“Los padres quieren estar más presentes y sentirse parte del proceso de paternidad pero encuentran barreras que limitan su implicación”. Así lo explica Marta Vidaurreta, profesora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, en su tesis doctoral “Convertirse en padre: un viaje de ida, de pareja a equipo”.

Según esta investigadora, tanto el entorno familiar, como sanitario y laboral “dificultan que los hombres puedan ejercer de padres”. En este sentido, se refiere a cuestiones como el contenido y los horarios de las sesiones previas al parto así como a una cultura profesional que no fomenta el hacer uso del permiso laboral ni la asistencia a las sesiones previas al parto. Por otra parte, “la atención en los servicios de Maternidad, e incluso en Pediatría, es percibida por estos como muy maternal, sin un enfoque familiar”, subraya.

“Todo ello nos empuja a animar a que los profesionales de la salud se replanteen una atención más centrada en todos los miembros de la familia y ésta como unidad”, destaca la investigadora.

El objetivo de la tesis de Marta Vidaurreta era profundizar en el proceso de la paternidad primeriza identificando aquellos aspectos importantes que es necesario abordar en el acompañamiento a los padres: ¿qué sucede en la vida de un hombre que va a ser padre?, ¿cómo varía su vida de pareja?, ¿cómo modifica la rutina familiar?, o ¿cómo concilia la paternidad con su vida laboral?

“Ser padre por primera vez es un acontecimiento positivo y feliz pero también un proceso complejo y frecuentemente desconocido y olvidado. De hecho, se trata de un ‘viaje’ con varias etapas en el que el hombre, sólo al final, con el paso del tiempo y la percepción de normalidad, llega a sentirse padre y a percibir más control sobre su nueva identidad”.    

De pareja a equipo

La investigación recoge los sentimientos de incertidumbre que experimentan los padres al comienzo del viaje y cómo de esta etapa, se da a paso a una donde todo se centra en la madre. “Con muchas expectativas puestas en el parto, asumen este momento como crucial para poder recuperar una posición que les indique que ellos también existen, sin embargo, el entorno tanto familiar como sanitario y laboral no parece fomentar este paso al frente”, señala la experta.

La transición biológica que ocurre con el alumbramiento da lugar, con la llegada a casa, al comienzo de la transición social. “Será entonces, con el paso de tiempo y la percepción de normalidad, cuando se den las condiciones necesarias para ‘sentirse padre’. Un sentimiento estrechamente relacionado con la posibilidad de hacer: dar de comer y jugar con el bebé, bañarlo o enseñarle a andar”.

Finalmente, la propia pareja ve un desafío en esta nueva situación “que supone un esfuerzo por compaginar la vida de antes con la de ahora, saber gestionar los cambios y la nostalgia por la etapa anterior, destacando la necesidad de ajustarlas con su relación”. Sin embargo, a pesar de las dificultades, “los padres dejan entrever la necesidad de ese paso de ser una pareja a ser un equipo”.