primera vez a la consulta. De esta forma, los alumnos podían compartir sus impresiones y experiencias en clase.