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“La formación en la Universidad es de primera línea en el campo internacional de la ciencia”

Enrique Domínguez (Química 07, Bioquímica 10 y PhD 12), es científico titular en el CSIC, a donde ha llegado tras realizar dos posdocs en Polonia y Rusia

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Enrique Domínguez
FOTO: Cedida
17/10/17 11:17 Laura Juampérez

- ¿Cuál fue la temática de tu investigación doctoral en la Universidad?
Realicé mi doctorado en el departamento de Química Orgánica y Farmacéutica, de la Facultad de Farmacia, bajo la supervisión de los profesores Juan Antonio Palop y Carmen Sanmartín. Durante mi doctorado sinteticé nuevos compuestos orgánicos que contienen selenio. El objetivo era obtener moléculas con una buena actividad antitumoral y antioxidante. La actividad antitumoral la evaluó un laboratorio colaborador en la Escuela de Enfermería de la Universidad Pública de Navarra; mientras que para determinar la acción antioxidante realicé en 2011 una estancia de investigación de 6 meses en la Universidad del Sarre, en Saarbrücken (Alemania), en el laboratorio del profesor Claus Jacob. Finalmente, en 2012 defendí mi tesis doctoral en la Universidad de Navarra, donde ya había estudiado Química y Bioquímica.

- Tras realizar el doctorado en la Universidad, ¿cuál fue tu primera experiencia laboral?
En 2013 inicié un postdoc de más de dos años en el Colegio Médico de la Universidad Jagiellónica de Cracovia (Polonia), donde investigué en la síntesis de nuevos agentes antiinflamatorios, y de inhibidores de los mecanismos de resistencia de las células tumorales a la acción de los medicamentos. Al terminar el trabajo postdoctoral, preparé las oposiciones a científico titular en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tras las cuales obtuve mi plaza actual.

Antes de incorporarme al CSIC hice un segundo postdoc en Rusia, en la Universidad Federal de Kazán. En este caso la línea de investigación fue muy diferente y se centró en la síntesis de nanopartículas de óxidos metálicos como nuevos catalizadores en los procesos de refinado del petróleo.

- Tras toda tu experiencia internacional, ¿cómo valoras la formación que habías obtenido en los grados de Química y Bioquímica?
Considero que la formación recibida en la Universidad de Navarra ha sido excelente, de primera línea. No solo por los conocimientos transmitidos, sino también por la cultura de trabajo y por la metodología.

En estos años he tenido la oportunidad de trabajar en universidades punteras de diferentes países europeos. En todas ellas me he sentido igual o mejor preparado que los profesionales formados en dichas universidades, a pesar de estar hablando, por ejemplo, de la Universidad de Cracovia-la más antigua y prestigiosa de Polonia- o de la Universidad de Kazán -cuna de la Química Orgánica gracias a los trabajos de Butlerov, Markovnikov, Arbusov y Zaitsev-.

- En la actualidad, ¿qué proyectos desarrollas en el CSIC?
Soy científico titular en el Instituto de Química Orgánica General del CSIC desde este año, y en este tiempo me he dedicado a poner en marcha mi laboratorio y mi grupo de investigación. De momento estoy solo, con la ayuda puntual de algún estudiante en prácticas o de Erasmus procedente de mis colaboradores internacionales, pero el objetivo es ampliar poco a poco el grupo, según vaya consiguiendo financiación para hacerlo.

La línea de trabajo que sigo es la misma de mi tesis doctoral (síntesis de selenocompuestos) pero con aplicación también en enfermedades infecciosas (bacterianas, virales, fúngicas) y en su capacidad de reversión de la resistencia del cáncer a medicamentos–en mi tesis me centré únicamente en acción antitumoral-.

Estoy muy contento con mi trabajo actual. Me da la posibilidad de investigar con continuidad en los temas que me gustan, sin tener los cambios de línea de investigación de los últimos años. Esto repercute mucho en la ilusión con la que se trabaja y la productividad resultante, ya que permite explorar hasta el final la línea que has tomado, y no ir saltando de un proyecto a otro.

- ¿Cómo aplicas en él las destrezas adquiridas en tu formación en la Universidad de Navarra?
Tanto la carrera como la tesis me enseñaron muchas técnicas, conocimientos y habilidades que hoy día aplico en la investigación: técnicas sintéticas, técnicas de purificación, análisis de espectros… La Universidad me dio una muy buena base que me sirve de apoyo, y que poco a poco voy mejorando con las nuevas técnicas que he ido aprendiendo en mis experiencias postdoctorales internacionales y en mi trabajo actual.

- Tras la experiencia en otros países, ¿crees que la formación científica en España está a la altura?
La formación científica en España en los planes de estudios previos a Bolonia era de mucha calidad, sin duda era una de las mejores de Europa. Lo que me preocupa es la calidad de la enseñanza previa a la Universidad, ya que, si los alumnos no llegan a la carrera con una base mínima, necesitan un tiempo para adquirir esos conocimientos iniciales, y eso impide que aprovechen sus estudios universitarios como hacíamos nosotros. En este sentido, es una pena que se estén dando pasos atrás en un campo tan crítico como la educación, que es la base de la riqueza de un país, junto con la investigación y la innovación.

- Si tuvieras que dar un consejo a un futuro alumno o a unos padres que dudaran si la Química o la Bioquímica “tienen salida”, ¿qué les dirías?
Los estudiantes nunca deberían decidir sus estudios en función de que “tengan salida”, de que “está de moda”, o de que “esa carrera la haga un amigo”. Lo que tienen que hacer es descubrir en la ESO / Bachillerato qué es lo suyo e “ir a por ello” con toda la dedicación e ilusión. Un estudiante que tiene la ilusión de estudiar la carrera que le gusta (aunque sea una carrera muy minoritaria), siempre obtendrá mejores resultados. De hecho, los mejores estudiantes de cada promoción siempre encuentran una salida satisfactoria, tarde o temprano; mientras que aquellos que sacaban la carrera sin sobresalir, sin estudiar demasiado porque no estaban motivados, son los que han pasado más dificultades en tiempos tan competitivos como los actuales.

Además, en la carrera se adquieren habilidades y conocimientos específicos, pero no menos importantes resultan los hábitos de trabajo, perseverancia, esfuerzo y constancia, que luego necesitarán en su vida profesional. Desde el principio han de ser conscientes de que el título no da el trabajo: se lo han de ganar día a día, y el seguir trabajando, en los buenos y en los malos momentos, creyendo siempre en ellos mismos y en sus posibilidades. 

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