Un proyecto pionero convierte botellines de vidrio reutilizables en dispositivos de iluminación
Jon Ander Garmendia y Peio López de Subijana, graduados de la Universidad de Navarra, son los autores de ‘Light Emitting Bottle'
Jon Ander Garmendia y Peio López de Subijana, graduados de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, son los autores de Ligh Emitting Bottle (LEB), unos pioneros dispositivos de iluminación construidos a partir de botellines de vidrio usados.
Estos elementos, sometidos a la tecnología adecuada, se convierten en ‘bombillas' con las que se pueden construir desde pantallas a dispositivos más sencillos, todo con un consumo energético reducido y con el valor añadido de reutilizar materiales.
¿Cómo surgió el proyecto?
Inicialmente pretendíamos crear una fachada reutilizando materiales u objetos susceptibles de segundas aplicaciones. De ahí que partiésemos de una botella de 33 cl. de una conocida marca de cervezas. La propuesta cobraba aún más sentido teniendo en cuenta que se estaba planteando para un proyecto de un espacio cultural y multiusos financiado por dicha marca. De esta forma, conseguíamos cumplir con dos objetivos: por un lado, crear una ‘piel' para el edificio con un aspecto contemporáneo, llamativo o diferente, y un reclamo publicitario y de marca muy importante. Todo ello adquiría una mayor relevancia considerando la ubicación del solar, junto al Teatro Arriaga en Bilbao.
¿Cuáles fueron los siguientes pasos?
A partir de este punto, fuimos desarrollando el módulo con la intención de obtener el máximo rendimiento tecnológico a la botella. Por ello pensamos en ella como posible píxel. Debido a su morfología y características técnicas, vimos la posibilidad de generar con ella grandes revestimientos multimedia con aplicaciones en campos como la arquitectura, instalaciones efímeras, escenografía, mobiliario urbano, señalización, escenarios musicales, etc. Para conseguir esto, utilizamos cada botella como una pequeña cámara de aire y aplicamos en ella el concepto y la técnica de los dispositivos de luz basados en descargas eléctricas. Generamos en cada cámara una luz de plasma de alto voltaje a baja presión e intensidad. De esta forma creamos los LEB, que emiten una luz de gran durabilidad, muy intensa y blanca, y que además no contienen vapor de mercurio.
¿Cómo tomó forma la idea de reutilizar botellas de vidrio para convertirlos en superficies lumínicas?
Todo surgió como respuesta al Proyecto Fin de Carrera planteado por Luis Maria Uriarte. Tras la entrega, nos presentamos y fuimos seleccionados para participar en la Feria Nacional de Emprendedores celebrada en el Bilbao Exhibition Centre, Emprende 2011. En un primer momento partimos de un diseño industrial, pero a raíz de la buena aceptación que tuvo el módulo, y de los diferentes contactos que hicimos, vimos la posibilidad de seguir desarrollando el proyecto, ¿por qué no? A partir de entonces, y gracias a la ayuda de un amigo ingeniero, pudimos desarrollar técnicamente los conceptos en los que basamos el LEB. De esta forma pasamos de tener un diseño industrial, a un modelo de utilidad.
¿Qué perspectivas de futuro tenéis para su comercialización?
Actualmente el proyecto esta estancado debido a los distintos compromisos laborales que tenemos. Además, se debe tener en cuenta que para llegar a comercializar un producto influyen muchos factores externos: inversión, estudio de mercado, viabilidad comercial, clientes disponibles… Es un proceso largo y laborioso. Los LEB están orientados a intervenciones puntuales de marcas de bebidas, con lo que su comercialización va ligada a las estrategias de marketing e imagen que posean grandes marcas como Coca-Cola, Heineken… Vemos en él grandes posibilidades como reclamo publicitario para edificaciones simbólicas como la fabrica de Coca-Cola en Fuenlabrada, o en intervenciones puntuales como los escenarios del Heineken Jazzaldia.
Recientemente visitasteis Silicon Valley con la Fundación Banesto, a través de su Programa Yuzz. ¿Cómo resultó la experiencia?
La experiencia en el Programa Yuzz ha sido muy positiva. Nos ha dado otra óptica diferente a la que se inculca en la Escuela. No olvidemos que el programa está orientado a desarrollar planes de viabilidad económica de servicios o productos. Tras un año, fuimos seleccionados como ganadores para el viaje a Sillicon Valley. Gracias a esta oportunidad tuvimos la suerte de vivir en primera persona la vitalidad y el dinamismo que se respira en la ciudad del emprendimiento, San Francisco. Como en todo, se sacan conclusiones positivas y negativas, si bien es cierto nos dimos cuenta que el entorno en Sillicon Valley es fundamental para que surjan ideas. Se prima mucho el trabajo en equipo -algo también muy asociado a la Escuela- y en todo momento están abiertos a nuevas iniciativas, por muy disparatadas que puedan parecer.
¿Cómo se enmarca este proyecto dentro de vuestra trayectoria profesional?
El proyecto surgió como respuesta a un enunciado del Proyecto Fin de Carrera, y con la intención de que nos sirviese como excusa para nuestros primeros pasos en la vida laboral. Este objetivo lo hemos cumplido, ya que incluso surgió un cliente interesado en crear la fachada de su local con los LEB. Además nos sirvió para poder formar parte del Programa Yuzz y seguir formándonos como profesionales. Todo esto ha podido ser gracias a la flexibilidad que permite trabajar con nuestros respectivos padres en sus estudios, Subijana-Merino y Garmendia Arquitectos. De esta forma hemos podido compaginar nuestra jornada laboral y los LEB, dedicando como es lógico, horas tras el trabajo y los fines de semana. Se ha de tener en cuenta que es imposible dedicarle tiempo completo, ya que ahora mismo el proyecto es deficitario. Es más un concepto que una realidad.
¿Qué os anima a perseverar en tiempos de crisis?
La situación actual es de sobra conocida por todos, y ahora "está de moda" innovar y emprender. La verdad es que, es un momento propicio para plantear soluciones diferentes. Hay una disposición a escuchar ideas. Nuestro propósito no ha sido el de emprender sino crear algo para que no se quedara en un cajón olvidado. El espíritu del arquitecto siempre ha estado orientado a mejorar sus proyectos, tanto en el plano compositivo, constructivo, social, por lo que de alguna manera hay una vocación de innovar. De hecho, nuestro objetivo en Yuzz era conseguir subvención para hacer un prototipo.
¿Con qué dificultades os habéis topado?
Una de las dificultades más grandes -y a la vez uno de los pilares de una idea convertida en un plan empresarial- es la financiación. En nuestro caso, hemos encontrado personas dispuestas a colaborar en esta área. Pero sin duda lo más difícil es crear un equipo de personas fiel, donde prime la transparencia y confianza entre las partes. La gente invierte en personas no en proyectos, esto es una de las cosas más importantes que hemos aprendido. Los dos somos personas inquietas, con ilusión y voluntad, esto ayuda a no darse por vencido. No sabemos si el proyecto verá la luz, comercialmente hablando. Pero de lo que estamos convencidos es que no hay que esperar a que las oportunidades vengan, sino que eres tú el que tiene que crear esas circunstancias para que aparezcan.