Rafael Ramis Barceló: “El derecho canónico es un órgano vital para la Iglesia”
El catedrático de Historia del Derecho reclamó en la Universidad de Navarra la necesidad de la armonización de los saberes eclesiásticos
“El derecho canónico es un órgano vital para la Iglesia y fundamental para depurar el conjunto de los saberes eclesiásticos en un sentido práctico”. Así lo afirmó en la Universidad de Navarra el profesor Rafael Ramis Barceló, catedrático de Historia del Derecho de la Universitat de les Illes Balears. Sus palabras se enmarcan en la conferencia que impartió en la Facultad de Derecho Canónico con motivo de la celebración de su patrón, San Raimundo de Peñafort.
Titulada ‘El derecho canónico y la armonización de los saberes eclesiásticos’, el profesor Ramis centró su mensaje en tres aspectos: en primer lugar, en los problemas de articulación de los saberes eclesiásticos, posteriormente hizo referencia al magisterio de los últimos papas y finalmente explicó cuál es, a su entender, el lugar del derecho canónico en la formación del ciclo institucional de Ciencias Religiosas, base común para la enseñanza de estos saberes.
Refiriéndose a la necesaria armonización de los saberes eclesiásticos, señaló que Occidente vive una extraordinaria decadencia intelectual, agravada por una infantilización cada vez más marcada y un auge del emotivismo, por lo que la Iglesia no debe ocultar su rico patrimonio de ideas, y las debe articular de manera coherente: “Los saberes eclesiásticos bien ordenados pueden dar un armazón válido desde el cual el católico puede luego empezar a formular preguntas”.
En este sentido apuesta por “el católico crítico e incisivo, inconformista e incómodo” en contraposición al “ignorante que por mala formación sólo es capaz de una crítica superficial, con argumentos de tercera mano”.
Una importante apuesta de la Iglesia para afrontar los retos del futuro
Para el profesor Ramis la filosofía, el derecho canónico y la teología no están ensambladas, de lo que surgen dos problemas graves: las facultades eclesiásticas están aisladas entre sí y los planes de estudio están desequilibrados. Por ello asegura que la misión más importante que tiene ahora la Iglesia para afrontar los retos del futuro “es renovar sus propios estudios, con el fin de que en las próximas décadas se entiendan los saberes eclesiásticos como un todo”.
Y concluyó: “Es posible cumplir el propósito de los papas y llevar a cabo la verdadera integración de los saberes eclesiásticos. No hay que cambiar tantas cosas, sino que hay que unir a las Facultades y reequilibrarlas, recordando la importancia de cada una de ellas y que la dispersión y las barreras entre estudios no hacen sino dificultar la misión espiritual de la Iglesia”.