"Es falso que en España haya una crisis de creatividad en el teatro. En España se están produciendo ahora más textos que nunca, y la mayoría se edita y se representa en los teatros alternativos". Así lo manifestó en la Universidad de Navarra el crítico José Monleón, que ha visitado el departamento de Literatura Hispánica con motivo del ciclo "El teatro español" .

"Mucha gente utiliza la escritura dramática para aclararse y en las comunidades autónomas hay un importante movimiento de autores, por eso no hay carencia creativa. Más bien creo que principal problema del teatro español actual es ganar en sinceridad, lograr un interés por lo colectivo a la vez que se defiende lo personal".

Y es que, según este valenciano residente en Madrid, "los problemas del teatro nacen de una desconfianza en lo colectivo, no muy congruente ante problemas sociales como el paro o los malos tratos a mujeres. Lo que pasa es que la gente va al teatro a entretenerse y nada más. Eso es lo que satisface las necesidades individuales. A las personas nos molesta que nos hablen de problemas colectivos. Por ejemplo, ante situaciones como la de El Ejido tendríamos que estar todos pegando gritos y no lo estamos".

Teatro y pensamiento democrático

Esto, lógicamente, repercute en el volumen de público que acude a las salas. Según Monleón, "cuando Paloma San Basilio y José Sacristán hacen 'El hombre de La Mancha', millones de personas lo quieren ver. Pero ante una función que plantea la responsabilidad de la sociedad en la condición de vida de los inmigrantes, ya no acude tanto público. Las personas no queremos que nos planteen preguntas que no nos hacemos cotidianamente".

Y el crítico, fundador y director de la revista Primer Acto, opina que "así terminaremos con la esencia de este arte, acabaremos convirtiéndonos en voyeurs que van a las salas a ver el problema de alguien, cuando el teatro en realidad nos afecta, nos tenemos que sentir identificados con lo que nos cuente".

Respecto a cómo está ayudando la política al teatro, Monleón ha explicado que "hay bienes que no pertenecen al plano político, y la cultura es uno de ellos. Constituye una conquista de la comunidad y debe ser apoyada. Nos pertenece a todos dentro de una sociedad democrática, y la cultura es un campo que debería ser protegido y cultivado, porque la cultura democrática se gesta en el pensamiento democrático, y éste se manifiesta de manera destacada en el teatro".