Tomás Trigo publica el libro “Dios te quiere, y tú no lo sabes”
En este compendio de reflexiones personales, el autor anima a confiar más en Dios y a saberse querido por Él
El profesor de la Universidad de Navarra, Tomás Trigo, ha publicado el libro “Dios te quiere, y tú no lo sabes”. Editada por Casablanca Comunicación, la obra surgió cuando el autor percibió la necesidad de confiar más en Dios y de saberse querido por Él: «Busqué en la Sagrada Escritura, en las enseñanzas de la Iglesia, en los escritos de los santos y puedo decir que, con la gracia de Dios, “descubrí” un tesoro que me ayudó mucho en mi vida y espero que ayude también a otras personas».
Según el autor, este compendio de reflexiones personales se dirige a un público general, especialmente «a aquellos que no disfrutan del amor de Dios, a quienes no confían totalmente en Él y por eso van por la vida agobiados, inquietos, angustiados, con cara de invierno y de mal café, a pesar de saber que Dios es su Padre». Es esta realidad la que da título a la obra, pues «hay muchas personas –afirma– que no saben o no perciben en su corazón hasta qué punto son amadas por Dios».
Señala también que «para amar a Dios con todo el corazón y a los demás como Cristo nos ama, es preciso caer en la cuenta de que Él nos quiere con locura, hasta la muerte. Cuando te “enteras” de eso, de que Dios está enamorado de ti, es tan grande tu alegría que solo puedes vivir dando ese amor a los demás, como han dicho muchos santos».
Profesor de Teología Moral, Tomás Trigo subraya la necesidad de confiar totalmente en Dios, pues la desconfianza «me parece algo muy serio y muy dañino para la persona, fruto de una cultura antropocéntrica multisecular, que ha influido mucho en los cristianos, y cuyo ideal es la autosuficiencia y la autonomía del individuo», asegura.
En consonancia con la recién publicada exhortación apostólica del Papa Francisco, Gaudete et exsultate, también anima a dejar de considerar a Dios como un “colaborador externo” de nuestra salvación: «Es al revés: el protagonista, el que lleva sobre sus hombros el problema de la salvación de los hombres es Dios; nosotros somos tan solo sus colaboradores, porque Él nos concede esa gracia; y este cambio de perspectiva puede cambiar tu vida».